El Imam avanzó hacia su inflexible lucha a pesar de saber muy bien lo que acontecería. ¿Pueden ustedes imaginarse lo difícil y penoso que fue ese Yihad para el Imam(P)?
No es posible que a un ser humano no se le estremezcan los sentimientos por la tragedia del martirio de una gran persona pura e inmaculada como esa.
¿Qué persona libre que haya conocido los pormenores de esta tragedia y entendido sus objetivos, no puede sentir un vínculo afectivo con ella?
Esta fuente espiritual y afectiva, comenzó a fluir desde esa tarde en que Zainab (P) subió hacia lo que ahora se llama “la colina zainabí” y dirigiéndose a su abuelo el Mensajero de Allah exclamó:
“¡Oh Mensajero de Allah!. Que los ángeles de los cielos te bendigan. ¡He ahí que tu Husain que fue cubierto de sangre, sus miembros cortados, despojado de su turbante y vestimenta…”. De esa manera comenzó a relatar la tragedia del Imam Husain (P) en voz alta. Aún cuando quisieron callarla por lo estremecedor de sus palabras y lamentos, lo hizo tanto en Karbalá, como en Kufa, Damasco y Medina consecutivamente. Desde entonces las evocaciones de la tragedia surgieron como vertientes y así continua hasta nuestros días. Esta es la realidad de ‘Ashura.
La indiscutible realidad es que Allah, Glorificado y Exaltado Sea, preguntará al ser humano en el Día de la Resurrección acerca de las gracias que le confirió, y ciertamente que una de las gracias divinas más sublimes es la de evocar y rememorar la tragedia de ‘Ashura del Imam Husain (P).
Lamentablemente, nuestros hermanos musulmanes que no son shi’as se privan a sí mismos de esa gracia majestuosa y cuyos frutos podrían aprovechar si quisieran, como es el caso en muchos lugares.
La pregunta que aquí se plantea por sí misma es la siguiente: “¿Qué es lo productivo que se puede obtener de esas evocaciones y reuniones? ¿cuál es la manera de agradecer esa gracia?”
La respuesta a estas y otras preguntas similares corresponde que ustedes se la contesten a sí mismos.
Esta gran gracia es la que vincula directamente al corazón con las vertientes de la fe en Allah y lo metafísico, y es lo que hizo que los tiranos a lo largo de la historia temblaran de temor por ‘Ashura y por la tumba del Imam Husain (P). Este temor comenzó en la época de los Omeyas y ha llegado a nuestros días.
Ustedes mismos fueron testigos de un claro ejemplo de ese temor en momentos de nuestra bendita revolución, cuando llegaba el mes de Muharram; el régimen imperial ateo y corrupto no podía hacer nada por enfrentar ni dominar eficazmente a ninguna oposición.
Informes oficiales que permanecen de aquel período y que fueron emitidos por el régimen anterior, indican claramente que, con la llegada del mes de Muharram, su gobierno se perturbaba y desconcertaba, y su accionar se entorpecía y escapaba de las manos a lo largo y ancho del país.
Nuestro desaparecido Imam Jomeini, ese hombre sabio, prudente y de una profunda observación, supo como aprovechar los días de ‘Ashura precisamente para concretar uno de los sublimes objetivos del Imam Husain (P).
El mes de Muharram es el mes del triunfo de la sangre sobre la espada. Partiendo de esta premisa es que nuestro desaparecido Imam logró con sus delineamientos que, por la gracia y bendiciones de Muharram, la sangre triunfara sobre la espada en el Irán de Islam.
Entonces, necesariamente, tanto los sabios como la gente en general deben juntos sacar frutos de esta gracia divina en forma completa y constructiva. La gente en general puede hacerlo realizando y participando activa y seriamente en reuniones de duelo, y extender este último a todos los aspectos posibles.
Entonces, los integrantes de la comunidad islámica deben conocer el real valor y gran importancia de esas reuniones, así como de la participación concienzuda en ellas, disponiéndolas como un medio para profundizar el vínculo afectivo y personal con el Imam Husain (P), la familia del Profeta (BPD) y el espíritu del Islam y del Corán.
Esto es lo que respecta a la gente sobre la manera de aprovechar estas reuniones. En cuanto a lo relacionado con los sabios religiosos, el asunto es más complejo, ya que las reuniones de duelo se realizan sobre la base de la congregación de un determinado número de personas y la participación de algún disertante que asuma la conducción de las mismas para que la gente saque provecho de ella. Pero, ¿cómo deben ser realizadas estas reuniones de duelo? Esta es una pregunta dirigida hacia todos aquellos que sienten responsabilidad hacia esta cuestión.