Las súplicas “Rabbaniah”

Dedicación

Dedicamos este libro a la persona del Imam Mahdi (P)
-que Dios apresure su llegada- Esperanza de los seres humanos
Restaurador de la justicia sobre la Tierra
Destructor de ídolos
y avasallador de los arrogantes del mundo Instaurador de todos los valores humanos
Salvador de los pueblos oprimidos y descalzos del mundo
El que unificará la religión divina
El que recibirá a Jesús y rezará junto a él
El que liderará y comandará el único gobierno mundial El que traerá felicidad y bienestar para toda la humanidad
El que traerá bendición para todos los seres vivos… ¡Dios nuestro, cuéntanos entre sus partidarios
y los que esperan su llegada!

Fundación Cultural Oriente

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La súplica (Du’a)

La palabra du‘a significa invocar a Dios, rogarle. El du‘a, la súplica, es la comunicación del hombre con Dios, la confesión y manifestación de su fe, el medio por el cual se acerca a su Creador, encomendándose y vinculándose a Él, como una gota que se adhiere a un océano de Grandeza y Poder infinitos.

Así como no decimos que el alimento es únicamente para las personas debilitadas, tampoco el du’a, que alimenta el espíritu y perfecciona el alma, no es sólo para los débiles. El desarrollo sano y completo de todas las potencialidades humanas sólo es posible si el hombre conoce a Dios y Le ruega. Por ello el du’a no es un recurso para ser empleado únicamente en los momentos difíciles o peligrosos. Tampoco es una droga para que el hombre se olvide del mundo, de sus responsabilidades, de su trabajo y se encierre a adorar a Dios, sino que es preparación del alma y el cuerpo para actuar con el Poder de Dios, con Su Guía y adquirir mayor confianza y seguridad.

Dice el Sagrado Corán: «Aquéllos cuyos corazones se sosiegan con el recuerdo de Dios. ¿No es acaso cierto que con el recuerdo de Dios se sosiegan los corazones?» (12:28)
En ésta y otras aleyas, Dios dice que solamente con Su recuerdo se tranquiliza el hombre, no con dinero y cargos, familia, casas y otras posesiones. Es necesario, entonces que los hombres, en lugar de buscar el remedio a las crecientes enfermedades psicológicas que afectan a la sociedad de hoy en farmacias o costosos consultorios, recuerden más a Dios.

Dios, el Misericordioso, nos plantea la pregunta como un desafío para que no dejemos de intentarlo: «¿No es acaso cierto que con el recuerdo de Dios se sosiegan los corazones?»
Si una persona lee todas las noches del yumu‘a (viernes) el du‘a Kumail o diariamente otras importantes súplicas, sus problemas psíquicos, dudas y temores se desvanecerán.

Al momento de suplicar debemos considerar una serie de condiciones necesarias para que nuestro ruego sea escuchado.
Debemos saber a quién le suplicamos, en qué creemos y por qué creemos. En primer lugar, el suplicante debe conocer a Dios, el Altísimo. Dice el Imam Sadiq (la paz sea con él), explicando las condiciones de la súplica, considerando el Corán y las maravillas que Dios ha colocado sobre la faz de la Tierra: «Convence a tu corazón de la Majestuosidad y Grandeza divinas, ayúdalo a observar la sabiduría de Dios en tu interior, sabe que Dios conoce lo oculto de tu ser, la verdad y la falsedad (cuando hayas alcanzado este estado nacerá en ti apego y amor hacia Dios y podrás suplicarle con confianza)».

Y dijo también: «Por cierto que el creyente suplica a Dios, Majestuoso y Poderoso, ante la necesidad. Entonces, dice Dios, Majestuoso y Poderoso (a los ángeles que acatan sus órdenes): ‘¡Retrasad la respuesta, porque amo oír su voz y su ruego!’ Y dirá Él cuando llegue el Día del Juicio: ‘¡Siervo mío! Me suplicaste y demoré la respuesta, y a cambio de ello tu recompensa es tal y tal (enumerando mercedes paradisíacas). Y me has suplicado por tal y tal cosa, y también retrasé la respuesta, a cambio de ello mi recompensa es tal y tal (y vuelve a enumerar)’». Agrega el Imam: «El creyente dirá: ‘¡Ojalá no hubiese respondido ninguna de mis súplicas!’ (al contemplar lo maravilloso de la recompensa)».

Asimismo, varios versículos del Sagrado Corán destacan la importancia de la súplica. Podemos citar algunos en que Dios ordena a Sus siervos que le rueguen, pues Él ha garantizado Su respuesta:
«Diles: ‘¡Invocad a Dios o invocad al Graciabilísimo! Cualquiera de ambos Nombres con que Le invoquéis, Suyos son los más sublimes epítetos’.» (17:110)

«Vuestro Señor ha dicho: ‘¡Invocadme y os escucharé! Los que (llevados de su soberbia) no Me adoren, entrarán, humillados, en el Infierno’.» (40:60)

«Suplicad, pues a Dios con sincera devoción, aunque ello disguste a los incrédulos.» (40:14)
«¡Invocad a vuestro Señor, fervorosa e íntimamente, porque Él no aprecia a los que se exceden (los que violan la ley)! Y no corrompáis en la Tierra después de haberla pacificado e invocadle con temor y esperanza, porque la misericordia de Dios está al alcance de los bienhechores.» (7:55-56)

El Sagrado Corán nos enseña, también, la forma en que suplicaron los Profetas, siendo modelos de perfección para nuestras plegarias. La mayoría de ellas comienzan con el Atributo o Nombre divino Rabbana (¡Oh Señor nuestro!). También los ángeles y los siervos sinceros de Dios comienzan sus invocaciones con la palabra «Rabbana»:
«¡Oh, Señor nuestro! (Rabbana) Hemos sido injustos con nosotros mismos. Si no nos perdonas y Te apiadas de nosotros, seremos, ciertamente, de los que pierden.» (7:23)

«¡Oh, Señor mío! ¡Perdónanos, a mí y a mis padres, a quien entre en mi casa como creyente, a los creyentes y a las creyentes! ¡Y a los impíos no hagas sino perderles más!» (71:28)
«¡Oh, Señor nuestro! A Ti nos encomendamos y a Ti nos volvemos arrepentidos. Eres Tú el fin de todo.» (4:60)
«¡Oh, Señor mío! Tú me has dado dominio y me has enseñado a interpretar sueños. ¡Oh, Creador de los cielos y de la tierra! ¡Tú eres mi protector en la vida de acá y en la otra! ¡Haz que muera musulmán y júntame con los virtuosos!» (2:101)

La palabra Rabb designa un Atributo divino del cual depende eternamente la creación de Dios. Su significado en castellano es Criador, Señor, Amo, Dueño. Por ello Dios enseña a implorarle de este modo, porque Él es el Dueño, el que cría, el que administra todos los asuntos de Su creación. Es recomendable imitar y memorizar la forma en que los Profetas (P) ruegan a Dios.

Además, existen muchos hadices que narran las virtudes de la súplica:
Dijo el Profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia): «La súplica es el arma del creyente, es pilar de la religión y es luz de los cielos y de la tierra.» (Al-Kafi, tomo II, capítulo Ad-Du’a, pág 214).
Dijo el Profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia): «La súplica es el intelecto de la adoración.» (Bihár, tomo XCIII, pág. 300).

Dijo el Imam ‘Alí (la paz sea con él): «La súplica es el escudo del creyente.» (Mizan el Hikmat, t. III)
Dijo el Imam Ar-Rida (la paz sea con él): «Es vuestro de los Profetas.» Entonces le deber el tomar arma preguntaron: «¿Cuál es el arma de los Profetas?» Respondió: «La súplica». (Al-Kafi, tomo IV, pág. 216).

A continuación os presento una combinación de súplicas que suelo recomendar y que mis estudiantes insisten en llamar ‘Las súplicas Rabbaniah’. Es aconsejable decirlas cuando se procura la salud, seguridad y armonía, así como en los momentos difíciles, de temor, peligro; y especialmente durante el viaje. Dios mediante, quien así lo haga, tendrá seguridad y estará a salvo de las calamidades.

Huyyatulislam Mohsen Rabbani Fundación Cultural Oriente
Julio 2009

Las súplicas “Rabbaniah”
Las Súplicas Rabbaniah consisten en decir:
1) Diecinueve veces la Basmallah1:
Bismil·lâhi-r rahmâni-r rahîm
En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso

2) Catorce Salawat (Salutaciones al Profeta y a la Gente de su Casa):
Al·lâhumma sal·lî ‘alâ muhammadi-w wa âli muhammad ¡Dios nuestro! Bendice a Muhammad y a la familia de Muhammad.

3) Siete veces la súplica:
Bismil·lâhi-r rahmâni-r rahîmi, ua lâ haula ua lâ quwata il·lâ bil·lâhi-l ‘alîi-l ‘adzîmi
En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
No hay fuerza ni poder sino en Dios, el Altísimo, el Infinito1. 4) Una vez la ‘Aleya del Escabel’: Ayat-ul-Kursi
(Corán 2:255-257):

Allah:u la ila:ha illa hual hayyul qayyu:m la ta’judhuhu sinatun ua la naum lahu ma fis sama:ua:ti uama fil ard: man dhal ladhi yashfa’u ‘indahu: illa biidhnihi ya’lamu ma bayna aydi:him wa ma jalfahum ua la yuhi:t:una bishay’in min ‘ilmihi illa bima sha:’a uasi’a kursi’yuhus sama:ua:ti ual ard:a ua la ya’u:duhu hifz:uhuma ua huual ‘ali:yul ‘az:i:m (255)

¡Dios! No hay más dios que Él, el Viviente, el Subsistente. Ni
la somnolencia ni el sueño se apoderan de Él. Suyo es lo que está en los cielos y en la tierra. ¿Quién podrá interceder ante Él si no es con Su permiso? Conoce su pasado y su futuro, mientras que ellos no abarcan nada de Su ciencia, excepto lo que Él quiere. Su Trono se extiende sobre los cielos y sobre la tierra y su conservación no le resulta onerosa. Él es el Altísimo, el Grandioso. (255)

La ikra:ha fid di:ni qad tabayyanar rushdu minal gay:i faman yakfur bit:t:a:gu:ti ua yu’mim bil la:hi faqadi-stamsaka bil ‘uruatil uzqa la-nfis:a:ma laha ual la:hu sami:’un ‘ali:m (256)

No cabe coacción en religión. La buena dirección se distingue claramente del descarrío. Quien no cree en los taguts y cree en Dios, ese tal se ase del asidero más firme, de un asidero irrompible. Dios todo lo oye, todo lo sabe. (256)
Alla:hu uali:ul ladhi:na ‘a:manu yujriyuhum minaz:z:uluma:ti ilan nu:r ua ladhi:na kafaru: aulia:’uhumut: t:a:gu:tu yujriyuhum minan nu:ri ilaz: z:uluma:t ‘ula:’ika as:ha:bun na:ri hum fi:ha ja:lid:un (257)

Dios es el Amigo de los que creen, les saca de las tinieblas a
la luz. Los que no creen, en cambio, tienen como amigos a los taguts, que les sacan de la luz a las tinieblas. Ésos morarán en el Fuego eternamente. (257)
5) Once veces la sura ‘La sincerdad’ (Al ijlas)1:
Bismil·lâhi-r rahmâni-r râhîm
En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso

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1 Narró el Profeta Muhammad (PB) que es preferible leer esta sura tres veces antes de dormir y la recompensa para quien lo haga es la misma que la del que ha leído el Corán completo.
– Dijo el Imam Sadiq (P): «Mi padre decía “La sura ‘La Sinceridad’ (Al Ijlás) equivale a un tercio del Corán»
– Durante una reunión nocturna el Profeta Muhammad (PB) se encontraba rezando. Tras terminar una oración, le preguntó a su hija Fátima Az-Zahra (P): «¡Oh Fátima! ¿Has leído el Corán (esta noche)?» Ella (P) dijo: «¿Cómo puedo leer el Corán en tan poco tiempo?» Entonces el Profeta (PB) respondió: «Si antes de dormir dices tres veces la sura Al Ijlas, es como si hubieses leído todo el Corán.» El Profeta (PB) prosiguió sus rezos, luego volvió a preguntarle a Fátima (P): «¿Has hecho la Peregrinación Menor (esta noche)?» Ella (P) dijo: «¿Cómo podría hacerla (esta noche)?» Y el Profeta (PB) contestó: «Di “subhana Al-lahi, ual-hamdu lil-lahi ua la ilaha il-la Al-lahu ual-lahu akbar”.». Posteriormente, el Profeta (PB) le dijo: «¿Has complacido a los Profetas de Dios?» Fátima (P) preguntó: «¿Cómo puedo hacerlo?» Y el Profeta (PB) respondió: «Debes decir un salawat y agregar “la paz sea con todos los Profetas y Mensajeros de Dios”»
– Narró el Mensajero de Dios (PB): «Quien durante su viaje diga once veces la sura ‘La Sinceridad’, Dios lo protegerá de todo mal.»
– Dijo el Imam Ali (P): «Quien después de la oración de la madrugada diga once veces la sura ‘La Sinceridad’, estará exento de que ese día se le escriban sus pecados al contrario de lo que desea el demonio.»
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Qul huwa Al.lahu ahad (1) Di: «¡Él es Dios, Uno, (1)
Al.lahus: s:amad (2)
Dios, el Eterno. (2)
Lam yalid ualam yulad (3)
No ha engendrado, ni ha sido engendrado. (3)
Ualam yakul lahu kufuwan ahad (4) Y no hay otro semejante a Él». (4)
6) Una vez las cuatro suras que comienzan con la palabra ْﻞ ُﻗ /Qul/ (Di), es decir las suras 109: Los incrédulos (Al kafirun), 112: La sinceridad (Al Ijlas), 113: El alba (Al falaq), 114: La gente (An nas).
Los incrédulos (Al kafirun)
Bismil·lâhi-r rahmâni-r râhîm
En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso
Qul ya ayyuha alkafirun (1)
Di: «¡Infieles! (1)
La a’abudu ma ta’abudun (2)
Yo no sirvo lo que vosotros servís. (2)
Ua la antum ‘aabiduna ma a’abud (3)
Y vosotros no servís lo que yo sirvo. (3)
Ua la ana ‘aabidun ma ‘abadtum (4)
Yo no sirvo lo que vosotros habéis servido. (4)
Ua la antum ‘aabidun ma a’abud (5)
Y vosotros no servís lo que yo sirvo. (5)
Lakum dinukum ualiya din (6)
Vosotros tenéis vuestra religión y yo la mía”. (6)
‘La sincerdad’ (Al Ijlas)1
El alba (Al falaq)
Bismil·lâhi-r rahmâni-r râhîm
En el nombre de Dios, El Compasivo, El Misericordioso
Qul a’udhu birab bil falaq (1)
Di: «Me refugio en el Señor del alba (1)

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min sharri ma jalaq (2)
del mal que hacen sus criaturas, (2)
ua min sharri ghasiqin idha uaqab (3)
del mal de la oscuridad cuando se extiende, (3)
ua min sharrin naf fadhati fil ‘uqad (4)
del mal de las que soplan en los nudos, (4)
uamin sharri hasidin idha hasad (5)
del mal envidioso cuando envidia.» (5)
Bismil·lâhi-r rahmâni-r râhîm
En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso
Qul a’udhu birab bin nas (1)
Di: «Me refugio en el Señor de los hombres, (1)
Malikin nas (2)
el Rey de los hombres, (2)
Ilahin nas (3)
el Dios de los hombres, (3)
min sharril uas uasil jan nas (4)
del mal de la insinuación, del que se escabulle, (4)
al ladhi yu uas uisu fi s:udurin nas (5)
que insinúa en el ánimo de los hombres, (5)
minal yin nati uan nas (6)
sea genio, sea hombre». (6)

7) Seis veces la siguiente súplica:
Bismil·lâh ua billah amanto billah tauakaltu alallah maasha Allah lâ haula ua lâ quwata il·lâ bil·lâh
En el nombre de Dios, creo en Dios, me encomiendo y confío en Dios. Lo que quiera Dios ha de suceder.Y no hay fuerza ni poder sino en Dios.1
8) Una vez la siguiente súplica2:
Bismil·lâhi, ua lâ haula ua lâ quwata il·lâ bil·lâhi. Al hamdu li-l·lâhi-l ladhî hadinal hadha.

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1 Sobre esta súplica narró el Imam Kazim (P): «Cuando salgas de tu casa, ya sea de viaje o no, di esta súplica.»
2 Narró el Imam Kazim (P) citando un hadiz del Mensajero de Dios (PB): «Si una persona que aborda un medio de trasporte dice esta súplica, Dios la protegerá tanto a ella como a su medio de transporte.»
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“Subĥāna Al-Ladhī Saj jara lanā hādhā wa mā kunnā lahu muqrinīn.” (Q. 43:13)
En el nombre de Dios. Y no hay fuerza excepto la de Dios, gracias a Dios que nos ha dirigido a eso.
«¡Glorificado sea Quien ha puesto esto a nuestro servicio! Pues ¡Nosotros no hubiéramos podido hacerlo!» (Corán 43:13)
9) Decir la salutación a los Profetas e Imames:
As-salâmu ‘alâ âdama safuati-l·lâhi,
¡La paz sea sobre Adán, el elegido de Dios!
As-salâmu ‘alâ nûhin nabîi-l·lâhi,
¡La paz sea sobre Noé, el profeta de Dios!
As-salâmu ‘alâ ibrâhima jalîli-l·lâhi,
¡La paz sea sobre Abraham, el amigo de Dios!
As-salâmu ‘alâ mûsâ kalîmi-l·lâhi,
¡La paz sea sobre Moisés, la palabra de Dios!
as-salâmu ‘alâ ‘îsâ rûhi-l·lâhi,
¡La paz sea sobre Jesús, el espíritu de Dios!
as-salâmu ‘alaika iâ rasûla-l·lâhi,
¡La paz sea sobre ti! ¡Oh, Mensajero de Dios!
as-salâmu ‘alaika iâ jaira jalqi-l·lâhi
¡La paz sea sobre ti! ¡La mejor de las criaturas de Dios!
as-salâmu ‘alaika iâ safîia-l·lâhi,
¡La paz sea sobre ti! ¡Oh, elegido de Dios!
as-salâmu ‘alaika iâ muhammad-bna ‘abdi-l·lâhi jâtama-n
nabina,
¡La paz sea sobre ti! ¡Oh, Muhammad hijo de ‘Abdul·lâh, el sello de los profetas!
as-salâmu ‘alaika iâ amîri-l mu’minîna, ‘aliîa-bna abî tâlibin,
Uasîia rasûli-l·lâhi,
¡La paz sea sobre ti! ¡Oh Príncipe de los Creyentes ‘Alî hijo de Abî Tâlib, el sucesor del Mensajero de Dios!
as-salâmu ‘alaika iâ fâtimatuta, saîidata nisâ’i-l ‘âlamîna, ¡La paz sea sobre ti! ¡Oh, Fátima, Señora de las mujeres del
mundo!
as-salâmu ‘alaikuma iâ sibtaî nabîie-r rahmati ua saîidaî shabâbi
ahli-l jannati,
¡La paz sea sobre vosotros dos (Imâm Hasan y Husaîn)! ¡Oh, nietos del Profeta de la Misericordia y los señores entre los jóvenes del Paraíso!
as-salâmu ‘alaika iâ ‘aliîa-bna-l husaini saiîda-l ‘âbidîna ua
qurrata ‘ainîn nâdzirîna,
¡La paz sea sobre ti! ¡Oh, ‘Alî hijo de Husaîn! ¡El señor de los adoradores y luz de los ojos de los observadores!
as-salâmu ‘alaika iâ muhammada-bna ‘alîin, bâqira-l ‘ilmi
ba‘da-n nabî,
¡La paz sea sobre ti! ¡Oh, Muhammad hijo de ‘Alî!, ¡El que desmenuza el conocimiento después del Profeta!
as-salâmu ‘alaika iâ ÿa‘fara-bna muhammadin, is sâdiqa-l
bârra-l amîn
¡La paz sea sobre ti! ¡Oh, Ya‘far hijo de Muhammad! ¡El veraz, el caritativo, benefactor y confiable!
as-salâmu ‘alaika iâ mûsa-bna ÿa‘far at-tâhîra-t tuhra, ¡La paz sea sobre ti! ¡Oh, Mûsâ hijo de Ya‘far, el inmaculado y
puro!
as-salâmu ‘alaika iâ ‘aliî-bna mûsâ-r rida-l murtadâ,
¡La paz sea sobre ti! ¡Oh ‘Alî hijo de Mûsâ, el complacido y satisfecho!
as-salâmu ‘alaika iâ muhammada-bna ‘alîin -at taqîia, ¡La paz sea sobre ti! ¡Oh Muhammad hijo de ‘Alî, el piadoso!
as-salâmu ‘alaika iâ ‘alîia-bna muhammadin an-naqîia-n
nâsiha-l amîn
¡La paz sea sobre ti! ¡Oh ‘Alî hijo de Muhammad, el puro y confiable consejero!
as-salâmu ‘alaika iâ Hasana-bna ‘alîin -al ‘askarî,
¡La paz sea sobre ti! ¡Oh Hasan hijo de ‘Alî,
as-salâmu ‘alaika iâ huÿÿat ibni-l hasani-l qâîimi-l mahdî ¡La paz sea con Al-Huyyat (la Evidencia o prueba), el hijo de Al-
Hasan , Al-Qa’im (el que se levanta en pro de la justicia), Al Mahdi (el bien guiado)!
Luego debe leerse la súplica para el Imam Mahdi (P):
al·lahumma kun li walîikal huÿÿat ibnil hasan, salawâtuka ‘alaihi wa ‘alâ abâ’ih,
¡Dios mío! Sé para tu walî, Al Huyyat Ibn Al-Hasan, que Tus bendiciones con él y sus padres,
fi hâdhihis sâ’ati wa fi kul·li sâ’ah, walîian wa hâfidzan wa qâ’idan wa nâsiran wa dalîlan wa ‘ainan,
en esta hora y en toda hora, Protector, Defensor, Guía, Auxiliador, Orientador, y Guardia,
hattâ tuskinahu ardaka taw‘an wa tumatti‘ahu fîha tawîla
hasta que le hagas habitar en Tu tierra siendo obedecido y le hagas disfrutar en ella largamente.

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