Revelando el Misterio del Jiyab
El Jiyab no es solo una prenda de vestir, lo más importante de usar el jiyab es el comportamiento, los modales y la manera de cómo se hab la en público. El velo es una externa manifestación de un compromiso interno al adorar a Allah – simboliza un compromiso de piedad.
Las mujeres musulmanas norteamericanas hoy en día están descubriendo el Islam puro revelado por Allah [Dios] al Profeta Mujammad (Paz y bendiciones sean sobre él), hace mas de 1,400 años, pero sin ninguna de las contradicciones de la cultura ances- tral. Consecuentemente están compr ometidas en un largo ejercicio de r edescubrirse ellas mismas, lo que significa ser humano, musulmán, pero sobretodo una mujer musulmana. Usar un v elo que cubr e la cabeza (jiyab) es una parte importante para su expe- riencia espiritual. Una de las preguntas más comunes de hoy hechas a m usulmanes y no m usulmanes es: “¿Por qué las m ujeres musulmanas cubren sus cabezas?”. La respuesta es muy sencilla, las mujeres musulmanas cubren sus cabezas porque de esta man- era Allah se los ha mandado:
¡Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran con el manto. Es lo mejor para que se las distinga y no sean molestadas. Allah es indulgente, misericordioso… (Qur’an 33:59)
Los musulmanes creen que su único pr opósito en esta vida es la de adorar aAllah solo sin ningún copar- ticipe, de acuerdo a sus instr ucciones que han sido reveladas enelSantoQur’an, y através delas enseñanzas del Pr ofeta Mujammad (paz y bendiciones sean sobre él). De acuerdo a esto, usar el jiyab es un acto de obediencia a Allah y por lo tanto repre- senta algo básico y primordial al usarlo.
Los medios de com unicación están r epletos hoy en día de generalizaciones acerca del Islam y los m usul- manes. Las musulmanas que cubren sus cabezas son frecuentemente estigmatizadas injustamente, son señaladas por un lado como opr imidas, y por otr o como fanáticas y fundamentalistas . Ambos señalamientos son totalmente erróneos e imprecisos. Ciertas descripciones no solo no r epresentan los fuertes sentimientos de las m ujeres al usar el jiy ab, sino que también fallan al conocer el coraje y la iden- tidad que el jiy ab les da. Incluso hay prohibiciones para usar el jiyab en algunos países. Cuando se le pre- guntó a Aminah Assilmi, una cristiana revertida al Islam dijo: “Pedirme salir sin mi jiyab sería como pedirle a una monja salir sin blusa, me asombra, pero no puedo mas que preguntarme que pasaría si ellos hubiesen pedido a María (la paz sea con ella) la madre de Jesús (Paz y bendi- ciones sean con él) destapar su cabello.”