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Existe un hueco entre los derechos de las mujeres señalados en el Qur’an y la realidad frecuente en el mundo musulmán. Sin embargo, las imágenes de las mujeres musulmanas como ignorantes, oprimidas y sometidas están estereotipadas. No se hace justicia al largo número de mujeres musulmanes quienes cuya convicción dentro de los conceptos Islámicos está la coherencia de familia, felicidad e individualidad y su sentido de auto cumplimiento.

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El estatus de la mujer en el Islam

Los derechos y responsabilidades de las mujeres son iguales al de los hombres, pero no necesariamente idénticos. Esta diferencia es entendible porque hombres y mujeres son diferentes física y psicológicamente.

El estatus de la mujer en el Islam es una cuestión pertinente de nuestros tiempos; esto debido a la divergencia de prácticas culturales en el mundo Musulmán desde la perspectiva Islámica-como la percepción errónea en Occidente de que Islam oprime a las mujeres.

Si se hace un estudio objetivo y comparativo de las fuentes originales del Islam con la posición de las mujeres en la era preislámica, podremos observar que para las mujeres el Islam es una bendición espe- cial.

“Antes del Islam,” escriben los autores del Atlas Cultural del Islam, “una mujer era considerada por sus padres como una amenaza al honor de la famil- ia y de ahí la razón de ser enterrada viva en la primera infancia. Como un adulto, ella era un obje- to sexual que podría ser comprado, vendido y heredado. De esta posición de inferioridad y la inca- pacidad legal, el Islam elevó a la mujer a una posi- ción de influencia y prestigio en la familia y la sociedad. “

Los derechos y responsabilidades de las mujeres son iguales a la de los hombres, pero no son necesaria- mente idénticos. Esta diferencia se entiende porque los hombres y las mujeres son diferentes psicológi-

ca y físicamente. Con esta distinción en mente, no existe, para un musulmán, la posibilidad de imagi- nar que las mujeres son inferiores a los hombres. Aunque quizás seria más apropiado referirse a las relaciones de género, como una “de equidad” en lugar de la palabra comúnmente usada “la igual- dad”, que podría ser entendida erróneamente al sig- nificar la igualdad en cada aspecto de vida y no la igualdad total.

El Islam y la cuestión de la mujer

1) ¿Es cierto que el Islam oprima a la mujer y conculca sus derechos?

1- La verdad es que, en muchos casos, se confunden injustamente las instrucciones sublimes del Islam y el comportamiento y las costumbres anticuadas de algunos musulmanes, La situación inferior de la mujer en algunas sociedades es resultado de la ignorancia dominante en las mismas y no a las legislaciones del Islam.
2- Antes del Islam, la mujer vivía en unas condiciones pésimas sin derecho ni opinión. Luego vino el Islam para salvarla de estas condiciones, elevar su posición, terminar con las injusticias que sufría y hacerla sentir su puesto en la sociedad al igual que el hombre. El Islam, además de garantizar los derechos de la mujer, afirmó su inocencia de la acusación de seducir a Adam “Adán” en el paraíso y de ser el origen del mal en el mundo. A este respecto, Al-Qorâ`n Al-Karîm (El Noble Corán) aclara que el diablo es el único responsable de seducir a los dos. Dice en la sura de Al-Baqara “La vaca” 2: Aleya – versículo Coránico – 36: “Pero Satanás les hizo caer a los dos, sacándolos de donde estaban”.
3- El Islam afirma que todos, hombres y mujeres, fueron creados de una sola persona. Dice Al·lâh – Dios – Enaltecido sea, en la sura de An·nisâ ́ “Las Mujeres” 4: Aleya 1: “!Gentes! Temed a vuestro Señor, quien os creó a partir de un solo ser…” . Los dos son, pues, totalmente iguales. Por otra parte, el honor que concedió Al·lâh al genero

humano, al decir en la sura de Al-Isrâ ́ “El Viaje Nocturno” 17: Aleya 70: ((Hemos
honrado al hijo de Adam “Adán”)), alcanza tanto al hombre como la mujer, ya que, según se sabe, cuando Al-Qorâ`n dice: “Gentes”, o “Hijos de Adam” , se dirige a los hombres y las mujeres.

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La Mujer en los Medios de Comunicación

Imam Jomeini (R.A) definía a los medios de comunicación como: “Universidad a distancia”, así se lee en las afueras del canal y radio estatal de la República Islámica de Irán aquella aseveración de tanta importancia en el país asiático. El rol que asume la mujer en la dinámica de los medios de comunicación dentro de una sociedad islámica debería ser precisamente el indicado por el fundador del Irán islámico, ya que el sentido pedagógico tiene un alcance en torno al uso y provecho de acuerdo a los frutos que tenga con posterioridad.
En el sistema islámico esta visión adquiere una vasta dimensión de acuerdo al aporte significativo en su misión y objetivos dados en el rescate de valores positivos que hasta antes de la Revolución islámica, decaían en el fin práctico de los promotores occidentalistas ubicados en el sector antagónico de quienes defendían el derecho a permanecer y proteger a las mujeres.
Esto no quedaba solamente en la teoría o en las meras palabras, pues, uno de los bastiones vanguardistas de la difusión islámica fue la
mujer iraní, quien a riesgo de sus vidas, tanto en el movimiento de cambio sistémico que triunfa en febrero de 1979 como en la defensa sagrada durante los ocho amargos años de la Guerra Impuesta contra el ateismo laicista del Baas, logró movilizar no a miles, sino a millones de musulmanas, siendo ellas importantes figuras sociales y familiares.
Así, en esta breve mirada histórica fue como se gestó la prioridad social al interior y exterior de la Ummah desarrollado por la mujer, la cual, no a través de fórmulas opresoras se dio la conformación del funcionamiento de los medios de comunicación respecto a luchas y esfuerzos constantes, debiendo para esto crear medios de comunicación, lo cual jamás se produjo durante la dictadura del Shah Reza Pahlevi, asumiendo roles de formadoras gracias a su aporte intelectual guiándose por medio de cuatro fuentes emanadas del Islam, cuales son, a saber: Sagrado Corán, la Sunnah del Profeta Muhammad (BPED) junto a los hadices de Ahlul Bait (P), las enseñanzas de los sabios y el valioso aporte intelectual de las musulmanas.
Sobre esta consideración, se afirma que las musulmanas están llamadas a la aplicación de los ejemplos aportados además por las Damas Puras del universo: Aisa (P), la mujer del Faraón; Jadiya (P), esposa del Santo Profeta del Islam (BPDE); Fátima (P), hija de ambos (P) y la Noble Virgen María (P), Madre del Profeta Jesús (P). Con esta
visión es la que ha primado en medios de comunicación dirigidos por musulmanas que trabajan firmemente como en la República Islámica de Irán, Líbano, Pakistán o de la resistencia Palestina o de Irak.

Refutando los prejuicios más comunes

Todas las alabanzas son para Dios, el M·s Grande, y que Dios enaltezca a Su Profeta (paz y bendiciones), a su familia, sus compañeros y a aquellos que siguen el camino correcto y alejados de todo mal, y que les garantice seguridad el Día de la resurrección.

Autor: Abdul-Rahman Al-Sheha
Traducido por: Prof. Lorena Lara
Editado por: Lic. Zulma Ovejero

Este libro trata sobre el lugar especial que ocupa la mujer en el Islam y busca abordar algunos de los muchos errores de concepto y falsedades publicadas por gente ignorante y maliciosa. El Islam establece que el hombre y la mujer son totalmente iguales en cuanto a su humanidad y en cuanto a sus responsabilidades y derechos básicos como seres humanos. 
Este concepto fue totalmente innovador en ese momento, comparando otras civilizaciones de la misma Época (o incluso al dÌa de hoy en ciertos lugares) con el mensaje que traía el Islam a través del Profeta Muhammad (P y B). El Islam también establece que el hombre y la mujer tienen roles y obligaciones en la sociedad que son complementarios y tienen que ver con las diferencias en la naturaleza física, psicológica y social de cada uno.
Las cualidades femeninas de la mujer solo pueden encontrar su plenitud siempre que se relacionen con el hombre, del mismo modo que las cualidades masculinas se completan con la interacción de la mujer en la sociedad.
Se comete una gran injusticia, cuando se quiere forzar la igualdad de los sexos cuando en realidad es por medio de sus diferencias que se complementan o sino al contrario, cuando tratan de diferenciar uno de otro descalificando o rebajando la condición de alguno de los géneros. Solo Dios, el Todopoderoso y el Creador Omnisciente, es el GuÌa Perfecto hacia el camino correcto y equilibrado, pues esta librado de extremismos y deficiencias.

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En el Judeocristianismo: Mito y Realidad

Por Dr. Sharif Abdul Adim Traducción de Hashim I. Cabrera

Un recorrido histórico por las fuentes de las diversas etapas de la Tradición puede ayudarnos a comprender la evolución de las formas sociales y de los usos culturales. En el tema de los derechos de la mujer, un análisis de este tipo, a la luz de las fuentes en las que se basan las diferentes legislaciones, puede revelarnos la naturaleza de unas y de otras, sus puntos comunes y sus divergencias. Lamentablemente, la poca fiabilidad de las fuentes judías y cristianas —por la sencilla razón de que los textos de ambas transmisiones han sido repetidamente alterados— no puede servirnos para establecer una comparación y decidir sobre la evolución o involución de la situación de la mujer en el momento histórico en que se producen las diferentes etapas de la Revelación.
El análisis se lleva a cabo entonces entre un texto revelado fiable, del que se sabe que no ha sido alterado en lo más mínimo, ni gramatical, ni estilistica ni semánticamente, y unos textos de los que sí se sabe que son un producto compuesto.de.materiales.de.diversa.procedencia.
En cualquier caso y a pesar de la dificultad, la Torah es el Libro revelado a Moisés, el Evangelio se correspondería con la Revelación hecha a Jesús, y el Corán constituye la Revelación en su forma final y definitiva descendida hasta el corazón del Sello de los Profetas, Sayydina Muhammad , que la Paz.sea.con.todos.ellos.
El Dr. Sharif Abdul Adim se adentra en el laberinto de los textos antiguos y establece su estudio comparativo con las fuentes islámicas, las más recientes. De su análisis podemos concluir que la mujer ha encontrado en el Islam el reconocimiento pleno de su dignidad y de sus derechos, mermados hasta hace poco en las sociedades históricas herederas del judeocristianismo.
Hace cinco años leí en el número correspondiente al 3 de Julio de 1990 de la revista Toronto Star, un artículo titulado “El Islam no es sólo una doctrina patriarcal”, firmado por Gwynne Dyer. El artículo describe las reacciones agresivas de los participantes en la conferencia “Las mujeres y el poder” celebrada en Montreal, a las declaraciones de la famosa feminista egipcia Dra..Nawal.Saadawi.

Reflexiones de una nueva Musulmana

DIANA (MASOOMAH) BEATTY

Desde hace mucho tiempo que he querido escribir acerca de mi conversión al Islam. Mi problema ha sido que no sabía qué escribir o cómo escribirlo. Una de mis principales preocupaciones ahora es que quiero escribir algo que sea de valor no sólo para mí sino también para otros.

Puedo recordar algunas veces cuando se me pedía que hablara en la mezquita, como me aterraba, porque lo que sabía lo había aprendido de ellos, y ahora ellos querían aprender de mí. ¿Qué podía decir que ya no supieran ellos o que les fuera útil? Cada vez que me he preguntado a mi misma, la respuesta siempre ha sido que sólo podría hablar de mis propias experiencias. Bien, parece arrogante pensar que otros quisieran oírme hablar de mi misma. Pero, quizás hay algo de valor en la historia de la experiencia de alguien que escogió ser musulmana.

En el pasado he escrito unas cuantas descripciones de cómo llegué a ser Musulmana y tuve una gran retroalimentación. Me escribió gente que quería investigar acerca del Islam y que podían referirse a mi historia o que querían más información. Otras personas que me escribieron eran Musulmanes de nacimiento y habían encontrado inspiración en las historias de los conversos. Realmente he disfrutado conocer tanta gente a través de mis breves narraciones. Me hizo comprender que algo en mi historia debe ser de valor para otras personas, así que al contar mi historia puedo ser capaz de mejorar la situación de alguien.

Por consiguiente, comienzo este trabajo en el nombre de Allah, el Compasivo, el Misericordioso, y Le pido Su ayuda para que haga de éste un trabajo valioso y que beneficie a otros.

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Revelando el Misterio del Jiyab

El Jiyab no es solo una prenda de vestir, lo más importante de usar el jiyab es el comportamiento, los modales y la manera de cómo se hab la en público. El velo es una externa manifestación de un compromiso interno al adorar a Allah – simboliza un compromiso de piedad.

Las mujeres musulmanas norteamericanas hoy en día están descubriendo el Islam puro revelado por Allah [Dios] al Profeta Mujammad (Paz y bendiciones sean sobre él), hace mas de 1,400 años, pero sin ninguna de las contradicciones de la cultura ances- tral. Consecuentemente están compr ometidas en un largo ejercicio de r edescubrirse ellas mismas, lo que significa ser humano, musulmán, pero sobretodo una mujer musulmana. Usar un v elo que cubr e la cabeza (jiyab) es una parte importante para su expe- riencia espiritual. Una de las preguntas más comunes de hoy hechas a m usulmanes y no m usulmanes es: “¿Por qué las m ujeres musulmanas cubren sus cabezas?”. La respuesta es muy sencilla, las mujeres musulmanas cubren sus cabezas porque de esta man- era Allah se los ha mandado:

¡Profeta! Di a tus esposas, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran con el manto. Es lo mejor para que se las distinga y no sean molestadas. Allah es indulgente, misericordioso… (Qur’an 33:59)

Los musulmanes creen que su único pr opósito en esta vida es la de adorar aAllah solo sin ningún copar- ticipe, de acuerdo a sus instr ucciones que han sido reveladas enelSantoQur’an, y através delas enseñanzas del Pr ofeta Mujammad (paz y bendiciones sean sobre él). De acuerdo a esto, usar el jiyab es un acto de obediencia a Allah y por lo tanto repre- senta algo básico y primordial al usarlo.

Los medios de com unicación están r epletos hoy en día de generalizaciones acerca del Islam y los m usul- manes. Las musulmanas que cubren sus cabezas son frecuentemente estigmatizadas injustamente, son señaladas por un lado como opr imidas, y por otr o como fanáticas y fundamentalistas . Ambos señalamientos son totalmente erróneos e imprecisos. Ciertas descripciones no solo no r epresentan los fuertes sentimientos de las m ujeres al usar el jiy ab, sino que también fallan al conocer el coraje y la iden- tidad que el jiy ab les da. Incluso hay prohibiciones para usar el jiyab en algunos países. Cuando se le pre- guntó a Aminah Assilmi, una cristiana revertida al Islam dijo: “Pedirme salir sin mi jiyab sería como pedirle a una monja salir sin blusa, me asombra, pero no puedo mas que preguntarme que pasaría si ellos hubiesen pedido a María (la paz sea con ella) la madre de Jesús (Paz y bendi- ciones sean con él) destapar su cabello.”

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