¿Quién es el Legislador?

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INTRODUCCIÓN

«¿Acaso ansían el juicio de la época de la ignorancia? ¿Quién mejor árbitro que Allah para los persuadidos?»
Sura Al-Ma’idah (5:50)

«Y que ésta es mi recta senda ¡Seguidla y no sigáis las demás sendas, para que éstas no os desvíen de la suya!…»
Sura Al-An’am (6:153)

Histórica y sociológicamente hablando, sabemos que el problema más grande afrontado por la humanidad ha sido el de la ley, el orden y la disciplina, pero desafortunadamente la humanidad misma es la causa de este grave problema.

La solución para este círculo vicioso es muy complicado debido a la arrogancia del hombre, ya que se considera a sí mismo una divinidad, su voluntad es ley, y sus deseos y caprichos son una orden.

Cuántos hombres padecen este problema mientras giran en torno al extravío, promulgando leyes y reglas muchas veces absurdas, que inventan y experimentan sin alcanzar un objetivo destacado u obtener algún buen resultado, por no estar capacitados para ello. En realidad, con esos errores, él incrementa la gran cantidad de errores que ya posee la humanidad y suma sus fracasos a la calamidad de los sufrimientos humanos.

De este modo, es evidente que este hombre descarriado y confuso, nunca se verá a salvo de una vida dura y cruel, mientras rechace y permanezca lejos del rumbo de su Exaltado Creador, Allah, y continúe ignorando el llamado y el Mensaje Divino.

Allah, el Omnipotente, ha mencionado claramente en el Sagrado Corán:

«En cambio, quien desdeñe mi Mensaje, llevará una mísera vida y, ciego, le haremos comparecer en el Día del Juicio. Dirá: ‘¡Oh, Señor mío! ¿Por qué me has hecho comparecer ciego, a pesar de que he sido vidente?’. Pero se le dirá: “Ello, porque te llegaron nuestras aleyas y tú las olvidaste; de igual manera, hoy, serás olvidado»

Sura TaHa (20: 124-126)

En este breve estudio trataremos de aclarar algunos aspectos de ese grave problema de la humanidad y explicar algo sobre sus dimensiones, de la siguiente manera:

· Una definición de Ley

· Una definición de Legislador

· Una explicación de la misión especial del Legislador

· Una comparación entre la Ley Islámica y la Ley Secular

UNA DEFINICION DE LEY

Si contemplamos el mundo a nuestro alrededor, la naturaleza de nuestra sociedad, así como la estructura de las relaciones y los eventos de nuestro entorno, nos damos cuenta de que todo en esta existencia, se sucede de acuerdo a un sistema perfectamente equilibrado y a un cálculo exacto.

El Universo con sus mundos de pensamiento, sociedad, vida, etc., está regido por la naturaleza de su existencia, por el modo en el que se desarrolla y por la vinculación de sus elementos a hechos universales, que organizan su rumbo, definen su función y su objetivo, y lo mantienen activo y eficiente.

Esto es motivado por potentes factores cósmicos y humanos entre los que están: el idioma y su uso; los sonidos y sus pronunciaciones; la meditación y sus ideas; el pensamiento y el rumbo de su movimiento; la voluntad y la manera en que se actúa a su respecto; la personalidad y su comportamiento; los instintos y sus inclinaciones, respuestas y expresiones; los sentimientos de amor y odio que afectan la conducta humana, las relaciones y las actitudes, y dan como resultado paz y felicidad, o crimen y tensión en la sociedad; el progreso o la declinación de la civilización en el rumbo de la historia; las variaciones y altibajos en las costumbres; la oferta y la demanda de productos y su especulación, escasez o acaparamiento; etc.

Además está la preservación de las características biológicas hereditarias y el equilibrio en su manifestación y desaparición; la dispersión de las estrellas, átomos, cuerpos celestes y enjambres cósmicos en sus respectivas órbitas, etc.

Todos esos fenómenos del universo siguen y siguen, en este mundo de materia, vida y pensamiento, y ocasionan cambios tales como biogénesis, nacimiento y extinción; y cada cosa se relaciona con los demás elementos, les afectan, o están influenciados por ellos de alguna manera, ya sea en una forma especial, en magnitudes determinadas, o en modos específicos de ejecución.

A tales modos de interacción y al orden que presentan los diferentes seres, fenómenos y eventos, les damos el nombre de “Ley”.

De este modo es obvio que la necesidad de la Ley es un hecho universal, requerido por cada evento, causa, fenómeno y asunto, ya sea natural o social.

Por lo tanto, a partir de esta regla universal e indefectible que rige sobre las actividades del hombre, su comportamiento y sus relaciones sociales, concluímos que la vida del ser humano requiere estar formulada dentro de un marco legal, que esté acorde a un procedimiento o sistema específico que preserve su existencia y concrete los objetivos humanos que indican la naturaleza de su constitución y delinean su marcha e interacción.

Cuando esas relaciones humanas en el campo de lo económico, político, social, etc., son sistematizadas en forma de reglas definidas, nosotros las llamamos leyes, cánones o Hudud, tados las cuales están dentro del área de la religión y constituyen una parte de la misma, ya que el ámbito de la religión es mucho más amplio que la mera organización de las relaciones externas del hombre en el espectro social.

En realidad, la religión organiza también el interior de la persona y la edifica moralmente. Abarca la fe, los ritos devocionales y las actividades personales del individuo, tales como: la manera de cómo mantenerse limpio, cómo comer, beber, vestirse, pensar, etc.

Por lo tanto, la Ley podría ser definida así: “Las reglas generales básicas que organizan el comportamiento de los individuos y que traen aparejadas consecuencias de parte del poder pertinente ante la exigencia de ello”. Esta definición es aplicable tanto a la Ley Secular como a la Islámica.

Esto cubre todos los aspectos de la vida humana: el aspecto social, político, comercial, administrativo, financiero, familiar, hereditario, laboral, transaccional, etc.

De este modo, es obvio que el objetivo de la existencia de la Ley Divina es someter los comportamientos y relaciones manifiestas entre los individuos, las sociedades y las naciones, a un marco equilibrado y calculado de organización y disciplina. Se considera así ya que en el Islam, la existencia no es un caos, un absurdo o una pérdida. Precisamente esto es lo que indican los siguientes versículos del Corán:

«¿Pensáis que os hemos creado en vano y que jamás seréis retornados a nosotros?»

Sura Al-Mu’minun (23:115)

«… Y originó todas las cosas y las armonizó prudentemente»

Sura Al-Furqan (25:2)

«… Porque, todo dimana de Él mesuradamente»

Sura Ar-Ra’ad (13:8)

«… A cada cual de vosotros le hemos dispuesto una ley y un proceder…»

Sura Al-Ma’idah (5:48)

UNA DEFINICION DE LEGISLADOR

«No adoráis en vez de Allah, sino meros nombres que inventáis vosotros y vuestros padres, para los cuales Allah no dispuso facultad alguna. En verdad que el juicio solamente pertenece a Allah, quien ordenó que no adoréis sino a Él. Tal es la verdadera religión; pero, la mayoría de los hombres lo ignora”

Sura Iusuf (12:40)

Si contemplamos los fenómenos de este mundo de una manera reflexiva, nos encontraremos descubriendo los secretos y lo profundo de la existencia; y si reflexionamos en el orden que gobierna a los seres, a la naturaleza y a la sociedad, descubriremos la conexión natural entre las leyes y la moral, así como la organización de las relaciones entre el individuo y la sociedad, por un lado, y el orden existencial y natural que organiza la naturaleza y la vida, por el otro. El hombre, de este modo, aparece como un ser de este universo que necesita de una organización natural al igual que las otras partes naturales del universo.

Esta visión unificada nos hace comprender que hay una ley universal común, a la cual el hombre y las otras partes de la existencia están sujetos.

Esta visión consciente y reflexiva nos ayuda a descubrir otro hecho importante: que el hombre y los demás seres de la naturaleza tienen un único origen, dirección y objetivo.

Allah, que es el Creador de Quien surge toda la existencia, es el que guía y organiza a las criaturas, y es la Gran Meta, hacia la cual el hombre y el universo se dirigen en una marcha evolutiva, compulsiva y voluntaria, donde cada uno es conducido de acuerdo al grado de su existencia y su potencialidad de perfección.

A través de este pensamiento y análisis unificados podemos descubrir que la totalidad de la existencia, incluyendo a la humanidad, está necesitada de una ley equilibrada y de un sistema ordenado, que organicen la vida del hombre sobre principios naturales y universales. Estas reglas estarían en armonía con su disposición, con sus características innatas y con los elementos de su existencia y sus actividades, teniendo en cuenta la condición del hombre como miembro de la gran y organizada Familia Universal.

Esta conclusión nos lleva a creer que Quien creó el universo y la vida y dispuso la existencia sobre la base de la precisión, la belleza, el orden y la infinita exactitud, no dejaría al hombre, que es un miembro de la gran familia de la existencia, apartado de la marcha de este orden general del universo, puesto que de esa forma se desviaría de la meta más grande del universo, que es la de la perfección, así como de la manifestación de la adoración a Allah y de la verdad de Su Existencia y Unicidad.

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Por lo tanto, el hombre adquiere una clara visión de la Ley Divina, la cual organiza su vida de acuerdo con la naturaleza y disposición humanas, a través de un programa y un orden evolutivo adecuados.

Al ser el hombre una criatura que posee voluntad y libre albedrío, cuyos objetivos de vida indican elección consciente, y cuyas reacciones voluntarias señalan su lucidez, Allah, Glorificado Sea, envió Mensajeros portando Sus Leyes para disponer ante el ser humano el procedimiento y el orden global que delinée su vida y actitudes, de acuerdo al propósito final de la existencia, que es evidenciar sumisión y adoración completas sólo a Allah.

Esta meta sólo puede ser llevada a cabo siguiendo sinceramente el sendero del Prudente Creador, y aferrándose a Su Mensaje, el cual fue expuesto al ser humano mediante los esfuerzos tenaces de Sus Mensajeros y Profetas.

Reflexionando en los versículos coránicos, comprendemos la esencia de esta idea, que es la de la vinculación del hombre a un orden natural y su necesidad de él. Esto es evidente en el Corán, cuando se dirige al hombre, de la manera expresada en el siguiente versículo:

«Por cierto que vuestro Señor es Allah, quien creó los cielos y la tierra en seis días; luego asumió el Trono. El envuelve la noche con el día que la sucede incesantemente. El sol, la luna y las estrellas están sometidas a Su arbitrio ¿Acaso no le pertenecen la Creación y la Potestad? ¡Bendito sea Allah, Señor del Universo!»

Sura Al-A’raf (7:54)

En este versículo el Corán explícitamente nos recuerda la hegemonía Divina sobre la existencia entera, así como la organización general del universo; de esta manera coloca al hombre dentro del marco de una existencia ordenada y coordinada, y descubre el lazo común entre “Creación” y “Potestad”, para demostrar el principio del Señorío Supremo (el cual es Soberanía, Administración y Dirección) para Allah solamente.

Esto claramente confirma que no es posible separar “Creación” de “Potestad”. Es imposible que el hombre se aparte del sistema de vida elegido para él por su Creador sin que eso implique su desvío y corrupción, ya que se alejaría del sólido sistema divino que está de acuerdo a la naturaleza existencial del ser humano.

El Corán se refiere a este vínculo legislativo-existencial en términos precisos:

«¿Acaso no le pertenecen la Creación y la Potestad? ¡Bendito sea Allah, Señor del Universo!»

Sura Al-A’raf (7:54)

«En verdad que el juicio solamente pertenece a Allah, Quien ordenó que no adoréis sino a Él. Tal es la verdadera religión; pero, la mayoría de los hombres lo ignora»

Sura Iusuf (12:40)

De este modo, al llevarnos a esta conclusión, el Corán enfatiza la esencia de la relación natural entre Creación y Legislación, para que descubramos una importante realidad ligada a la fe y al razonamiento, que: Aquel que originó la Creación, dispuso su existencia, asignó su meta y planificó su constitución, Él Mismo continúa siendo el Director Real, que designa para Sus criaturas el camino del progreso y el orden del movimiento.

Varios versículos del Sagrado Corán dan preeminencia a esta clara verdad, y nos capacitan para percibir que el principio de gobernar y mandar, o legislar y organizar, no le concierne a ningún ser humano, sino que es un asunto directamente relacionado a la Voluntad y Sapiencia del Creador.

Esto es porque organizar y legislar es una forma de relación entre el Creador y Sus criaturas, y un tipo de acción que expresa la adoración, o un estado de completa subyugación del hombre a su Señor.

Por lo tanto, la intromisión de cualquier otra parte que trate de organizar la vida humana y dictar reglas y leyes para concretar las diferentes actividades sociales e individuales, significa una asociación del poder de Legislación con Allah.

Atribuir esta autoridad (de legislar) a otro que no sea Allah sería una forma de adoración, sumisión y sometimiento a otro que Allah.

Es por esto que el Sagrado Corán dirige nuestra atención hacia esta grave e importante conclusión y advierte firmemente al hombre de no cometer este error:

«…Ciertamente que el juicio solamente pertenece a Allah, Quien ordenó que no adoréis sino a El…»

Sura Iusuf (12:40)

El Corán pone como ejemplo de quienes cometieron ese error a los Judíos y Cristianos, quienes abandonaron las leyes de Allah y Su sistema justo, y se sometieron a la voluntad de Rabinos y Sacerdotes que dictaron sus propias leyes y reglas contrariando al Mandato Divino. El Corán se refiere a ellos de este modo:

«Tomaron por Señores a sus rabinos y a sus monjes, en vez de Allah, así como al Mesías, hijo de María; cuando no se les ordenó adorar sino a un Dios Único ¡No hay más divinidad que El! ¡Glorificado sea de cuanto le asocian!»

Sura At-Taubah (9:31)

Los Imames de Ahlul Bait (P) han determinado la potestad que implica el término “señores”, el cual se menciona en esta aleya. Expresaron que este señorío se refiere a la obediencia ciega de los Judíos y Cristianos a las voluntades y deseos de sus líderes, quienes hábilmente distorsionaron las Leyes Divinas, para satisfacer sus propios intereses.

El Imam Ya’far As-Sadiq (P) fue consultado sobre el significado del versículo arriba mencionado, y dijo:

“Por Allah, que no les llamaban a que les adoraran a ellos mismos. Si les hubieran llamado para hacerlo, no les habrían obedecido. Sino que les declararon lícito lo ilícito y les prohibieron lo permitido. De este modo, les adoraron sin percibirlo”.

Lo anteriormente mencionado indica el significado real de los versículos del Sagrado Corán, que denuncian claramente el hecho de dar la autoridad de legislar a cualquier otro que no sea Allah, y que denominan a esta desviación incredulidad, abominación, injusticia e ignorancia. Asimismo, aquellos que promulgan y establecen leyes apartándose de la Voluntad y la Justicia Divina, son llamados corruptos, tiranos e incrédulos, como dicen los textos coránicos:

«…Mas quienes no juzgan conforme a lo que Allah ha revelado, en verdad que ésos son los corruptos»

Sura Al-Ma’idah (5:47)

«…Mas quienes no juzgan conforme a lo que Allah ha revelado, en verdad que ésos son los tiranos»

Sura Al-Ma’idah (5:45)

«…Mas quienes no juzgan conforme a lo que Allah ha revelado, en verdad que ésos son los incrédulos»

Sura Al-Ma’idah (5:44)

«¿Acaso ansían el juicio de la época de la ignorancia? ¿Quién mejor árbitro que Allah para los persuadidos?»

Sura Al-Ma’idah (5:50)

«¿No has reparado en quienes pretenden creer en lo que te fue revelado y en lo que fue revelado antes que a ti?; piden ser juzgados por el Déspota cuando les fue ordenado que renieguen de él. Pero Satanás quiere desviarlos profundamente»

Sura An-Nisa (4:60)

A través de los versículos mencionados por el Sagrado Corán nos damos cuenta de que el juicio no puede sino estar dentro de la Voluntad de Allah, ya que es una forma de sometimiento y adoración.

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