Ciencias Políticas Islámicas

Los Principios del Gobierno Islámico

Autor: Husein Yavan A.

La religión y la política

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Introducción

Para hablar de un gobierno islámico hay que responder primero a la relación entre la religión bien entendida y la política (tal como veremos que el Islam la presenta en forma pura, profética sin contaminaciones u omisiones). Esta relación, como dice el Imam Jomeini en su libro “El Gobierno Islámico”, es de por sí evidente pero desgraciadamente debido a los falsos prejuicios de una supuesta separación entre ambos, no nos queda más remedios que tener que aclararlo. Este principio debe ser resuelto racionalmente para poder seguir con todo el resto de las concepciones islámicas sobre la política.

El gobierno de los sabios islámicos (muytahidin), con todas sus condiciones en la época de la Ocultación 1, es una consecuencia del gobierno y autoridad de los Imames (líderes de parte de Dios), que a su vez se desprende de la del Profeta. El profeta, a su vez, basa su autoridad en la responsabilidad de difundir y ejecutar las leyes de la religión o modo de vida y éste en el Islam abarca como veremos todos los aspectos que tiene que ver con el hombre. No solamente los aspectos devocionales individuales o la relación del individuo con Dios. En otras palabras, si la religión se limita a tener en cuenta las cuestiones que tienen que ver con la otra vida o la vida meramente espiritual y no le concierne este mundo y lo material o lo social, entonces no podrá concebirse que el gobierno sea uno de los objetivos de los profetas.

¿Cómo pretenden justificar la evidente, explícita e histórica relación del sagrado Corán y del Profeta con el gobierno aquellos que toman casi como dogma de fe indiscutible que la religión y la política no deben juntarse?.

La relación del din o religión con la política es la base de todo el edificio doctrinario político islámico y por ende el primer tema que hay que dejar bien en claro.
Capítulo primero

La relación entre el Islam y la política

La política es administración, cuidado, gobierno, programación, organización de los asuntos de la sociedad y también se definió como el arte de gobernar.
El conocimiento político es el estudio del poder, cómo se conforma y se ejecuta y la construcción del gobierno.

La definición del din

El din o religión del Islam es un conjunto de doctrinas, de normas prácticas, y de una moral que abarca una serie de creencias, leyes y valores y que se obtiene por medio de la revelación por intermedio del profeta del Islam, la bendición y la paz sean con él y con su Familia Purificada. El Profeta además de su difusión tiene la responsabilidad de transmitirlo, enseñarlo, interpretarlo y ejecutarlo. De acuerdo al Sagrado Corán, la tradición del Profeta (y de los Masum o infalibles, sus dichos, sus actos, incluso aquello que avaló con su silencio), el intelecto, el consenso de los sabios (que se remonte a una tradición de los infalibles), son todos ellos considerados las fuentes del Islam.

El objetivo del din o la religión

El objetivo del din o la religión es asegurar la felicidad verdadera del ser humano en este mundo y en el otro que se consigue a la sombra de una guía especial. El Camino de la guía y el camino para alcanzar la felicidad se presenta como el Siratul Mustaqim o el Sendero Recto.
Qad yaakum mina Allah nurun ua kitabun mubin. Iahdi bihi Llahu mani ttaba‟a riduanahu subula salam ua iujriyuhum mina thulumati ila an-nuri bi idnihi ua iahdiihim ila siratin mustaqim. 5:15-16
“Ha venido a vosotros de parte de Dios una luz y un Libro evidente. Guía por su medio Dios a quien sigue su Satisfacción por los caminos de la paz y los extrae de las tinieblas a la luz con Su permiso y los guía hacia un sendero recto”.
Una guía verdadera así, de parte del verdadero Señor lo conduce con seguridad a uno a la felicidad. Ulaiika „ala huda min rabbihim ua ulaiika humul muflihun 2:5
“Aquellos están sobre la guía de su Señor y aquellos son ciertamente los exitosos”.
El rol del din
Ia aiiuha ladina amanu astayiibu lillah ua lirasuli ida da‟akum lima iuhiikum. 8:24
“¡Oh vosotros que creeis!, responded a Dios y a Su Mensajero cuando os invitan a aquello que os da vida”.
Man „amila salihan min dakarin au unza ua hua mu‟minun falanuhiiannahu haiiaatan taiibatan. 16:97
“Quien haga una buena acción, sea hombre o mujer y sea creyente le daremos una vida buena y pura”.

La respuesta a Dios y a su mensajero es el din o la religión, un conjunto de creencias, normas a practicar y valores a observar, eso es el din o religión en el Islam.
Dios es Uno y el Señor del Universo, nada queda fuera de Su esfera.

Es el monoteísmo consecuente y lógico cuyas implicancias impiden todo tipo de separación de esferas y fragmentaciones arbitrarias e irracionales. (tales como espíritu-cuerpo; mundo-más allá, carne-espíritu; ciencia-religión, fe-razón; religión-política; sagrado-profano, etc.)
Todo hombre y toda sociedad necesitan invariablemente de una guía y orientaciones.

De alguna fuente extrae su idea de felicidad, de Dios, del mundo y del ser humano. Hoy más que nunca con todos los adelantos tecnológicos y la complejidad de la sociedad humana el hombre necesita de una religión que lo oriente y le enseñe cómo vivir y hacia dónde marchar.

Las particularidades de la religión islámica

Los grandes objetivos que garantiza el Islam se hacen posibles gracias a sus particularidades. El Islam como el último din (religión) revelado tiene cuatro grandes cualidades.

Su veracidad

Hua alladi arsala rasulahu bil huda ua dinil haqq liuthirahu „ala dini kullihi 9:33

“El es Quien envió a Su mensajero con la guía y la religión verdadera para hacerla prevalecer por sobre toda otra religión”.

Su extensión

El Sagrado Corán además de decir que explica todas las cosas, 16:89 (Ua anzalna „alaika al kitaba tibianan.

“Y hemos hecho descender sobre ti el libro como explicación de todo”. (obviamente en sus fundamentos y en forma complementaria lo hacen la sunna profética, las enseñanzas de sus sucesores de parte de Dios y el intelecto), habla de la integridad que tiene el din del Islam.

Al aiaum akmaltu lakum dinakum ua atmamtu „alaikum ni‟mati ua radiitu lakum al Islam dinan. 5:3

“Hoy os he perfeccionado para vosotros vuestra religión y completé mi bendición sobre ustedes y me satisface para vosotros el Islam como religión”.
En la o exégesis coránica (en árabe tafsir), se dice que el significado de perfeccionar vuestro din es el elevarlo al máximo grado de desarrollo y progreso de modo que después de esto no aceptará una imperfección. (Tafsir Al Mizan de „Allamah Tabatabai).
Abu Sa‟iid al Judri narra que cuando se reveló esta aleya, el profeta dijo: Allahu Akabar „ala ikmali din ua itmame ni‟mati ua ridai rabb birisalati ua uilaiati „Ali ibn Abi Talib min ba‟di…

“Dios es el más Grande para perfeccionar el din y completar Su Gracia y la Satisfacción del Señor en mi misión y en la Uilaiat (Autoridad) de Ali ibn Abi Talib después de mi…”.
El Imam Rida, la paz sea con él, el octavo de los Imames de la Casa Profética, dijo acerca del tafsir de este versículo que: Ua ma taraka shaian mimma tahtayu ilaihi al ummatu illa ua qad baiinahu, faman za‟ama anna Allaha lam iukmil dinahu faqad radda kitaba Allah ua man radda kitaba Allahi faqad kafara. (Tuhaful „uqul, Husein ibn Ali Hurani). “Y no dejó cosa de aquello que necesita la Comunidad Islámica sin explicarlo, pues quien crea que Dios no perfeccionó y completó Su din, ha rechazado el libro de Dios y quien lo rechace ha descreído”.

Una de las razones más fuertes para entender la unidad entre el din y la política es este carácter de integración y totalizador que tiene el Sagrado Corán.
El Islam abarca todo el mundo, habla a toda la humanidad y no repara en distinciones de color de piel, raza, condición social, lengua, zona geográfica, sino que todo lo abarca.
In hua illa dikru lil „alamin. 12:104. “No es sino un recuerdo para el universo”.
Ua ma hia illa dikrun lil bashar. 74:31. “Y no es sino un recuerdo para los seres
humanos”.

Hada balagun linnas. 14:52. “Este es un enunciado para los hombres”.

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Eternidad

Alguno de los que sostienen la separación entre la religión y la política creen que la religión en tiempos pretéritos tenía distintas responsabilidades y ocupaciones pero hoy debido a las complejidades de la vida social y las especializaciones de los distintos roles en la sociedad, estas responsabilidades y ocupaciones deben ser legadas a los gobiernos, los cuales a su vez, vendrían de este modo a suplantar al din. De las cosas que esta gente no tiene en cuenta están las condiciones innatas de las leyes y las ordenanzas islámicas y en consecuencia la condición de permanencia, eternidad y extensión que poseen.

Faaqim uayhaka li dini Llahi hanifan fitrata LLahi Alladi fatar an nasa „alaiha la tabdila lijalqi Llah dalika dinul qaiiamu ua lakin an nasi la ia‟lamun. 30:30

“Volved vuestro rostro al din de Dios monoteísta, la naturaleza de Dios en la que creó a los hombres, no hay cambio en la creación de Dios, esa es la religión verdadera pero los hombres no saben”.

El Islam por tanto, es para todos los tiempos y todos los lugares.

„Allamah Tabatabi en el Mizan (Su gran obra de Exégesis Coránica), sostiene que el tafsir del versículo que dice:Ua tammat kalimatu Rabbika sidqan ua „adlan la mubaddila li kalimatihi. 6:115. “Y se completó la palabra de tu Señor en veracidad y justicia, no hay cambios en Su palabra”, consiste en que la religión de Dios es completa, veraz, justa y permanente.
El transcurso del tiempo, entonces, no le hacer mermar en nada. El sello de la profecía no tiene otro significado más que éste. Pues si el din con el transcurso del tiempo no pudiera dar explicaciones a las necesidades de la gente no tendría sentido que se proclame como sello y última versión, por el contrario, debería renovarse. Por supuesto que el modo de la aplicación de estas leyes e ideas contenidas en la religión de acuerdo a las condiciones actuales es otra cosa.

Las razones de las relaciones del Islam y la política

De acuerdo a lo dicho, la relación entre la religión islámica y la política se hace evidente, pero la fuerza dogmática de la supuesta separación que reina hoy en la cultura occidental hace necesario extenderse un poco más en la explicación de esta evidencia.

1) La extensión

La creencia en una religión se basa en la confianza con respecto a la veracidad de esa religión. Por lo tanto tenemos que ver qué dice en primer lugar la misma religión acerca del tema.

Los alcances de la extensión de una religión deben extraerse de esa religión y de sus objetivos no de otra parte. El objetivo del Islam es la felicidad del ser humano que se obtiene por medio de una guía especial. Todo lo que tenga efecto en cuanto a la felicidad humana, tanto en el aspecto individual o social y sea necesario, no se descuida en una religión que se dice abarcativa y extensiva. Si esta religión no tuviese alcances políticos y no estuviese vinculada a los quehaceres de los gobiernos con todo el rol que éstos tienen en la felicidad o desgracia de los pueblos, sería una religión incompleta.

En cuanto al asunto de la extensión de la religión existen dos visiones extremas e igualmente falsas. Una de ellas es que la religión se meta en todas las cosas y en todo deba volverse a ver qué dice la religión. Una religión en donde existen todos los conocimientos, los científicos, las artes y en todo asunto deba referirse a ella. Por lo tanto todos los adelantos científicos, tecnológicos y demás asuntos deben estar contenidos en la religión y sino no es completa. Otros en cambio, dicen que la extensión de la religión se limita a los asuntos devocionales, individuales, algunos valores éticos y lo que tiene que ver con el otro mundo o más allá. No debe entrometerse en los asuntos políticos y sociales.

Lo cierto es que la extensión de cada cosa debe medirse según sus objetivos enunciados. Si convenimos que la felicidad es el objetivo de la religión, ¿acaso puede aceptarse que la felicidad verdadera del ser humano pueda alcanzarse sin ocuparse de los asuntos políticos y del gobierno de una sociedad?

¿Si no nos ocupamos de los asuntos económicos, culturales, jurídicos, políticos, sociales puede acaso educarse al hombre? Si el camino del otro mundo pasa por éste mundo y la felicidad del hombre está atada a la política, entonces sin duda estarán entre las cosas contempladas por la religión que se extiende a todo lo necesario, máxime si la religión es verdadera, eterna y permanente.

La gente que limita la religión a los asuntos devocionales e individuales no tiene un conocimiento acabado de la religión de Dios. Si no fuera así, no se podría considerar una religión perfecta y no podría alcanzar sus propios objetivos enunciados por ella.

2) La constitución de un gobierno

Por la influencia de la religión en todas las dimensiones de la vida humana, la puesta en práctica completa de todos los asuntos legales y normativos del Islam y el logro de sus objetivos no se puede lograr sino mediante la conformación de un gobierno.

La conformación del gobierno islámico por parte del profeta en Medina es la mejor prueba de la relación del din o religión con la política. El profeta además del status de profeta, tenía el status de Imam o líder y la uilaiat o autoridad de gobierno sobre los musulmanes y la conformación del gobierno estaba entre las obligaciones de Dios para el profeta. El profeta estaba mandado a ejecutar la religión o din y esto no era posible salvo mediante la creación de un gobierno.

Un punto muy importante es el testimonio histórico de la mezquita del profeta en Medina ya que fue un verdadero centro religioso, espiritual y al mismo tiempo, sin ninguna disociación con los asuntos políticos, sino como una extensión de éstos de lo religioso y viceversa. La mezquita era el centro donde se gobernaba, se juzgaba, se tomaban las decisiones militares, los asuntos políticos y su vez todo ello estaba vinculado a la devoción y al culto religioso.
Aquellos que limitan la religión a asuntos de la moral y del otro mundo tienen que responder que, ¿acaso con cualquier tipo de régimen político y jurídico pueden asegurarse, tal como lo exige la religión islámica, las creencias, las normas, las leyes, la moral y los asuntos concernientes a este mundo y a la otra vida de los hombres?

3) El califato y el Imamato (liderazgo)

Algunos versículos coránicos afirman expresamente el establecimiento por parte de Dios, del califato (representación de la autoridad divina por parte del profeta o sus legítimos sucesores) y del Imamato (liderazgo divino).

Estos versículos muestran claramente la obligación del profeta con respecto a la guía de la sociedad de parte de Dios.

Ia daudu innaa yalnaaka jalifatan fil ardi faahkum baina nasi bil haqq. 38:26

“Oh David, ciertamente te hemos establecido como representante (Califa) en la tierra, juzgad entre los hombres con la verdad”.

Ua ida ibtala Ibrahima rabuhu bi kalimatin faatammahunna qaala inni yaa‟iluka linnasi Imaman. 2:124

“Y cuando su Señor probó a Abraham con unas pruebas y las aprobó, dijo ciertamente te establezco como líder (Imam) para los hombres”.

4) La autoridad y el juicio (Uilaiat ua Qadauat).

Con respecto al Profeta, el Sagrado Corán expresamente declara su autoridad de gobierno (uilaiat), y ordena el obedecerle (incondicionalmente) de modo que incluye también los aspectos políticos.

Leemos en el capítulo La mesa servida (al Maidat):
Innama ualiiukum Allahu ua rasuluhu ua alladina amanu alladina iuqimuna salat…. (5:55)
“Únicamente son vuestros líderes y autoridades, Dios, Su mensajero y quienes creen y hacen la oración y dan caridad estando inclinados”.

Ia aiiuha alladina amanu ati‟uu al Llaha ua ati‟uu ar-rasula ua ulil amri minkum. 4:59
“Oh creyentes, obedeced a Dios y a Su Mensajero y a quienes detentan la autoridad sobre vosotros”.

La exclusividad que Dios le otorga al Mensajero en el asunto del juicio de los asuntos muestra claramente la relación entre la religión y la política. No hay duda que el juicio es uno de los asuntos sociales que tienen que ver con el gobierno. Este cargo fue dado por Dios confiriéndole todo el derecho y el aval y la gente está obligada a dirigirse a él.

Fa la ua rabbika la iuminuna hatta iuhakkimuuka fima shayara bianahum… 4:65
“No por tu Señor, no creerán hasta que te hagan juzgar en aquellos que difieren entre sí…”.

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5) Yihad ua Sahadat (Combate en el camino de Dios y martirio)

Los versículos sobre este asunto son tantos que tratarlos y explicarlos llevaría un libro aparte.

Ua a‟iddu lahum ma astata‟tum min quuatin. 8:60
“Y preparad contra ellos (los enemigos) todo la fuerza que podáis”.
Ia aiiuha an-nabiiu harridil muminina „ala al-qital. 8:61
“Oh profeta, anima a los creyentes a combatir”.

Ua la tahsabanna al ladina qutiluu fi sablil Llahi amuatan bal ahiaaun „inda rabbihim iurzaquun. 3:169
“Y no creáis que aquellos que fueron matados en el camino de Dios están muertos, están vivos siendo sustentados junto a Dios”.

¿Acaso se puede decir que una religión que ordena al profeta a combatir en el camino de Dios, es decir en el camino de la Justicia y el bien, no en el camino de la injusticia, la opresión y la mentira, se limita solamente a los asuntos individuales y devocionales entre el individuo y Dios?

El Sagrado Corán ordena categóricamente a los musulmanes combatir para erradicar la sedición.
Ua qaatiluuhum hatta la takuna fitnatun ua iakuuna ad-dinu kulluhu liLlahi. 8:39
“Y combatidlos hasta que no haya sedición y sea toda la religión para Dios”.

Esto muestra el rol y la presencia que la religión tiene en los asuntos de la sociedad Faddala Allahu al muyahidina „ala al-qaaidina ayran athiman. 4:95
“Dios agració a los combatientes por encima de los que no combaten con una recompensa excelsa”.

6) La lucha contra la incredulidad y los tiranos

Esta insistencia del Sagrado Corán de combatir a quienes os combaten de los incrédulos es otra muestra del rol de la religión en los asuntos vitales de la sociedad.

Ua laqad ba‟azna fi kulli ummatin rasuulan an „ubudu Llaha ua aytanibuu at- Tagut. 16:36
“Y ciertamente hemos hecho surgir en cada comunidad a un mensajero (que les exhorta) adoren a Dios y rechacen a los ídolos y tiranos”.

Ia aiiuha an nabiu yaahidil kuffara ual munafiqina ua agluth „alaihim. 9:73
“Oh profeta combate a los incrédulos y a los hipócritas y sé severo con ellos”.

Muhammad Rasulu Llah ua alladina ma‟hu ashiddau „ala al kufar ruhamau binahum. 48:29.
“Muhammad es el Mensajero de Dios y quienes están con él son severos con los incrédulos, misericordiosos entre sí”

7) La negación de la sumisión

De los versículos coránicos políticos más importantes y sobre las relaciones exteriores y las relaciones internacionales podemos citar el siguiente:
Ua lan iay‟al Allahu al kafirina „ala al muminia sabiilan. 4:141

“Y Dios no hacer prevalecer a los incrédulos por sobre los creyentes”.
La religión islámica considera el honor, la fuerza y la gloria como perteneciente a los creyentes Ua lillahi al „izzatu ua lirasulihi ua lilmuminina. 63:63

”Y a Dios pertenecen la gloria y a Su mensajero y a los creyentes”.

De acuerdo con estos versículos, los incrédulos y enemigos del Islam y de los creyentes no tendrán ningún tipo de supremacía, ni en lo político, ni en lo cultural, ni en lo militar, ni en lo económico o cualquier otro tipo de predominio.

8) El recomendar el bien y prohibir el mal

El recomendar el bien y prohibir el mal es uno de los principios políticos y sociales categóricos del Islam sobre el cual existen decenas de versículos y dichos proféticos (hadices) como por ejemplo:

Alladina in makkanahum fil ardi aqaamuu assalata ua atuu az-zakata ua Amaru bil ma‟rufi ua náhi „anil Munkar. 22:41
“Quienes si les afirmamos en la tierra hacen la oración, ofrecen caridad y encomiendan el bien y prohíben el mal”.

Kuntum jaira ummatin ujriyat linasi tamuruna bil Maruri ua tanhauna „anil Munkar ua tuminuna bil llahi.3:110
“Sois la mejor comunidad que habéis surgido, ordenáis el bien y prohibís el mal y creéis en Dios”.

El líder de los monoteístas y de los gnósticos, Ali ibn Abi Talib, la paz sea con él, en su testamento a sus dos hijos, los Imames Hasan y Husein, la paz sea con ellos, dirigiéndose a todos a aquellos a los que llegue su mensaje, dijo:

La tatruku al amra bil Marufi ua an nahi „anil munkar faiualla „alaikum shirarukum zumma tad‟una fala iustayabu lakum.

“No abandonéis el ordenar el bien y prohibir el mal, puesto que (si lo hacéis) os gobernarán los peores de vosotros, luego invocaréis a Dios y vuestra súplica no será respondida”.
Los líderes religiosos auténticos han sido el ejemplo acabado de la exhortación a hacer el bien y la prohibición de hacer el mal. En la famosa súplica conocida como Ziaratu Yameatu Kabiratu se refiere a los líderes religiosos y dice:

Amartum bil marufi ua nahaitum „anil munkar ua yaahadtum fi sabili Llahi haqqa yihadihi hatta a‟lantum dau‟atahu ua baiintum faraidahu ua aqamtum hududahu ua nashartum sharaii‟a ahkamihi.
Habéis ordenado el bien y prohibido el mal y lo pecaminoso y habéis combatido en el camino de Dios hasta proclamar Su invitación (el din) y explicado sus obligaciones, y habéis puesto en práctica Sus leyes y difundido Su legislación.

Estas palabras expresan claramente que la explicación de las leyes de la religión, las obligaciones, las penas, la difusión de las leyes y su expansión se hizo en el marco de la exhortación a hacer el bien, la prohibición de hacer el mal, y la lucha.

El ordenar el bien y prohibir el mal es una práctica tan importante en el Islam que los dichos proféticos dicen sobre ello: biha tuqamu al faraid: por ello se realizan las obligaciones El Imam Ali, la paz sea con él, considera a esta práctica de exhortar a hacer el bien y prohibir el mal como una de las ramas del yihad o la lucha en el camino de Dios que es en sí uno de los cuatro pilares de la fe (al iman).

Esta práctica fue la principal motivación del levantamiento del Imam Husein, la paz sea con él, (el nieto del profeta, hijo de Ali y de Fátima, con ellos sea la paz) y en muchas ocasiones enfatizó sobre este punto en su testamento y en sus disertaciones, hasta sacrificar su vida en la práctica de esta obligación.

Los fuqahas o sabios islámicos también han dado relevancia a esta práctica y se han encargado de explicar sus condiciones y grados detalladamente en sus libros de fiqh o jurisprudencia.
Con todo lo dicho seguramente no quede lugar para seguir albergando ninguna duda sobre la imposibilidad de separar a la religión de la política.

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El sistema de derecho y la ejecución de las leyes divinas

En muchas de los versículos coránicos se mencionan una serie de leyes civiles como el matrimonio, el divorcio, el testamento, la herencia, y leyes penales como el delito del robo y otras distintas penas y se enfatiza sobre su ejecución. Por ejemplo:

As saarequ ua as-saareqatu faqta‟u aidiahuma yazaan bima kasabaa nakalan mina Allah. 5:38
“Al ladrón y a la ladrona cortadles a ambos sus manos como recompensa por lo que hicieron y castigo de parte de Dios”.

Az-zaniatu ua zani fayliduu kullu uaahidn minhuma miata yaldatin. 24:2
A la fornicadora y al fornicador azotádles a cada uno cien veces.

A los terroristas y corruptos: Innama yazau al-lladina iuhaaribuna Allaha ua rasuulahu ua ias‟auna fil ard fasadan an iuqtaluu au iusallabu au tuqatta‟u aidiihim ua aryuluhim min jilaafin au iunfau minal ard. 5:33

“La recompensa de quienes combaten a Dios y a Su mensajero y esparcen la corrupción en la tierra es que los matéis o que los crucifiquéis o que les cortéis sus manos y pies opuestos o que los desterréis.”

Sin duda estos versículos parecen en una primera vista muy severos y alejados de la misericordia y la compasión, o como diríamos hoy, de los derechos humanos. Pero el análisis de la fundamentación de dichas normas y leyes penales y su efectividad preventiva para evitar el aumento de la inseguridad, no en el marco de una política represiva dirigida a castigar a los más desesperados en la pirámide social, sino solamente luego de el establecimiento de un sistema justo y pleno de misericordia de carácter profético, es un tema que analizaremos luego, Dios mediante. Ahora nos interesa dejar en claro, el necesario vínculo existente entre la visión jurídica del Islam y la política para garantizar su cumplimiento.

Estos versículos al igual que muchos otros, además de la cantidad de dichos proféticos acerca de las leyes islámicas y las penas son evidentes con respecto a la existencia de un sistema jurídico en el Islam. Aquellos que dicen que la política debe estar separada de la religión han cerrado sus ojos a la existencia de este sistema legal islámico.

Las transacciones y asuntos económicos

Las transacciones- frente a los actos devocionales- en la terminología de la jurisprudencia, abarcan los asuntos que no requieren como condición la intención de acercarse a Dios. Este tipo de asuntos abarca desde los asuntos familiares como el matrimonio y el divorcio, hasta los contratos y los „iqaat (actos unilaterales no contractuales como por ejemplo los regalos o donaciones), como por ejemplo el comercio, el alquiler, los mencionados como la donación religiosa, los regalos, las licitaciones, etc, como dijimos constituyen el sistema legal del Islam.

El Islam en los asuntos económicos se ocupa de asuntos como los tesoros, las riquezas públicas, los impuestos a la tierra, el cobro de impuestos, la contribución que se les exige a los no musulmanes (que conviven pacíficamente en territorio islámico) cuando cuentan con la protección de los musulmanes, el cobro del quinto (jums), el zaqkat o caridad obligatoria que a su vez abarca muchos asuntos. Con una mirada sobre los libros de jurisprudencia islámica se advierte que la parte correspondiente a las transacciones (mu‟amelat) es mucho más basta que aquella que trata sobre los asuntos meramente devocionales como la purificación, la oración, el ayuno, la peregrinación, etc. Se advertirá también que la jurisprudencia islámica cubre todos los aspectos de la vida individual y social. Por ello se puede comprender con más profundidad las palabras del Imam Jomeini, la Misericordia de Dios sea con él, cuando dijo: “El gobierno según la opinión de un jurista calificado (muytahid) islámico verdadero es la filosofía práctica de toda la legislación (fiqh) en todos los asuntos de la vida humana. El gobierno es la muestra de la dimensión práctica de la jurisprudencia ante todos los problemas sociales, políticos, militares, culturales, etc. El objetivo fundamental es cómo queremos poner en práctica a los principios sólidos de la jurisprudencia en las acciones individuales y de la sociedad. Todo el pánico de las arrogantes (el imperialismo) se debe a esto, que la jurisprudencia (fiqh) y el esfuerzo por extraer las leyes deduciéndolas de sus fuentes por parte de los sabios sea puesta efectivamente en práctica.

El doctor Hamid luego de aludir a dos de los agentes para el surgimiento del pensamiento político en la vida intelectual de los musulmanes se refiere a un asunto fundamental y es el “el vínculo esencial que existe entre el Islam como un programa global para ordenar la vida de los seres humanos y la política como un instrumento necesario al servicio de todos los aspectos de este programa.”

De acuerdo a su punto de vista, “si el alma y la esencia de la política es el esfuerzo por obtener el poder, será difícil poder encontrar una cosmovisión más política que el Islam. El Islam siempre considera a la naturaleza en el horizonte de sus necesidades corporales y espirituales. Nunca se conforma con una explicación de los ideales, sino que constantemente está ocupado en determinar los medios para la concreción de los mismos y el poder es un medio fundamental para alcanzar estos ideales. El Sagrado Corán quiere de los creyentes que sigan el bello ejemplo y perfecto modelo del profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con él, (33:21). Debido a que el éxito fundamental del Profeta se debió a la constitución de un gobierno de acuerdo a las enseñanzas islámicas y los musulmanes tienen la obligación de imitar este modelo.”

De este modo, los elementos que hicieron de los musulmanes los seres humanos más políticos son los siguientes:
1. El consejo coránico para imitar al profeta como un modelo perfecto, con lo cual no queda ninguna excusa para la indiferencia con respecto a la política.

2. La relación necesaria que existe entre la puesta en práctica de muchas de las leyes y normativas islámicas con la existencia de condiciones que no se logran a no ser con la constitución de un gobierno comprometido con la religión.

3. Con respecto a quién debe gobernar y por qué se debe obedecer a los gobernantes, son preguntas inspiradas en las enseñanzas de la religión y del Corán que a lo largo de toda la historia produjeron reacciones positivas y negativas de parte de los musulmanes.

Conclusión El Islam no se limita a una serie de asuntos devocionales e individuales, sino que ha fijado su postura en todas las dimensiones sociales, económicas, culturales, legales, políticas y militares, tanto hacia el interior (de la Umma, la gran nación de los musulmanes), como en las relaciones internacionales.

1 Se refiere al período de la ocultación del Imam de la época o líder de parte de Dios cuyo nombre es Al Mahdi, la paz sea con él, y que es el décimo segundo de los sucesores de la Familia Profética. Los musulmanes esperamos su aparición para llenar al tierra de justicia así como está estará llena de injusticia antes de su aparición de acuerdo a las profecías del Mensajero Muhammad (BPD). Junto a él, esperamos los musulmanes, la venida de Jesús, hijo de María, la paz sea con él para que ambos, junto a los creyentes, instauren el gobierno universal de la Paz y la Justicia de parte de Dios.

2 Idem.
3 Idem 17-18
4 En base a estos principios, el cuarto principio o fundamento de la Constitución de la República Islámica de Irán, como el fundamento madre, especifica el gobierno de la religión del siguiente modo:

Todas la leyes y disposiciones civiles, penales, impositivas, económicas, administrativas, culturales, militares, políticas, y otras, deben estar basadas en el Islam. Este fundamento constitucional gobierna de un modo general a todos los fundamentos de la Constitución, a todas las leyes, y a todas las otras disposiciones. Dilucidar este asunto es responsabilidad de los sabios juristas de Consejo. (Órgano oficial conformado por doce juristas expertos encargados de supervisar la interpretación de la constitución, el carácter islámico de las leyes que pasa el Parlamento y su correspondencia con la Constitución)

El Islam y la política I

Desde el punto de vista islámico todo tipo de gobierno y poder sobre los hombres posee legalidad si está apoyado en principios racionales y religiosos. En la terminología islámica se denomina al gobierno con la palabra Uilayat, también a la autoridad.

El término Uilayat se extiende también al gobierno o autoridad del padre con respecto al hijo o con respecto a la Uiliayat sobre las donaciones de carácter benéfico, uaqf. A estas últimas acepciones de la palabra árabe Uilayat se la denomina Uilayat especial, pero cuando se trata de las cuestiones de gobierno se denomina Uilayat general. Hemos visto en los artículos anteriores cuando analizamos la relación entre la política y la religión en el Islam que esta relación inseparable en el Islam constituye el primer fundamento o principio del gobierno islámico. Ahora analizaremos el segundo principio o fundamento que se relaciona con el gobierno o la Uilayat general.

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La pregunta fundamental es si existe una prueba racional contundente en apoyo del gobierno islámico (de su legalidad) y la administración de los asuntos de los seres humanos. ¿Quiénes detentan (legalmente) este tipo de autoridad, Uilayat o gobierno? ¿Acaso la autoridad o gobierno islámico se limita al período en que está presente un ser humano infalible como un profeta o un Imam? O, ¿Acaso el gobierno islámico del líder infalible es igual al gobierno islámico del líder no infalible, en la época de la ocultación del Imam (época que se extiende desde el siglo X de la era cristiana hasta la fecha, en que de acuerdo a la creencia shiita se ocultó el duodécimo Imam hasta que vuelva a surgir para conducir a los creyentes a la victoria y establecer la justicia en la tierra junto a Jesús, la paz sea con ambos)? ¿La Uilayat o autoridad del gobierno es otorgada por Dios o es producto de la elección humana? A continuación analizaremos estos temas y les daremos respuesta con la ayuda de Dios.

Volviendo a nuestro tema teórico porque lo que está en juego acá es la legitimidad de los llamados gobiernos y la racionalidad y moralidad de los mismos. Debemos analizar profundamente este tema para ver por qué le pasa a los pueblos que los que están llamados a gobernarnos en favor de su progreso, bienestar y desarrollo, en realidad representan los intereses de grupos que no tienen problema en negarles los derechos más elementales y matarlos impunemente o permitirlo sin cuestionamientos.

Una de las preguntas fundamentales en los sistemas políticos es acerca de las bases de la legalidad del gobierno. Desde el punto de vista islámico toda la existencia, el universo todo, pertenece a la soberanía divina. Dice el Sagrado Corán: A Dios pertenece lo que hay en los cielos, en la tierra y lo que hay entre ambos. (5:17). Y en Su soberanía no tiene socio: Y no tiene socio en el gobierno. (17:111). Por esta misma razón no existe una soberanía distinta a la de Él y nadie tiene autoridad sino Él. El gobierno no pertenece sino a Dios, expresa la verdad y es el mejor de los Jueces. (6:57)

A propósito de este tema, quiero aclarar que esta visión no es únicamente propia o exclusiva del Islam. Hay un ejemplo del conocido Padre Mujica quien fuera asesinado en la Argentina por la facción de extrema “Triple AAA” en 1974, en donde comentando los pasajes evangélicos donde un fariseo intenta comprometer a Jesús (la paz sea con él) frente a la presencia de los soldados romanos, le pregunta si debemos (los judíos cristianizados), pagar los impuestos a lo que Jesús responde con la famosa parábola (para que entienda el sano de corazón y no comprenda el enfermo de corazón) que “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. El Padre Mujica, comentaba que acá Jesús dejaba en claro que todo pertenece a Dios, incluso la vida del propio César que se hacía llamar Dios y se hacía adorar exigiendo obediencia total, en su exceso de arrogancia demencial. De acuerdo a esta interpretación a la que adscriben algunos cristianos, no existe lugar para la separación de la política de la religión y los verdaderos líderes son los profetas y no los faraones de turno. Obviamente con esta afirmación no pretendemos justificar a aquellos gobiernos opresores del pasado que en nombre de la religión, pero en realidad en contra de las enseñanzas y los modelos de justicia y misericordia de los profetas, conquistaban continentes sometiendo a los nativos a todo tipo de vejaciones bajo la ostentación de supuestos mandatos religiosos. Ello ya fue denunciado por algunos cristianos consecuentes.

Dice el Sagrado Corán: ¿Acaso no pertenecen solo a Él el universo y la autoridad? (7:54)
Vemos que el Sagrado Corán es muy claro en limitar la autoridad del gobierno al Creador y Señor de la creación. El gobierno de Dios es de dos formas: uno sobre la existencia siendo solo El quien crea y sostiene a Su creación y otro sobre las leyes que El dispone para los seres humanos sin coerción muchas de ellas para que el hombre se someta de grado.
La autoridad y gobierno tanto en lo que hace a la existencia como a las leyes pertenece exclusivamente a Dios puesto que es Él quien es Crea, Posee, Cría, Sustenta, Sabe y es la Verdad.

En la dimensión de su gobierno existencial no es posible la oposición a la Voluntad existencial de Dios, pero en Su gobierno a través de las leyes es posible la oposición y la rebelión frente a ellas, puesto que Dios creó libre al hombre para aceptar Sus leyes o rechazarlas.

Al gobierno divino en el Sagrado Corán se lo expresa a veces con la palabra Uilayat y esta autoridad o gobierno pertenece a Dios, tal como lo vemos afirmado en el Sagrado Corán cuando afirma que: Y Dios, El es el Ualy (autoridad o quien gobierna) (42:9). Y El es Todopoderoso sobre toda cosa. Los exégetas del Sagrado Corán han explicado el significado de estos versículos como aludiendo a la exclusiva autoridad de Dios.

Para ejercer el gobierno y la autoridad se necesita poder y como Dios es el Dueño del Poder absoluto, es también Dueño del Gobierno y Autoridad absoluta. Por tanto, poco espacio puede quedar para las pretensiones de los Césares y los Faraones a no ser por un breve espacio de tiempo y en la medida que los hombres decidan obedecerle y someterse a ellos en lugar de rebelarse y adorar y obedecer al Único Dios Verdadero, Misericordioso, Generoso, Bondadoso y Justo.

Dice el Sagrado Corán que “Dios no cambia la situación de un pueblo si este no se cambia a sí mismo”. Por eso dependerá de los pueblos y de la ayuda que busquen en Dios para levantarse y resistir a la opresión de los poderosos que abusan de su mansedumbre. Hoy presenciamos una gran transformación en los pueblos producto de toda una herencia de sus luchas y sacrificios acumulados, ninguno realizado en vano. Sin duda estamos viviendo la hora de los pueblos que se expresan en las calles y por las redes sociales y el preludio de una gran victoria, difícil pero inevitable, se asoma con fuerza. No podía ser que la globalización sea solo de los poderosos y de los mercados.

La sangre de los mártires no cae en vano, todo lo contrario, riega el árbol de la liberación de los pueblos.

El Islam y la política II

La palabra árabe Uali denota una proximidad o intimidad entre dos cosas de modo que no se interponga entre ellas ninguna otra, sea esta proximidad material o espiritual.
Por este significado etimológico esta palabra se emplea con el sentido de amar, ayudar, porque el amante se halla cerca del amado espiritualmente. También la palabra Uali significa gobierno y autoridad. En un sentido jurídico se emplea esta palabra con el significado de gobernante o tutor.
En teología cuando se habla de Uiliayat o Ualiul amr con respecto al profeta o los Imames (guías), se alude a la autoridad o gobierno del profeta o de los Imames.
Uiliayat (autoridad o gobierno) existencial y legal La Uilayat o autoridad es de dos tipos, la uilayat existencial, que alude al poder, dominio y autoridad sobre los seres y la Uilayat legal, que alude a asuntos convencionales en los que se refiere a las normas y a las leyes. La Uilayat absoluta pertenece solo a Dios y por lo tanto todo tipo de uilayat o autoridad relativa, sea con respecto a los seres o a las leyes, se obtiene únicamente con el permiso de Dios. Las personas que alcanzan grados elevados de desarrollo espiritual adquieren por el favor divino ciertos grados de autoridad y dominio sobre los seres. Los milagros de los profetas y los Imames tienen lugar por este don de Dios que les confiere poder sobre los seres. Este don no se limita a los profetas, como es el caso de la comida celestial que descendía sobre la Virgen María dentro del templo, en su nicho de adoración o el poder de traer el trono de la reina de Saba ante el profeta Salomón por parte de Asef ibn Barjaia (Sagrado Corán: 16:38,40).

Uilayat general y particular Otra división que se aplica al término árabe uilayat es la de uilayat general y particular. La Uilayat particular se refiere a la autoridad de algunas personas particulares como es el caso de la uilayat o autoridad del padre sobre los hijos menores, o sobre los enfermos mentales o los locos. Aquí el padre posee una autoridad (con sus regulaciones) sobre los bienes del menor o discapacitado y sobre su persona. La Uilayat del tutor o la persona designada como testaferro o la uilayat o autoridad del gobernante de la localidad en ausencia de los padres o tutores. La uilayat del hijo mayor para realizar las oraciones que el padre fallecido no haya realizado o sus ayunos u otros actos devocionales. La uilayat o autoridad de los herederos carnales o políticos sobre los actos fúnebres del fallecido como su baño, mortaja, entierro, oración póstuma para él, de modo que los demás solo pueden ocuparse de estos asuntos con su permiso y no sin él. La uilayat de los herederos de la persona asesinada con respecto al talión o al perdón para quien hubiera cometido el crimen. La uilayat de quien sea el encargado de velar por una donación benéfica (uaqf) con los límites a su autoridad que le especifique el acuerdo de donación.

Todos estos tipos de uilayat particular se enmarcan en el ámbito de la uilayat legal, no la existencial.

La uilayat general de los profetas o los Imames alcanza a todas las personas (no está restringida como el caso de la uilayat particular a los casos mencionados) y abarca todos los asuntos (a diferencia de la uilayat particular). A este tipo de uilayat general se la conoce también con el nombre de uilayat mutlaqa o autoridad absoluta.

En el Islam la regla es que todos los hombres son iguales, dijo el profeta Muhammad la bendición y la paz de Dios sea sobre él y su Familia purificada: “Ciertamente los seres humanos desde el profeta Adán hasta hoy, son como los dientes de un peine (todos iguales), no hay superioridad del árabe sobre el no árabe y no del rojo sobre el negro, salvo por la piedad” (Biharu al Anuar, Muhammad Baqir Maylesi, t.22, pag.348). Por lo tanto, nadie posee autoridad o soberanía sobre nadie a no ser que tenga una razón válida para ello. Por lo tanto en los casos dudosos se debe atenerse a la condición básica de la igualdad y por lo tanto cada uno ocuparse de sus asuntos. Las excepciones a la regla, sean del orden de la uilayat particular o general deben ser probadas de modo categórico de lo contrario no tendrán vigencia. En los siete casos de uilayat o autoridad particular que mencionamos, la razón la establece la legislación islámica basada en la revelación y la tradición profética o sunna (que a su vez son confirmadas por la razón) y es objeto de consenso entre los sabios musulmanes.
En el caso de la uilayat general que es la que nos atañe con respecto a nuestro tema del análisis de la política desde el punto de vista islámico existen también razones que les otorgan a algunas personas especiales esa autoridad o gobierno sobre la sociedad de parte de Dios. En esas razones se fundan las bases del gobierno islámico. La uilayat general en el Islam, es decir el gobierno o la autoridad atañe a tres tipos de personas, los profetas, los Imames y los sabios (estos últimos con sus condiciones).

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La Uilayat (autoridad o gobierno) de los profetas y de los Imames

Algunos de los versículos coránicos que fundamentan la autoridad de los profetas:
Y cuando probó su Señor a Abraham con unas palabras y Abraham cumplió con esas pruebas, le dijo (Dios): “Ciertamente te establezco como Imam (guía, líder) para los hombres”. (Sagrado Corán: 2: 124)

“Hemos otorgado a Abraham el libro (revelado) y la sabiduría y le otorgamos un reino inmenso”
(Sagrado Corán 4:4)

¡Oh David!, ciertamente te hemos establecido como representante (de Dios, califa) en la tierra , gobierna entre la gente con la verdad. (Sagrado Corán: 38:26)
Ciertamente (y únicamente) vuestras autoridades son Dios y Su Mensajero. (Sagrado Corán 5:55)
“El Mensajero posee prioridad (más autoridad, aula) sobre los creyentes que ellos mismos (sobre sí mismos)”. (Sagrado Corán: 33:6)

De acuerdo a la generalidad de este último versículo se deduce la entrega por parte de Dios al profeta de la uilayat o autoridad absoluta, una uilayat o autoridad que además de abarcar los asuntos generales y de gobierno también abarca los asuntos particulares de la gente. Los exégetas del Sagrado Corán interpretan este versículo de modo que la autoridad que un creyente posee sobre sí mismo en cuanto a cuidar su propia alma, a amar, a la nobleza, a la respuesta a una invitación y a la acción voluntaria, el profeta con respecto a todos estos asuntos posee más autoridad que él mismo (el creyente) sobre sí mismo. Y, si en alguno de estos asuntos se produce una diferencia entre su voluntad y la del profeta, la voluntad del profeta posee prioridad (y debe ser obedecida, no la propia inclinación). Por lo tanto, si el alma del profeta estuviera en peligro, el creyente debe defenderlo y sacrificarse por él. El profeta posee mayor autoridad en todo lo referente al mundo y a lo religioso y esta generalidad se desprende del sentido amplio y general en que se expresa el versículo revelado. (Seied Muhammad Husein Tabatabai, el Mizán, tomo 16, pag. 276 de la edición persa. Solo se hayan traducidos algunos pocos tomos al español).

También se desprende o se deduce la generalidad de la autoridad divina, profética y de los Imames o líderes (de parte de Dios), la generalidad de la expresión coránica en el versículo que afirma: Obedecer a Dios y obedeced al mensajero y a quienes detentan entre ustedes la autoridad. (4:59)

Se narra del Imam As-Sadiq (la paz sea con él) que Dios educó a Su profeta (Muhammad, la bendición y la paz sean con él y su Familia) con la mejor educación y cuando ésta alcanzó la perfección, dijo Dios: Ciertamente que tienes un carácter majestuoso (68:4). En ese momento le otorgó el asunto de la religión o din y el Imamato para que gobierne a los siervos y los guíe políticamente y dijo: Lo que os trae el profeta tomadlo, y lo que os prohíbe dejadlo. (Sagrado Corán 59:7)

Islam y política III

El Secularismo

El secularismo en Occidente
El secularismo significa hacerse profano (frente a lo sagrado) e implica la separación de la religión con respecto a la política y a lo mundano.
Su comienzo se remonta a la creencia de algunos pensadores occidentales que entendían que el cristianismo no poseía la capacidad de desempeñar un rol en todos los órdenes de la vida y sobre esta base limitaron el campo de la religión a la esfera de lo individual y la relación de éste con Dios.

Este pensamiento se podía justificar en parte, por dos motivos:
Primero, por los conceptos inadecuados esbozados por los representantes del cristianismo, algunos de los cuales eran ilógicos o muy simples con respecto a Dios e incluso en contradicción con la nobleza humana, y en segundo lugar, por el comportamiento inhumano de la Iglesia en la época en que ejercía un poder de gobierno sobre la gente.

El secularismo hizo uso de las nuevas condiciones reinantes y en un principio marginó al cristianismo y luego se opuso a cualquier tipo de presencia del cristianismo en el orden social. Los secularistas sostienen que el ciclo de la religión ha concluido o debería hacerlo y en su lugar ha llegado el tiempo de que el intelecto humano se haga cargo de todos los asuntos que tienen que ver con la vida social de los hombres.

En rigor, fueron los dirigentes y autoridades de la Iglesia cristiana quienes al cercenar las libertades y hacer regir el despotismo, hicieron creer que parecería que entre la religión y la fe en Dios y la falta de libertad, la falta de derechos políticos de la gente existía una relación necesaria. El máximo golpe a la religión en Occidente vino de este lado y alcanzó su cima con el gobierno de la Iglesia en el que se consideraba que la gente frente al gobierno solo tiene obligaciones y no derechos. En este momento fue que nació el secularismo.

Por supuesto cualquier religión que no tenga el poder de responder a los asuntos sociales y políticos en ambas dimensiones teórica y práctica se asegura un final semejante.

Los secularistas al enfrentarse a la Iglesia que consideraba el conocimiento de Dios como limitado a los que contenían las sagradas escrituras, comenzaron en un principio por separar a la religión del conocimiento y la ciencia y luego agregado a la separación de la ciencias y de la filosofía, sumaron la separación a las enseñanzas religiosas del ámbito político, colocando al intelecto humano como criterio de acción en todas estas esferas de la vida.

El secularismo en los países islámicos

Los teóricos secularistas desde nuestro punto de vista, no pueden ser censurados por intentar resolver sus problemas, pero este emprendimiento no se limitó a Occidente. Luego los políticos colonialistas de los sistemas capitalistas de un lado y los dirigentes de los sistemas socialistas de otra parte, con toda la serie de contradicciones que existían entre ellos, se unían en un frente común y ese frente era la enemistad con la religión, especialmente con respecto al Islam.1

Los colonialistas occidentales difundieron la tesis de la separación de la religión y la política con el propósito de socavar el poder y la grandeza de la religión y poder así abrir el camino para el ejercicio de su influencia. Bajo distintos ropajes como el de la sacralidad, santidad y pureza de la religión como para mezclarse con cuestiones mundanales como la política y la falta de correspondencia entre ambas, no perseguían sino apartarla de los asuntos públicos para tener libre el camino para subyugar a nuestros pueblos y explotar sin resistencia a nuestros recursos. Los marxistas también consideraban a la religión esencialmente como algo narcótico para los pueblos, “el opio de los pueblos” y justificaban entonces, las políticas abusivas de los gobiernos tiranos contra los pueblos. Poner semejante pensamiento en las sociedades islámicas se extendió hasta el límite de establecer una suerte de frontera entre las personas religiosas y los políticos y trajo como consecuencia la creencia de que un religioso no puede ser político y un político no puede ser religioso.
La situación de la conducta y el accionar de los políticos también se dejo influenciar por esta creencia e incluso los religiosos también fueron víctimas del equívoco 2
“Cuando se estableció el slogan de la separación de la religión y la política (en la sociedad islámica) y la jurisprudencia con una lógica inconsciente se hundió en las normas individuales y devocionales, el sabio islámico se vio impedido de salirse de este círculo limitado e introducirse en los asuntos políticos y de gobierno. La estupidez de un religioso en su trato con la gente fue vista como una virtud… un sabio religioso que supiese de política y fuese espiritual y fuese inteligente era visto como alguien que era un religioso a medias, pues un religioso cabal no se inmiscuía en asuntos mundanales como los asuntos políticos.”

La revolución islámica de Irán fue una línea roja que se trazó sobre este pensamiento colonialista y por primera vez se instaló un sistema político sobre la base de las enseñanzas religiosas y la república Islámica se consolidó uniéndose a la familia de sistemas políticos existentes. No había transcurrido una década desde el triunfo de la revolución que el sistema marxista que había considerado a la religión como el opio de los pueblos se derrumbó y quedó enterrado para siempre en el recuerdo de la historia. En el mundo occidental hay una nueva orientación hacia la religión, todavía embrionaria (ya se advierte el recurso de utilizar religiosos en el terreno político por su crédito menos vapuleado que el de muchos políticos), y últimamente la inclinación al Islam está en aumento, tanto en Occidente como en Oriente.
Las potencias occidentales sufrieron un golpe fuerte por parte de la revolución islámica y saben bien que la única manera de poder manipular a esta revolución es apartar a la religión de la escena y este asunto importante es posible, solamente, mediante el inculcar el enfrentamiento entre la religión y la política.

En el interior de Irán algunos, a sabiendas o no, se orientaron en la misma dirección a la que aspiran los enemigos fracasados de ayer. Hoy en las bases culturales del país, los centros teológicos y las universidades existen personas que se han dejado seducir por este tipo de pensamiento y lo difunden.

“Por supuesto los centros teológicos están mezclados con los dos tipos de pensamiento y hay que estar atentos a que la idea de la separación de la religión de la política por parte de esta gente de mente anquilosada no se contagie a los jóvenes estudiantes”
Hoy en día si bien no se puede considerar al secularismo en el mundo islámico un fenómeno de tipo colonialista pero este pensamiento retrógrada es un resabio de esa misma tesis colonialista que regresó con otro rostro e intenta desviar el camino del pensamiento noble e íntegro del Islam hacia la época de la oscuridad y la atrofia de la religión.

El secularismo sostiene que una sociedad religiosa significa una sociedad que posee personas religiosas, no una sociedad que posee instituciones, organismos, obligaciones y prácticas religiosas determinadas. En realidad desde una perspectiva histórica se advierte que los secularistas guardan un resentimiento y un rencor con respecto a la religión que va desde el abandono de lo religioso hasta su marginación. Hoy este enfrentamiento con la religión y lo religioso tiene el nombre de secularismo en nuestra sociedad y en gran parte del mundo.

Una crítica al secularismo islámico

En el primer capítulo vimos que en el Sagrado Corán existen una cantidad de versículos que se refieren a los asuntos sociales, políticos, jurídicos, económicos y militares y respecto a todos ellos se habla desde una perspectiva religiosa. Con ello, es increíble que haya personas que pretendan sostener que “la profecía y el gobierno son dos asuntos que no pueden mezclarse uno con el otro” 4

El califato y la guía política son asuntos mundanales y no tienen ninguna relación lógica, teológica o doctrinaria con el sublime rango de la profecía y el Imamato”.5
Aquí expondremos algunos de los argumentos de quienes sostienen la necesidad de la separación de la política de la religión y expondremos la crítica a los mismos.

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Notas

1 Es necesario destacar la diferencia que existe en estos sistemas cuando están imbuidos del espíritu imperialista y arrogante descargando su peso sobre la inocencia de los pueblos, como era el caso de los dirigentes de la Unión Soviética y de los actuales representantes del imperialismo capitalista y de partidarios de ambos sistemas cuando con una actitud más humilde, buscan defender a los pueblos de los abusos imperiales y en consecuencia sostienen una mirada más respetuosa y considerada hacia las religiones, sobre todo cuando éstas son sostenidas por quienes defienden los intereses de los pueblos.

2 Si bien en revolución islámica esta creencia fue dejada atrás, sus efectos aún perduran y cada tanto afloran aquí o allá en la mente de algunos políticos y religiosos en forma sutil o a veces no tanto. Como representantes de los primeros podemos citar a los dirigentes de la ex Unión Soviética y el actual gobierno norteamericano.

3 Sahifatu Nur, t. 21; pág. 91 (“Página de Luz”, libro que en que se recopilaron los mensajes del Imam Jomeini a lo largo de su vida) ; mensaje del Imam Jomeini a los religiosos (3/12/1367, corresponde con el mes de enero del año 1987)

4 Idem. Pág: 92

5 Entre las personalidades que declaman esta postura pueden nombrarse a Ayatullah Dr. Mahdi Haeri; Mohandes Mahdi Bazargan (ex presidente de Irán y de pensamiento liberal pro occidental) y el Dr. Abdul Karim Surush

Islam y política IV

La negación del gobierno en el Islam

Opiniones secularistas en el mundo islámico
Algunos dicen que el Corán y la misión del profeta se limitan a la enseñanza, la difusión, el recuerdo, la albricia y la amonestación y niegan que el profeta tuviese que ejercer algún tipo de dominio o poder sobre la gente.

Citan el versículo que dice: Hua alladi ba’za fil umiina rasulasn minhum iatlu „alaihim aaiatihi ua iuzakkiihim ua i’uallimuhumul kitaba ual hikmata. “El es quien hizo surgir entre los gentiles a un mensajero de entre ellos, que les recita Sus versículos, los purifica y les enseña el Libro y la sabiduría” (Sagrado Corán: 62:2)

O este otro que dice: fainnama „alaika al balag ua „alaina al hisab.”Ciertamente a ti te corresponde la transmisión y a nosotros el cómputo”. (Sagrado Corán 13:40)
Faddakir innama anta muddakar. Lasta „alaihim misuaitir. “Recuérdales, ciertamente que eres solo un amonestador. No tienes poder sobre ellos”. (Sagrado Corán: 88:21-22)
Ua ma arsalnaka illa mubashiran ua nadiran. “Y no te hemos enviado sino como un albriciador y amonestador”. (Sagrado Corán: 17:105;25:56)

Nahnu „alamu bima iaquluuna ua ma anta „alaihim biyabbarin. Nosotros sabemos más lo que dicen y tú no eres un déspota para ellos. (Sagrado Corán: 50:45)

Por supuesto citan otros versículos pero estos son suficientes para nuestro análisis por ahora.

Respuesta:
Para comprender bien los versículos coránicos es necesario tener en cuenta varios elementos para no equivocarse, algunos de ellos son por ejemplo: el contexto del versículo, el momento y la ocasión en que fueron revelados, la comparación con otros versículos, las tradiciones proféticas, etc., Todos estos factores han sido obviados en estas interpretaciones que estamos analizando. En base a ello decimos:

Primero: Todos los versículos tan numerosos que hablan del deber de ejercer el gobierno, la guía, el juicio, por parte del profeta y el resto de los asuntos políticos y sociales muestran que la exclusividad a que hacen referencia algunos versículos citados arriba, es una exclusividad relativa (dada en un contexto dado, no en forma general y absoluta).

En segundo lugar: La atención en el contexto y el significado de los versículos que limitan la obligación del profeta a la difusión y a la amonestación deja en claro que estos versículos tienen como propósito explicar lo siguiente: que el hombre en cuanto a la aceptación o no de la fe en Dios, de la otra vida, y los caminos para alcanzar la felicidad y al guía es libre, tal como lo afirma en el capítulo 10 (Yunus, Jonás) cuando dice: Qul Ia aiuuha an-nas qad yaakumul al-haqqu min rabbikum faman ihtada fainnama iahtadi linafsishi u aman dalla fainnmam iadullu „alaiha ua ma ana „alaikum biuakil. “Di oh gentes, ciertamente ha venido a vosotros la verdad de vuestro Señor, pues quien se guíe, ciertamente se habrá guiado a sí mismo y quien se desvíe se desviará a sí mismo…”. (Sagrado Corán, 10:108).

Los versículos antes citados por quienes no aceptan la esfera política del Islam presentan la obligación del profeta con respecto a la difusión y la amonestación debido al gran deseo que tiene el profeta de que los politeístas acepten el mensaje de Dios y se salven, o resalta el hecho de que la gente es libre con respecto a aceptar o no el mensaje, y no serán obligados. Esto es diferente al tema de ejercer las normas y leyes del Islam y la conducción de la sociedad y de la política, por eso la exclusividad o limitación a que se refieren los versículos es relativa y otra prueba de ello es el siguiente versículo:
Sauaun „alaihim a andartahum am lam tundirhum, la iuminun. “Da lo mismo que los amonestes o no creerán” (Sagrado Corán: 2:6; 36:10).

En este versículo queda claro que la obligación del profeta con respecto a la amonestación se refería a la creencia de la gente.

En tercer lugar: Si la misión del profeta Muhammad, la bendición y la Paz de Dios sean con él y su familia Purificada, se reducía a la difusión del mensaje y la amonestación, entonces, ¿cómo se justifican la luchas del profeta Moisés, la paz sea con él, contra el Faraón para salvar a los judíos y las del profeta Abraham, la paz sea con él, contra el tirano Nimrod y la destrucción de los ídolos?, cuyas historias están narradas varias veces en el Sagrado Corán.

Si el mensaje era tan limitado como dicen, cómo se justifica que el Sagrado Corán afirme que es una ley divina la ayuda a los profetas y su victoria, la de los ejércitos de la verdad contra los de la falsedad, lo que implica el enfrentamiento de estos bandos entre sí y la lucha y la resistencia de los partidarios de Dios:

Ua laqad sabaqat kalimatuna li’ibadina al mursalin. Innahum lahumul mansurun. Ua inna yundana lahumul galibun. “Ha precedido ya nuestra palabra a nuestros siervos, los enviados: son ellos los que serán ciertamente auxiliados”. (Sagrado Corán 37:171-172)

Si los profetas no tenían el cargo de gobernadores y solo se limitaban a amonestar, cómo el Sagrado Corán dice: Ua kaiin min nabiin qátala ma’hu ribbiiuna kaziiran. “Qué de profetas ha habido y junto a ellos combatieron miríadas”. (Sagrado Corán: 3:146)

Y por último, si solo amonestaban cómo el Corán menciona el asesinato y martirio de muchos de los profetas a manos de los impíos ”…por haber matado a los profetas sin justificación…” (4:155)

La separación entre Imamato (líder y guía de parte de Dios) y Califato (representación divina de acuerdo con el Corán, pero para algunos musulmanes solo es un líder político elegido por la gente).

El Imamato es como la profecía, un rango otorgado por Dios, una elevadísima condición espiritual y física que Dios determina de acuerdo a Su Sabiduría y lo elige entre los hombres y no depende de la opinión de los hombres, su voto o su elección (al igual que los profetas). Algunos piensan que el califato en cambio es un asunto meramente político, de administración de los asuntos públicos y que depende únicamente de los hombres y su elección. Según esta visión, el califato no tendría nada que ver con el elevadísimo rango de los Profetas y los Imames. Según esta gente, o algunos de ellos al menos, el gobierno del profeta en Medina no fue un asunto que tuviese que ver con una orden divina, sino algo que la gente impuso al profeta.

Respuesta:

Esta opinión está en abierta contradicción con los versículos que hablan de la guía divina, el liderazgo, la lucha contra la opresión y el combate en el camino de Dios (es decir en el camino de la justicia, no de la agresión y la explotación).

Lo cierto es que el califato es un rango divino y una representación de Dios en la tierra, tal como expresa el Sagrado Corán (2:30).

El califato, luego del fallecimiento del profeta, le correspondía a Ali Ibn Abi Talib, la paz sea con él y él mismo lo afirma en la jutba o sermón Shaqshaqia en el libro Nahyul Balagah (Las Cimas de la Elocuencia, traducido al idioma español), que recopila muchos de sus sermones cuando ejerció el gobierno de la comunidad islámica en el 657 DC. Allí, el Imam Ali, la paz sea con él, dice: “Medité acerca de si levantarme y luchar por mi derecho a pesar de las pocas fuerzas disponibles o tener paciencia ante esta opresión y circunstancia que deprimió a los ancianos, envejeció a los jóvenes y hará sufrir a la gente hasta el final de sus días. Vi que la paciencia era más sabia y la escogí (en una situación) como quien tiene una astilla en el ojo y un hueso atragantado en la garganta y veía como se robaban mi herencia.” (Nahyul Balagah, sermón 3).

La historia islámica muestra que la constitución del gobierno por parte del profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con él y su Familia Purificada, no fue por una mera decisión personal del profeta y el rol de la gente ante la conformación del gobierno fue la de la aceptación a través de su voto (no la de proporcionarle legitimidad), de la guía del profeta como un mensajero y representante de Dios, al tiempo que la legitimidad le era conferida por Dios y la guía venía de Dios por medio de la revelación. La gente aceptó el gobierno del profeta con una profunda fe y convicción en esta condición del profeta y su gobierno, no como algo que ellos le estaban confiriendo. Por supuesto la aceptación del pueblo es condición de posibilidad de la materialización de la guía divina entre los hombres porque Dios guía de grado y no por la fuerza de Su poder a los seres humanos en este mundo. En ninguna alocución del profeta se ve que él haga referencia a que el gobierno es una concesión de la gente hacia él o que ellos sean quienes legitimizan el gobierno.

Un punto interesante es que en los escritos del profeta a los líderes de los países lindantes de la península arábiga, este firmaba como Mensajero de Dios. Las cartas al rey de Etiopía, el Negus; o de Persia Kosroes; el César Heraclio de Roma Oriental, se conservan hoy en día y el encabezamiento de estas epístolas comienza con “En el nombre de Dios, el Clementísimo, el Misericordiosísimo, yo, Muhammad el Mensajero de Dios a…”, por lo que es claro que el profeta consideraba a su gobierno como un asunto ligado y derivado de su mensaje y misión. Desde esta condición es que siempre se dirigió a los distintos líderes y gobernadores de la región.

Con respecto al Imam Ali, la paz sea con él, el asunto es claro también. El profeta eligió a Ali para la sucesión entre otras veces, al regreso de la peregrinación de la despedida, en un lugar llamado Gadir Jum, por orden expresa de Dios que figura en el Sagrado Corán: 5:67. “Oh Mensajero difunde lo tu señor te ha revelado, si no lo haces no habrás difundido Su mensaje y Dios te protegerá de los hombres”. No solo el la gente no tuvo decisión propia en este asunto, sino que el profeta estaba preocupado con la reacción negativa en algunos que él sabía que aspiraban a sucederlo sin autoridad para ello. Esta designación por parte de Dios del sucesor (lo mismo podemos observar en el caso del propio Jesús, la paz sea con él con Pedro, su sucesor o Moisés con Aron y con Josué, la paz sea con ellos), muestra que la guía desde el punto de vista islámico, especialmente entre los shias, está en la religión misma, más aún a la cabeza de la misma y en el seno de la propia revelación y como una extensión de la Guía del Señor para los hombres, para que no caigan en idolatría, ignorancia e injusticias. A tal punto, que su no anunciación a la gente por parte del profeta se considera por parte de Dios como una negación de toda la misión y mensaje profético, es decir toda la religión, todo el Islam.

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Por eso, en la súplica Yame’ Kabir, “la gran congregación”, leemos que acerca de los Imames dice: testimonio que vosotros sois los Imames bien orientados, bien guiados, purificados, infalibles, ennoblecidos…quienes os levantáis con Su orden y me satisface vuestra representación (de Dios), en Su tierra…y auxiliares de Su religión.

Islam y Política V

La Shura (La consulta) y la democracia

La Shura o consulta es una práctica social islámica que además de los versículos coránicos existen muchas tradiciones proféticas que lo aconsejan y enfatizan.

En el Sagrado Corán hay dos versículos concernientes a la shura o consulta, uno afirma la consulta entre la gente o el pueblo entre sí cuando dice:

“Y aquellos que respondieron (afirmativamente) a su Señor y realizan la oración y se consultan sobre sus asuntos”. (Capítulo La Shura o La Consulta, versículo 38).
Y otro donde se afirma la consulta de los gobernantes con la gente o el pueblo, cuando dice:
“Y perdónalos, pide el perdón para ellos y consúltalos en el asunto” (Idem: capítulo 3:159).
En las democracias actuales existe un principio llamado la participación del pueblo en el que de acuerdo a él, la presencia activa del pueblo, su participación y su voto afecta todas las partes del gobierno y es natural que en este tipo de gobiernos se base en el principio del voto de la mayoría de la gente.

Ahora cabe esta pregunta, ¿acaso el principio de la participación del pueblo en los gobiernos democráticos es comparable con la práctica de la consulta o Shura en Islam? Otra pregunta es que, ¿cuál es el criterio para establecer como prueba (de veracidad o de valor) al voto de la mayoría? Debido a que en el Islam salvo Dios mismo nadie tiene el derecho a legislar, ni siquiera el profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con él y con su Familia Purificada, la consulta o shura no puede ponerse en un mismo nivel con la legislación divina o sharia en árabe. Y por lo tanto, la recomendación del consejo consultivo nunca equivaldrá a conceder al pueblo el derecho de legislar (a no ser en aquellos temas que no estén legislados y siempre que no contradigan a las leyes divinas) La consulta en los asuntos que son ajenos con relación a lo obligatorio o lo prohibido, lo aconsejable o desaconsejable, en árabe mubah.

Si la consulta entre la gente entre sí y el del gobierno con la gente no es un asunto meramente protocolar y de mera formalidad, sino algo efectivo y que confiere valor por sí mismo. Por lo tanto surge la pregunta hasta qué punto debe otorgarse valor y efectividad al voto (en general no solo al electoral) y deseo de la gente o dicho de otro modo, cuál es el criterio para tomar el deseo de la gente y en dónde el deseo de la gente es decisivo o determinante.

En el Islam la incidencia del voto, el deseo y opinión de la gente se restringe al ámbito en el que las obligaciones o prohibiciones divinas no estén en juego, por lo tanto la shura o la consulta en el Islam están determinados por el límite entre lo que es obligatorio o prohibido (que no está sujeto al deseo de la gente y que debe ser acatado por aquellos que aceptan el Islam) y el resto de los asuntos. Este resto de asuntos es el que define el límite de las cuestiones que abarca la shura o la consulta en el Islam. La shura se limita al ámbito exterior a lo que se debe o no se debe hacer desde el punto de vista de la legislación divina religiosa y en dónde ésta no tiene incidencia. En este ámbito muchas veces puede ser necesario lograr la satisfacción de la gente puesto que es el derecho del pueblo poder manifestar su punto de vista en esta área, el área de los derechos de la gente. (Frente a los derechos de Dios). Por lo tanto, la legislación divina determinó algunas obligaciones y deberes para los hombres y les concedió derechos en algunos asuntos de modo que las determinaciones en esos asuntos los dejo a su cargo.

Si miramos a la shura desde el punto de vista de la democracia y el ámbito donde puede ser aplicable vemos que el principio de la participación del pueblo en la democracia no divide los asuntos entre las obligaciones y deberes y aquellas cosas que son obligatorias o prohibidas y aquellas que son no lo son de modo de limitar la participación a estas últimas y este es el punto esencial que hace a la diferencia entre ambos conceptos y sistemas.

El mensaje claro de la democracia es que el hombre moderno es un ser con derechos no con deberes. Las obligaciones y deberes son más propias de los hombres salvajes o nómades que de los hombres de las sociedades civilizadas. Al contrario el idioma religioso es un idioma de deberes no de derechos. Los deberes en la religión son muchos más fuertes que los derechos, en otras palabras la religión está más fundada en los deberes y la democracia en los derechos.

Más sutil es el tema de que la religión (más precisamente el din como se llama a la religión en árabe o mejor dicho, el modo de vida sagrado islámico), considera al ser humano como un siervo de Dios y la implicancia de la adoración es la aceptación de los deberes legales. Los derechos de los hombres no están por encima de sus deberes legales sino más bien en el marco de estas obligaciones legales y en la práctica de éstos. Una vez que los hombres aceptaron la religión de Dios no pueden con consultas hacer prohibido lo que Dios hizo lícito o lícito lo que Dios prohibió.

“Y no le es dado al creyente y a la creyente cuando Dios y su mensajero dispusieron un asunto tener libre determinación con respecto a él”. (Sagrado Corán 33:36)

Sobre esta base, los asuntos en que no existe ninguna disposición legal y no se han deducido los deberes legales, está permitido volverse a la consulta, Como ejemplo, ¿cómo administrar una ciudad, de tal modo o de otro? ¿Debemos poner prioridad en la agricultura o en la industria? ¿Cuántos hospitales es conveniente que tengamos? ¿Cuántas universidades y centros teológicos? ¿Necesitamos subterráneo o no? ¿Cuál ha de ser el modelo de construcción urbana? ¿Cómo hemos de expandir el servicio de transportes y cargas? ¿Debemos enviar estudiantes a formarse en el exterior o no? Y miles de asuntos como estos. En la medida que sean asuntos públicos que conciernen al común de la gente su participación y consulta es necesaria y el gobernante debe garantizar la participación de la gente, consultarla y en la medida que sean asuntos particulares y privados las consultas que al respecto pueden hacerse por parte de la gente entre sí son acordes con la racionalidad y la sabiduría.

La mayoría en el marco de la legislación islámica (sharia)

¿Qué posición tiene el Islam con respecto a la mayoría? Desde el punto de vista islámico la mayoría por el hecho de ser mayoría no se instituye como un criterio y no tiene valor como tal. La opinión de la mayoría no puede en sí misma aceptarse de modo absoluto ni rechazarse de modo absoluto. El Islam es la religión de los principios y criterios verdaderos y el verdadero criterio en la aceptación de cada asunto es la verdad de ese asunto. Con respecto a cuál es la verdad y cuál es la falsedad se desprende de las diferentes definiciones contrapuestas que de cada uno, la verdad y la falsedad se brindaron y sobre el que hay que meditar y reflexionar. Desde el punto de vista del Islam, la verdad absoluta, total, es la Esencia Santa de Dios. “Eso es porque Dios es Él mismo la verdad y lo que invocan en lugar de a Él es la falsedad.” Sagrado Corán 22: 62 y capítulo 31:30).

Por lo tanto, el criterio de la verdad y falsedad de cada asunto depende de la relación que ese asunto guarda con la Verdad Absoluta. En consecuencia con ello, la religión del Islam, entre todas las religiones, es verdad (“Él es quien envió a Su mensajero con la guía y la religión verdadera”, Sagrado Corán: cap. 61:9; cap. 9:23), y el Libro de Dios, el Sagrado Corán es verdad (“Y con la verdad lo hemos hecho descender y con la verdad ha descendido”. Sagrado Corán: cap. 17:105).

En consecuencia lo que no tenga correspondencia con los contenidos coránicos y los criterios religiosos será falso.

En las enseñanzas profundas religiosas no solo no se estableció la opinión de la mayoría como criterio sino que debido a que corrientemente el ser humano es presa de sus pasiones y deseos egoístas y bajos, o no posee una comprensión suficiente y completa de los asuntos o directamente se opone a la verdad o justicia de ellos sobre todo cuando contraría sus intereses egoístas y materiales, por lo que la religión llama a la advertencia y a la precaución con respecto a la opinión de la mayoría. Como ejemplo podemos ver los siguientes versículos:

“Si seguís a la mayoría de los que están en la tierra os desviarían del camino de Dios y no seguiríais sino conjeturas, no hacen sino aventurar opiniones”. (Sagrado Corán: cap. 6:116).
“Juzga entre ellos con lo que Dios ha hecho descender y no sigáis sus pasiones con respecto a lo que te hemos traído de la verdad. ” (Sagrado Corán: cap.5:48-50)

“Ciertamente hemos venido a ti con la verdad pero la mayoría de vosotros rechazáis la verdad. ” (Sagrado Corán: cap. 43:78)

No, sino que hemos venido a ti con la verdad y la mayoría de vosotros rechazáis la verdad. Si la verdad siguiese vuestras pasiones se corromperían los cielos y la tierra y quienes están en ella… (Sagrado Corán: cap. 22:23, 70,71).

El Imam Ali en el Nayhul Balagah dice: “Oh hombres no temáis en el camino de la guía por lo poco de quienes la siguen”. (Nahyul Balahag, Sermón201).

También Ali dijo a Harez Hamdani que dudaba de su califato: El asunto para ti se ha vuelto confuso. La religión de Dios no se conoce por (la opinión o parecer) de los hombres, sino por los signos de su veracidad, conoce la verdad conocerás a su gente. (Sheij Mufid Kitabu al Amali; Muhammad Baqir Maylesi, Biharu Anuar, tomo 6:pag. 178-179).

Desde el punto de vista del Imam Ali, la paz sea con él, la gente se conoce con el criterio de la verdad, no la verdad con el criterio de la gente. El Sagrado Corán elogia y considera al profeta Abraham, la paz sea, quien se levantó solo contra todos los idólatras, como él campeón del monoteísmo. Toda persona que se levanta en el camino de la verdad merece ser honrado, incluso si está solo (o más aún si lo está). En la cultura del Corán no se considera un gran arte el subirse a la cresta de la ola, sino el de resistir contra ella.

Otra razón para no considerar como criterio a la mayoría es que hacerlo implica negar la verdad. Si la considerásemos criterio de verdad entonces caeríamos en el relativismo de la verdad y la falsedad que se opone a los principios categóricos del Islam y de la razón.
Nosotros ahora vemos que hay sistemas que se basan en la opinión de las mayorías que entre sí son contradictorios y sus leyes por lo tanto son contradictorias. De acuerdo a esta visión ambas posturas de dos sociedades basadas en este solo principio tienen que considerar a dos opiniones contradictorias entre estas dos sociedades como verdaderas. Puesto que el voto o la voluntad de la mayoría de la gente en esta concepción es la que crea la verdad en vez de descubrirla y la verdad no es un asunto ajeno a la voluntad de la mayoría de la gente, sino que está en su interior mismo. En la democracia no existe una diferencia entre el deseo y la voluntad basada en el deseo del alma o de la razón.

Los criterios democráticos necesitan de un arreglo del intelecto y una correspondencia con él y la ley divina. La voluntad de la mayoría no puede justificarse como criterio de verdad. ¿Cómo la opinión del 49% no ha de ser verdad, pero ni bien se le agrega un 2% se vuelve verdad y lo que antes era verdad, ahora por tener 2% menos deja de tener valor y ser verdad?

Islam y la política VI

Islam y Democracia

Una de las preguntas que se hacen en los países islámicos es cómo se relacionan la religión con la democracia.

¿Se pueden unir el Islam y la democracia o debe dejarse de lado uno si se aplica el otro? ¿Se puede adaptar la democracia a las enseñanzas religiosas? ¿En caso de necesidad, a cuál hay que hacerle cambios, a la democracia o a la religión islámica?

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Obviamente una respuesta adecuada requiere de un conocimiento acabado de ambos, el Islam y la democracia. Hemos visto ya algunas características del Islam en relación con la política, ahora nos dedicaremos al análisis de la democracia. Desgraciadamente el mismo punto de vista incorrecto que detentan los secularistas con respecto a la religión la poseen algunos religiosos con respecto a la democracia. Hoy existen pocos sistemas políticos que no se proclamen democráticos y por lo tanto se requiere de un juicio justo a la hora de analizar el sistema democrático y destacar sus virtudes y defectos de un modo imparcial.

Las ventajas de la democracia
Estas ventajas son a veces ideales que no se alcanzan o directamente se contrarían pero están proclamadas como ventajas en principio.
1) El respeto a las libertades individuales y sociales de la gente (como la libertad de pensamiento, de expresión en forma escrita o cualquier otra forma dentro del marco legal, asociaciones, partidos, etc.) y la garantía de los derechos de los ciudadanos en el marco al amparo de la ley.

2) La creencia en la igualdad en las áreas políticas y sociales.
3) El impedimento del monopolio del poder en una persona y organismo y el evitar los
egoísmos, la concentración de poder, la tiranía, mediante la división de poderes.
4) La existencia de una estabilidad política, social al contrario de los gobiernos tiránicos.
5) Crear las condiciones adecuadas para el la creatividad y el desarrollo de las capacidades mediante el intercambio de ideas y pensamientos y el desarrollo amplio político, económico, cultural, etc.

En los sistemas democráticos toda la gente tiene derechos políticos y gozan del derecho de elegir, ser elegidos (en la república Islámica la edad mínima para votar es de 18 años, mientras que en Estados Unidos es de 21 años). Existe el derecho a la protesta y en otros términos la libertad y la igualdad política. La división de poderes garantiza la permanencia de la democracia. El gobierno democrático genera una estabilidad política puesto que no es razonable que la gente se rebele contra sí misma. El resultado natural y lógico de un sistema así debería ser el desarrollo y progreso general.

Los aspectos negativos de la democracia

El sistema democrático occidental después de dos siglos de instalado ha suscitado muchas críticas de parte de analistas políticos y pensadores. Posee en su interior algunos puntos débiles e importantes que le ocasionan serios problemas como ser:

1) La manipulación de los votos de la gente por medio de un bombardeo propagandístico de los medios y la eliminación en la práctica de la libertad de pensamiento de la gente generando lo que se conoce como “democracias guiadas”. (Las grandes corporaciones televisivas, los multimedia, las grandes cadenas de diarios, revistas, las grandes agencias de noticias, las corporaciones económicas y grandes empresas multinacionales, cada vez que lo consideran necesario pueden torcer el rumbo político económico en la dirección que quieran.

2) La aparición de desigualdades económicas con la aceptación del liberalismo económico que resulta en el gobierno de los capitalistas y los ricos. (Investigaciones llevadas a cabo en Estados Unidos muestran la estrecha relación existente entre los grupos de poder económico y los candidatos elegidos y los programas que deben llevar adelante en lo político y económico).

3) Poca valoración de los votantes por la idea misma de la igualdad (entre quienes están bien preparados para votar con conciencia y quienes se dejan llevar por las apariencias).
4) La inclinación al relativismo en todos los asuntos por la fijación del criterio de la mayoría como criterio de valoración.

5) Cambia el eje del orden teocrático (en su forma correcta como fue revelada y enseñada por los profetas en su forma pura, no alterada) por el ser humano como eje de todas las cosas (humanismo). Es importante destacar en este último punto que señala el autor a los queridos lectores de Tercer Camino que permítanse un tiempo para conocer la religión del Islam en sus aspectos doctrinarios sólidamente amparados en la lógica y la razón (la fe de aquel que no basa sus creencias en la razón es rechazada en el Islam, es decir la fe por mera imitación o ciega herencia como es el caso de muchos en nuestras sociedades mal llamadas hoy por hoy cristianas pues ya queda poco de coherencia en este término y lo que es el modo de vida de la gente).

Los tres últimos son de los defectos más graves de la democracia. En una sociedad siempre los sabios y pensadores en relación a la gente común son muy pocos y por otra parte la aceptación y grado de influencia que ejercen los grandes medios en las masas de la población es muchísima, o sea más que quienes son conscientes de los engaños de estos medios. La democracia así entendida termina mediante un criterio meramente cuantitativo dando prioridad al común de la gente influenciada por encima de la minoría más consciente, sabia e independiente. (Se produce así un círculo vicioso descendente de esperanza promovida mediante grandes campañas mediáticas con grandes desazones y frustraciones que son otra vez “guiadas” a una nueva esperanza mediática). Para los teóricos de la democracia en Occidente se suponía que el ser humano era un animal pensante, pero no tuvieron en cuenta que es, las más de las veces, un animal afectivo que a veces piensa y que muchas veces se deja engañar por medio de los sentimientos y sobre este punto trabajan a conciencia los grandes medios publicitarios y de propaganda del sistema.

En otras palabras, en el sistema democrático todos los votos valen lo mismo, el de los bandidos, los sabios, los analfabetos, inescrupulosos, no se hace distinción y se prioriza el valor cuantitativo al cualitativo.

Esta crítica es válida en parte para el sistema de la República Islámica, pero con la diferencia de que en el sistema islámico se delinearon una serie de mecanismos para reducir este inconveniente al máximo. Mediante la creación de algunos organismos supervisores de los candidatos y la armonía entre las leyes y la constitución, como el consejo guardián de la constitución o la asamblea de expertos, que se encargan de garantizar el sistema islámico acorde con las layes y principios islámicos. Si bien esta asamblea de expertos puede elegir o deponer al líder, a su vez, es elegida por el pueblo. El pueblo está en alto grado protegido contra el sistema de engaños y manipulaciones que pueden arrastrar a la gente a convertirse en lobos imperialistas o en ovejas indefensas a las que les son saqueadas todas sus riquezas. Pero a su vez no pierde en ningún momento el control y supervisión de su destino, solo que a veces ciertos asuntos los delega en manos más expertas, pero sin dejar de hacer valer su capacidad para reconocer a los fieles servidores y honestos líderes de aquellos que los engañan. En parte esto se logra con la aplicación de los criterios revolucionarios islámicos a los grandes medios de comunicación que en gran parte están en manos del Estado y no escapan de ninguna manera a su control con las formas islámicas que a su vez posee el Estado Islámico.

El relativismo como doctrina social donde da lo mismo la verdad o la mentira, la corrección que la corrupción, (todo es igual como dice el tango del gran visionario Santos Discépolo), es un gran defecto de la democracia que está en franca contradicción con los principios del Islam y los principios racionales. En la democracia el eje de toda valoración son los deseos de la gente y del ser humano, todo lo que concuerde con los gustos de las mayorías se convierte en un valor que debe ser aplicado con lo que se garantizarán según se cree en ese momento la felicidad al menos de la mayoría, aunque eso no sea así en la realidad y algunos sabios lo sepan y lo denuncien desde hace siglos. (Hay que destacar que otras muchas veces las mayorías se dan perfecta cuenta de los males que se propagan como el descuido o destrucción de la atmósfera o la criminalidad de invadir un país como fue el caso de Irak, pero los pueblos y las masas quedan indefensas cuando su grito y voto no es tenido en cuenta por los poderosos que han generado sus propios mecanismos de vetos para engañar a las ingenuas masas de los pueblos. Lo mismo ocurre con las frecuentes condenas en la Asamblea de las Naciones Unidas a Israel por sus crímenes diarios en Palestina ocupada, pero el veto de Estados Unidos vuelve estéril toda condena.)

En las democracias occidentales la libertad es puesta como un objetivo en sí misma y un gran ideal mientras que en el Islam si bien se pregona la libertad se la considera un medio no un fin en sí misma.

El humanismo y el eje humano como criterio cuestiona la necesidad del envío de profetas y mensajeros de parte de Dios con libros sagrados para guiar a la humanidad. El humanismo en sus principios posee serias contradicciones. Por ejemplo, por un lado dice que la voluntad humana es el principal criterio en la vida y por otra parte dice que el intelecto humano puede discernir lo correcto de la corrupción en cada asunto. Por eso en principio las distintas posturas intentan justificarse racionalmente o pseudo racionalmente al menos. Pero la contradicción radica en que la voluntad del hombre se basa en sus inclinaciones y gustos y no siempre en su razón, de ahí la contradicción que muchas veces se suscita, sin que exista un árbitro para dirimir.

En las democracias occidentales muchas veces vemos que se prioriza el deseo de la gente o las mayorías que además son manipuladas en muchos casos por inescrupulosas minorías y en otros casos como dijimos se pisotea o se aplastada lisa y llanamente por las minorías poderosas.
Desde esta perspectiva la filosofía del envío de los profetas y mensajeros divinos para guiar a la gente no es aceptada (puesto que el hombre y sus deseos son el criterio de la orientación del pensamiento, los sentimientos, inclinaciones y conductas humanas determinadas en gran parte y en cada momento por las inclinaciones y gustos de las mayorías, aunque como dijimos no siempre sea así.

En realidad la democracia en el sistema político occidental ha sido en gran parte una reacción a la doctrina del gobierno divino (con la imagen que de él se quedó formada en su conciencia y que se refiere al modo de cómo se gobernaba en nombre de la religión en la Edad Media en Europa). El accionar inadecuado de la Iglesia y los dirigentes religiosos en esa época poco a poco llevó a la generación de la doctrina secularista y a la separación de la religión de la política y como consecuencia de ello, el hombre occidental al pretender escapar del despotismo religioso cayó en otro tipo de desgracias.

Desde el punto de vista de los principios religiosos islámicos la aceptación total o negación total de la democracia es caer en uno u otro extremo alejado de una justa valoración. Pueden rescatarse algunas cuestiones de la democracia que coinciden con el gobierno divino y las enseñanzas de la religión islámica.

La posibilidad de acuerdos entre la democracia y la religión

Desde el punto de vista del Mártir Mutahari (gran teólogo e ideólogo de la revolución islámica de Irán, martirizado en el año 1980 por un grupo terrorista), la religión y la democracia no tienen diferencias entre sí, puesto que el error de aquellos que creen que el carácter islámico de la revolución se opone al carácter democrático de la misma son quienes se quedaron con una idea de democracia vigente en el siglo XVIII, en el que los derechos de los hombres en lo referente al sustento de vida, los alimentos, la vivienda, la vestimenta se limitaban a la libertad en la elección del modo de vida meramente material. El hecho de que una creencia y una escuela de pensamiento dependientes de una fe sea parte de los derechos del ser humano y que la cima de la humanidad se halle en la liberación (no supresión) de los instintos y de la naturaleza, del ambiente natural y social se había olvidado por completo en esa época.

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Este mismo desvío existe hoy en la interpretación de los derechos humanos y la proclama universal de los derechos humanos con todos los puntos correctos y rescatables que posee, pues fue declarada y sancionada por personas que olvidaron completamente la dimensión espiritual y gran parte de la ética. Mientras que si esta misma proclama universal fuera revisada y corregida el espíritu democrático en Occidente tendría unos cambios fundamentales y las enseñanzas religiosas tendrían su lugar en él. Por lo tanto como medio e instrumento puede ser tenida en cuenta (la democracia), no como objetivo y fin.

Islam y política VII

La ley del Talión o de compensación

En la Ley del Talión tenéis vida, ¡Hombres de intelecto! Quizás así tengáis piedad.
(Sagrado Corán 2:179)

La ley del talión o de compensación es una ley de Dios, es decir una ley eterna que rige a los derechos y obligaciones de los seres humanos. ¿Qué significa? Nada menos que el derecho divino y natural a responder en la misma medida en que un derecho haya sido violado, no más. En la tradición de los profetas del Dios Misericordioso, el perdón y la compasión han sido muchas veces promovidas y elogiadas como una virtud compensada por Dios de gran manera para aquellos que la ponen en práctica renunciando a sus legítimos derechos en pro del perdón. El carácter de virtud del perdón consiste en la renuncia a un derecho natural por parte del agredido. Pero, aunque no se suela decir, en la tradición profética así como en la justicia humana la virtud del perdón tiene sus límites. Uno de ellos es que el perdón puede en algunas situaciones no ser una virtud sino lo contrario, un vicio. Allí donde el perdón lejos de servir de lección para el agresor y llamarlo a la reflexión, al abandono de la opresión y al arrepentimiento, lo estimula y lo envalentona para acrecentar su opresión y agresiones. De ahí que los profetas en algunos casos fueron autorizados a combatir, como los conocidos casos bíblicos de los profetas David y Salomón o el profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con él y con su Familia Purificada.

Esta licencia para combatir, al igual que el derecho a la legítima defensa posee sus estrictas condiciones morales y espirituales. Por ejemplo, una de ellas es el refrenarse de una actitud meramente vengativa sin ningún rastro de clemencia o de un exceso agresivo. Dios no ama la agresión ni a los agresores estipula el Sagrado Corán, la palabra revelada del Dios del universo.

Pero Dios permite la defensa y los seres humanos también, por eso en sus legislaciones guiadas por una realidad humana innata autorizan a las fuerzas policiales y militares a defenderse y a defender a las sociedades ante las agresiones. Por eso la mayoría de los ministerios de guerra llevan el nombre de Ministerios de Defensa y no de Agresión.

Por eso también, las religiones sin importar cuán pacifistas estas se presenten, bendicen a sus fuerzas de seguridad y la ley les permite andar armados y usar esas armas, claro que siempre supuestamente dentro de estrictos códigos morales y legales. Otra cosas es que desgraciadamente muchas veces se abuse de esas fuerzas que le son otorgadas por principios constitucionales.

Alguna vez, un intelectual de origen judío pero con una visión política-sionista que se opone al verdadero judaísmo profético, desgraciadamente con mucha prensa en nuestros medios, decía en Argentina que la humanidad en la época moderna ha dejado atrás la primitiva ley del talión, sustituyéndola por una mucho más progresista ley internacional más acorde con los derecho s humanos tal como los ha comprendido la razón iluminista moderna y humanista de los últimos tres o cuatro siglos en Occidente. Con esta aseveración dejaba constancia de modo evidente su ignorancia del judaísmo auténtico, pues la ley de Dios es perfecta y no cambia, tal como lo enseña el Sagrado Corán: No hallaréis cambios en la ley de Dios.

Por lo tanto, nuestra época mal puede haber dejado atrás una ley divina y no es más que una señal de arrogancia e ignorancia pretender que ésta sea primitiva y no es sino una conjetura y no una verdadera razón humana la que estipula semejante cosa.

¿Por qué?
Porque jamás podrá mientras el hombre sea hombre dejar de tener derecho a responder a una agresión en la misma medida en que la recibiera. Por eso, por ese derecho, es que el perdón siempre será una virtud, una misericordia por encima de la justicia y no una obligación.

Automáticamente adquiere un derecho inalienable aquel que es agredido y nadie se lo puede negar. El derecho a responder a esa agresión en la misma medida y de la misma forma en que lo recibiera, no más. Si se excediese no tendría justificativo alguno, sería una mera agresión que suscitaría a su vez otro derecho en la parte agredida.

Si revisamos un poco esa idea según la cual dejamos atrás una ley primitiva del talión en nuestros días de desarrollo de un sistema “liberal, democrático y observante de los derechos humanos”, veremos qué infundada es. En esa oportunidad, le dije a nuestro confundido intelectual sionista, que ojalá nuestra época observara la ley del talión porque entonces tendríamos justicia y una situación mucho más sana que la actual en donde lo único que presenciamos es la ley de la mera y pura agresión de los poderosos.

Veamos la forma en que los falsos religiosos como Bush y Olmert que hoy manejan el gran poder material mundial, pisotean la ley del talión bajo una agresión brutal sin precedentes en la historia de la humanidad. Basándose falazmente en el “derecho a la defensa”, estos señores han lanzado ofensivas criminales contra gente inocente. En el caso del Bush, luego de que unas tres mil personas fueran asesinadas brutalmente en las torres gemelas, se lanzó a la invasión de dos países para matar un número trescientas veces mayor al sufrido en los atentados de las torres. Hasta la fecha llevan asesinados entre la ocupación de Afganistán e Irak más de un millón docientas mil personas que nada tuvieron que ver con los atentados de las torres. Por lo que ni siquiera se puede hablar de defensa, talión o exceso. Es lisa y llanamente una masacre y una agresión descomunal desde su más profunda raíz.

Ahora imaginemos la “primitiva ley divina del talión” donde según la cual, Estados Unidos tendría que haber perseguido a los autores de los atentados (probablemente algunos dentro de sus propias filas) y únicamente castigar a ellos, quienes sea que fueran, a nadie más. ¿No sería mucho más libre, democrático y humano nuestro mundo?

Ahora veamos el caso de Israel, el único país que nació por una decisión de las Naciones Unidas, hoy se vuelve contra su progenitor y no le obedece cuando le ordena detener la masacre en Gaza. La lógica de Israel, lejos de estar basada en la ley judía de no matar y de atenerse a la aplicación del talión, se dedica con una lógica sionista y no judía a matar a cien o doscientos o trescientos o cada día más palestinos por cada uno de los israelíes que muere. Que a su vez, ese israelí que murió es en respuesta a otros cientos de palestinos muertos anteriormente. Veamos sino, desde que las Naciones Unidas se atribuyó el derecho de crear un estado en donde vivía un pueblo desde hace miles de años, solo porque su voz no era lo suficientemente fuerte como para hacerse escuchar y respetar (ya que estaba ocupado por los ingleses), ¿cuántos palestinos fueron muertos y cuántos sionistas? Veremos la desproporción absoluta como la seguimos viendo hoy en los territorios ocupados.

Esta es la ley de los sionistas y de todos los que apoyan a los invasores y la ley del talión es la lógica de Dios, de los profetas, de la verdadera humanidad y de la vida, la ley de las víctimas de los opresores.

El Islam y la Política VIII

Dimensiones de la guía profética

El Profeta Muhammad, la bendición de Dios sea con él y con su Descendencia en su guía legislativa (referente a las leyes que le fueran reveladas por Dios para los hombres) poseía tres tipos de guía. (La referencia religiosa o guía para enseñar, aclarar o explicar la revelación divina); la guía judicial (el impartir justicia y juzgar entre la gente); y la guía o jefatura política.

1.-La guía religiosa requiere de infalibilidad por parte de los profetas y para quien detente un rango tan elevado. Su acción y su palabra deben estar exentas de errores, de modo de ser una fuente y una prueba concluyente y evidente para los demás. Solo así, Dios podrá exigir a los hombres y solo así los hombres no tendrán excusa para reclamar a Dios, de modo que le reclamen que si hubiesen sido bien guiados por parte de Él, no hubiesen cometido pecados y crímenes. En este sentido el Sagrado Corán afirma: “Tenéis en el profeta un perfecto ejemplo”. 33:21. También dice: “Lo que os trae el Mensajero tomadlo y lo que os prohíbe rechazadlo”. 59:7. O en otro capítulo dice: “Di si amáis a Dios, seguidme Dios os amará” 3:31
En las tradiciones proféticas también se alude a esta referencia religiosa por parte del profeta, por ejemplo en el hadiz o dicho de “las dos cosas valiosas”, o en árabe Zaqalain: “Ciertamente os dejo después dos cosas valiosísimas, el Libro de Dios y mi Familia, estas dos cosas jamás se separarán una de otra hasta que vuelvan a mí en la fuente de la entrada del Paraíso, si os aferráis a ambas jamás os desviaréis”.

2.-La capacidad de juzgar. El Profeta, la bendición y la paz sean con él y su Descendencia, posee la capacidad de juzgar de parte de Dios, por lo tanto su decisión en las disputas y diferencias legales y sus sentencias son vinculantes.

Dice el Sagrado Corán a este respecto: Y pues, por tu Señor que no creerán hasta que te hagan juez de sus disputas entre ellos, luego no hallen molestia en ellos mismos por lo que tú juzgues y se sometan totalmente (a tu decisión). 4:65

3.-La guía política. De acuerdo al versículo coránico: “Ciertamente (y únicamente) son vuestros líderes Dios, Su mensajero y quienes creen y dan caridad estando inclinados (en oración)”. O el versículo que afirma: “Obedeced a Dios y obedeced al mensajero y a quienes detentan la autoridad entre vosotros”. 4:59, el profeta posee la guía y conducción política en el Islam. (Ningún musulmán duda de ello porque es -como vemos- evidente en el Sagrado Corán y en los hechos históricos).

Para quienes no conocen a los profetas ni están familiarizados con el elevadísimo rango de éstos, pueden llegar a pensar que reunir los tres poderes de una Nación o Comunidad, el ejecutivo, el judicial y el legislativo, pueden ser un peligroso monopolio del poder y devenir en un tipo de gobierno despótico. La verdad es que en el caso de los profetas que detentan la autoridad por parte de Dios y son los seres humanos más virtuosos, más desapegados y ascetas, los más sacrificados, con poder y conocimientos dados por Dios para guiar a los hombres y con la facultad de atraer a los corazones e implantar justicia, más bien, su gobierno es la mejor garantía entre los hombres para no caer en dictaduras o en democracias formales carentes de contenido popular que esconden sistemas oligárquicos que son quienes realmente detentan el poder y los privilegios en muchas de estas llamadas democracias, algunas más que en otras.

El sheij Kuleini, un sabio islámico del siglo cuarto de la era islámica y décimo de la era cristiana, en su libro Ususl al Kafi (uno de los cuatro libros más importantes de la escuela shia sobre tradiciones proféticas), dice en una tradición o hadiz que ha sido transmitida a través de muchas vías independientes acerca de los cinco pilares del Islam, en una tradición cuya cadena de transmisión (los narradores) es correcta, que Zurara, un discípulo del Imam Baqir, la paz sea con él dijo: “El Islam tiene cinco bases: la oración, la caridad, la peregrinación, el ayuno y la autoridad (Uilaiat). Zurara preguntó, cuál es la más importante de todas. El Imam contestó: La autoridad es superior porque es la llave para alcanzar los otros cuatro pilares. Quien conduce a esos otros pilares es solo la autoridad. Si una persona pasase sus noches en vigilia y adorando a Dios y sus días ayunando, gastase todos sus bienes y toda su vida visitase la Casa de Dios (la Kaaba en la Meca), pero no conociese a la autoridad de parte de Dios (quien lo guía y lo saca de la ignorancia hacia la adoración a Dios), para obedecerle y realice todas sus acciones de acuerdo a la guía de Él, no tendrá recompensa por parte de Dios y no será de los creyentes. (Usul al Kafi, cap 1; tomo 2, pag. 18-19)

Este hadiz coincide con otro muy conocido por los musulmanes que dice: “Quien muere y no conoce al Imam de su época, muere la muerte de la época de la ignorancia”. (época previa al Islam).

En estos hadices o dichos, el término Uali se refiere al ejercicio de gobierno o al liderazgo religioso político, por eso, si bien la oración, el ayuno, la caridad o la peregrinación son pilares, los son, pero de las ramas de la religión o de las acciones, no de los principios básicos de la doctrina, creencia o pensamiento del Islam que guían el sentido, propósito profundo y corrección de aquellas. (Los otros principios básicos de la religión islámica son el monoteísmo, la profecía, la justicia de Dios y la resurrección y Juicio Final).

A modo de ejemplo para quienes no conocen quiénes fueron los Imames o sucesores del Profeta Muhammad, la bendición de Dios sean con él y su Descendencia, veamos el relato de un hecho histórico que narra el encuentro entre quien era el califa abasida del territorio islámico más grande que alcanzaba a la India en Oriente y a Andalucía (España) en Occidente, Harun Rashid, en el siglo octavo de la era cristiana, quien decía: “El sol nunca se pone los confines de mi imperio”. Veamos cómo era el Imam Musa al Kazim, aunque cuando se produjo lo relatado no era más que un joven y el califa a quien todos temían por su inmenso poder y su carácter despótico con quienes osaban criticarlo.

“Una vez, Harun Rashid vino a la Meca para el Hayy (Peregrinación). En el momento de la circunvalación a la Casa de Dios (siete vueltas a la Kaaba o Cubo) ordenó que nadie lo acompañase y despegasen el lugar para que él tenga el privilegio de realizarla solo en forma cómoda. Pero pronto llegó un joven y comenzó también a llevar a cabo la circunvalación ritual. Un soldado le dijo que se apartase del califa.

“¿Por qué debo alejarme? Esta es la Casa de Dios”, dijo el joven, “Aquí los habitantes de las ciudades y de los pueblos son iguales”.

Oyendo esto Harun detuvo a su soldado y continuó su circunvalación. El joven estaba caminando delante de él. Cuando Harun deseó besar la Piedra Negra (piedra que está situada en un vértice de la Kaaba o templo desde donde los fieles comienzan las circunvalaciones y que es objeto de gran reverencia y cuyo origen según una tradición se remonta a una piedra que fuera enviada desde el Paraíso. Los musulmanes no adoran esta piedra como falsamente se dice. La idolatría ha sido desterrada por el Islam), el joven lo adelantaba y la besaba antes que él. Del mismo modo, cuando deseaba rezar en el lugar de Abraham, el joven dijo: “¿Por qué debo ir ante él? Si desea hablarme, él debe venir aquí”. El sirviente real informó estos dichos al califa. Harun mismo fue y mantuvieron la siguiente conversación.

Harun: Te haré unas preguntas, si no contestas apropiadamente te castigaré severamente. Joven: ¿Me preguntas para probarme o para obtener conocimiento?
Harun: Para obtener conocimiento.
Joven: Entonces siéntate como se sienta un estudiante frente a un maestro.
Harun : Dime ¿Cuántas cosas son obligatorias en la ley religiosa?

Joven: Una, cinco, diecisiete, treinta y cuatro, noventa y cuatro, luego una en doce, una en cuarenta, cuarenta en doscientas, una vez en la vida y uno en el lugar de uno.
Harun (riéndose): ¡Gloria a Dios! Te pregunto por obligaciones religiosas y me dices formas matemáticas.

Joven: La base de la religión y del mundo está en la matemática. Si no fuera así entonces por qué Dios contaría a la gente en el Día del Juicio.

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Harun: Está bien. Pero explícame qué has dicho. De otro modo, te mataré entre Safa y Marwah (se refiere a dos montículos que están cerca de la Kaaba y entre los cuales corrió Hagar la esposa de Abraham buscando agua para Ismael, su hijo).

(Uno de los oficiales dijo: ¡Oh jefe! Este es el santuario de Dios. No intentes matar aquí al joven. Oyendo esto el joven se largó a reír repentinamente)
Joven: No sé quién es más tonto. Uno desea apartar la muerte que está determinada para uno y el otro desea convocar a la muerte para alguien que aún no ha de morir.

Harun: De todos modos ¿qué ganas con hablar de este modo? Ahora explica tu afirmación.
Joven: Cuando dije que hay una obligación, es la religión del Islam. Porque aparte de esta no hay otra religión aceptable para Dios (en esta época. En cada época los creyentes están llamados a creer en el nuevo profeta que Dios envía, así los verdaderos creyentes en la época de Jesús lo siguieron y luego con la venida del profeta Muhammad, muchos cristianos y judíos creyeron en él como profeta del mismo y único Dios). Cuando dije cinco, señala las cinco oraciones obligatorias y “diecisiete” el número de los ciclos de cada plegaria (del total de oraciones diarias). “Treinta y cuatro” es la suma total de las prosternaciones, dos en cada ciclo. Noventa y cuatro obligaciones marcan los noventa y cuatro Takbirs (engrandecimientos de Dios con los que se comienza cada oración o partes dentro del ciclo, como la inclinación, prosternación o sentada). Y uno en cuarenta es zakat (caridad). Como uno en cuarenta dinares está sujeto a ser dado en zakat. “uno en doce” señala un mes de ayuno de los doce meses del año. Y “cuarenta de doscientos” significa el Jums (un impuesto religioso anual sobre los excedentes para ser distribuido entre los pobres y en obras de bien por parte de la autoridad islámica). Esto es que si ahorran 200 dirhams (moneda de plata entre los árabes en la época del califato) después de tomar los gastos anuales, se tiene que pagar cuarenta dírhams de Jums y nadie, excepto el profeta es preferible para (obtener) ese dinero (y redistribuirlo con justicia). “Una vez en la vida” es la Peregrinación, que es obligatoria una vez en la vida. “Uno en el lugar de uno” es el desagravio por alguien asesinado injustamente. Esto es que el asesino queda sujeto al castigo capital.

Oyendo esta respuesta, Harun quedó sorprendido y acercando una bolsa con monedas de oro le dijo que era su recompensa por haber respondido.

Joven: ¿Esto es por haber resuelto el problema o para obtener un beneficio?
Harun: Para obtener un beneficio.
Joven: ¡Muy bien! Ahora yo te hago una pregunta. Si respondes correctamente distribuiremos estas monedas aquí, de otro modo me darás otra bolsa más y yo distribuiré ambas entre la gente de mi tribu y mi comunidad.

Harun: ¡Muy bien!
Joven: Dime, cuando la cría del Janshaw Mushkill (una variedad de gusano) nace ¿es alimentado por sus padres con granos o nutrido por su madre?
Harun: Es sorprendente que me hagas esa pregunta.

Joven: El santo Profeta (la bendición y la paz sean con él y con su Descendencia) ha dicho: Cuando una persona es el jefe de una comunidad, a él le es dado el mismo tipo de intelecto (mayor que el de los demás). Como eres el jefe de esta nación en este momento, debes tener el mayor conocimiento en cuanto a esto.

Harun: Dime cuál es la respuesta correcta, e tanto ignoro esta cuestión. Y toma la bolsa de monedas de oro también.

Joven: Cuando el Todopoderoso Dios creó la tierra, Él creó muchas criaturas reptantes en ella, que fueron formadas del propio suelo. Cuando una cría nace, la madre no lo nutre ni es alimentado con granos. Más bien su vida es del suelo. La misma condición de este gusano.
Después de esto el joven recogió ambas bolsas de monedas de oro y las distribuyó entre los necesitados en ese mismo lugar. Harun preguntó el nombre de este joven a algunas personas. Algunos le dijeron. Imam Musa al Kazim (la paz sea con él).

Harun: ¿Cómo no iba a serlo? ¡Tales son los frutos de un gran árbol!
En líneas generales en esta historia y todas aquellas en que se relatan comportamientos de los profetas o Imames o guías de parte de Dios, se advierte la condición superior de los elegidos de Dios para liderar a la gente. Sus virtudes de sabiduría, piedad, valentía, honor, veracidad, pureza, auto dominio, desapego, etc.

Estos son los líderes que el Islam sostiene que tenemos que elegir para nuestra felicidad en este mundo y en el otro. Mientras el ser humano no busque a Dios y a estos líderes, los problemas, las injusticias, los despotismos, la usura, las matanzas de inocentes en forma impune y tantas otras lacras como la corrupción van a seguir existiendo.

Islam y Política IX

Uilaiat Imam (Autoridad del guía espiritual y temporal)

Desde el punto de vista shia, la autoridad de la guía religiosa y política, o espiritual y temporal, luego del profeta, pertenece a los Imames o guías infalibles de parte de Dios para los asuntos de los seres humanos (e inclusive del resto de los seres y la creación). Los shias creen en base a múltiples razonamientos, que la guía religiosa y política de la comunidad, luego del profeta continuó con los Imames, la paz sea con ellos. Estos son doce descendientes del profeta por la línea de su hija Fátima, la paz sea con ella, casada con su sucesor, Ali ibn Abi Talib, primo y yerno del profeta Muhammad, la bendición de Dios sea con él y con su Familia. A pesar de que el tema principal para nosotros acá es el tema de la guía política y el gobierno, como el gobierno es una de las ramas de los asuntos del Imamato (liderazgo espiritual y temporal), y el Imamato posee todos los rangos del profeta salvo la recepción de la revelación, primero tenemos que definir qué es el Imamato y luego revisar los argumentos a favor del Imamato o liderazgo religioso y temporal en el Islam.

La definición de Imam

En una definición muy bella y elocuente del octavo Imam, la paz sea con él, dice: “El Imam es el líder o conductor del din (religión o modo de vida. Pues no es religión en un sentido limitado como se la entiende en Occidente, sino religión que abarca todos los asuntos de la vida individual y social en este mundo y en el otro, tanto en el campo de la creencia, como en el de la ética y las leyes o normas) y la organización de los musulmanes”. En la ciencia del Kalam o teología se define al Imam del siguiente modo:

El Imamato es el liderazgo general en los asuntos del din (religión o modo de vida como dijimos) y del mundo tras la sucesión del profeta. (Esta definición pertenece al gran teólogo shiita „Allamah Hilli, siglo VII de la hégira o emigración, siglo catorce de la era cristiana).

La realización del Imamato depende del Imam, que significa líder o jefe, y el Imam es quien tiene a cargo el Imamato de la comunidad. El Imamato como ya hemos expresado es uno de los temas esenciales o fundamentos de la creencia, como una extensión de la profecía (que tiene que ver con la educación y conducción espiritual, política y social de los creyentes a lo largo de la historia).

El Imam se diferencia del concepto de califa tal como lo entienden los musulmanes sunnitas, que lo limitan al gobierno de los asuntos mundanos y si incluyen los asuntos espirituales, no es elegido por Dios sino por los hombres, a pesar de que el Sagrado Corán expresamente cada vez que menciona la palabra califa lo hace en referencia a una elección, una orden y una disposición de parte de Dios. Ya dijimos anteriormente, que la aceptación de los profetas por parte de los hombres, de los Imames o califas es una condición para que se haga efectivo el gobierno de Dios en la tierra entre los hombres puesto que Dios no impone Su gobierno por la fuerza.)

Las razones del Imamato

El Imamato como continuidad de la profecía.

La consecuencia necesaria de la condición de último mensaje celestial que posee el Islam, hace a su necesaria universalidad, eternidad y amplitud que abarca a todo el mundo. El profeta fue ordenado a difundir el mensaje divino revelado, a enseñarlo y explicarlo, pero el período de veintitrés años de misión del profeta en Meca y Medina no hizo posible – debido a los múltiples incidentes que tuvo que enfrentar en cuanto a ataques y persecuciones de los enemigos idólatras-para enseñar todo lo referente a un sistema de vida basado en la revelación coránica que abarca todos los aspectos de la vida humana individual y social hasta el fin de los tiempos. No podía explicar en tan poco tiempo todas las leyes necesarias a todos los hombres y tampoco es posible que el Islam quedase expuesto de manera incompleta e imperfecta (pues ya no habría otro profeta y debía perdurar hasta el fin de los tiempos). Por lo tanto, debía necesariamente haber una persona o personas entre los compañeros del profeta que hubiesen podido aprender el Islam de forma completa de parte del profeta y que luego de su partida pudiesen transmitir de modo correcto y sin errores todas las enseñanzas reveladas y saber aclararlas de forma adecuada a los demás, con la diferencia que el profeta lo explicaba por medio de la revelación de parte de Dios, y sus sucesores lo hacían de parte de la enseñanza del profeta (esta explicación está extraída de un libro que se llama el “Imamato y el Liderazgo” de shahid Mutahari.
Por lo tanto, en la continuidad de la profecía no hay lugar para la imperfección del din o religión (en sentido islámico), puesto que el din fue revelado de forma acabada y completa (Sagrado Corán: capítulo 5, versículo 55) y es por ello que ya no se necesita más que descienda una revelación y la revelación queda restringida a los profetas. Como los shias y los sunnitas coinciden en que el profeta Muhammad (la bendición de Dios sea con él y con su Descendencia), no pudo en los veintitrés años de su misión transmitir a la gente todas las leyes y normas islámicas, aún de un modo general, de acuerdo a la creencia shia fueron elegidas algunas personas determinadas por parte de Dios y del profeta que tenían una dimensión santa y el profeta sí le enseñó a ellos, el primero de los cuales fue Ali ibn Abi Talib, la paz sea con él, todas las leyes. Por ello, el Imam Ali y sus descendientes, el resto de los once Imames, fueron capaces de responder a todas las preguntas. (Idem, Shahid Mutahari).

Este rango y status del Imam lo convierte en la referencia religiosa (din) unida a la infabilidad que conlleva la responsabilidad de enseñar, explicar e interpretar la religión o modo de vida y lo que enseña es la verdad y no una opinión meramente personal de tal manera que pueda equivocarse (desconectada de la realidad y los conocimientos que Dios le da, tal como lo hace Dios con los profetas). La infabilidad y la necesidad de ella como atributo de los profetas, es un tema al que se lo explica racionalmente y en base a versículos de la revelación contenidos en el Sagrado Corán y a dichos recopilados en la sunna del profeta tal como lo enseña la teología islámica. Básicamente una vez que se demuestra la existencia de Dios y todos Sus Atributos de Perfección, se fundamenta la necesidad de la perfección en sus mensajes y mensajeros cuya guía es esencial para la organización y realización humana en todos los ámbitos y su consiguiente felicidad en ambos mundos. Por ello, la diferencia entre los dichos y acciones de los profetas o Imames y el resto de los hombres, puesto que estos últimos no son infalibles y por lo tanto, personas como los compañeros, las generaciones siguientes a ellos, los muytahid (o quienes detentan el conocimiento y por lo tanto la autoridad para deducir las leyes explícitas y no explícitas en el Sagrado Corán) y los exégetas revisten una gran diferencia esencial con los infalibles, pues cometen errores o pueden cometerlos en la transmisión, en la explicación, en la deducción, en la explicación. La diferencia entre los profetas y los Imames infalibles es que lo que dicen los profetas se basa en lo que Dios les transmite y lo que dicen los Imames se basa en lo que el profeta les enseña. No en el sentido que el profeta les haya enseñado de manera meramente natural, sino tal como lo expresa Ali, la paz sea con él cuando afirma que el profeta le ha enseñado mil puertas del conocimiento, de cada cual se abren otras mil puertas. Así como no podemos comprender la revelación y de qué manera el profeta recibe el conocimiento por medio de ella, no podemos comprender de qué manera, bajo qué forma de relación espiritual el profeta le enseñó todas las realidades a Ali y no a otro.

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Los sabios shias explicaron esto con el término árabe de Lutf (sutileza, bondad). Es decir que la bondad divina y sutil es importante para guiar a los hombres. Puesto que los caminos de los hombres hacia Dios están cerrados (por incapacidad de la mayoría de los hombres de mantener una relación directa con Dios, la bondad divina requiere que Dios tenga una consideración como con la profecía. Por eso, el tema de la bondad divina es un principio de los fundamentos shias que se puede decir que es la razón intelectual de los shias en cuanto al Imamato. Dios es Perfecto, por lo tanto Infinitamente Bueno. Dios creó al hombre para la felicidad eterna que es la máxima perfección concebible. Para que se concrete este objetivo necesario, el ser humano ha de ser guiado sin errores por parte de Dios a través de Sus representantes de modo que el hombre pueda alcanzar el objetivo divino para el que fue creado. De lo contrario, Dios sería responsable de la imposibilidad humana de alcanzar la perfección y la felicidad en este mundo y en el otro – tal como se ve en la historia de la humanidad en la que no se hay seguido las enseñanzas proféticas o se las ha desfigurado para abuso de los pueblos-. Si Dios no garantizase la posibilidad de la guía, la imperfección le alcanzaría por no disponer de los medios necesarios para procurar el necesario objetivo de la creación humana. Y ello lógicamente contradice la absoluta perfección de Dios.

Islam y Política X

El Imam posee las condiciones de verdadero de guía para la humanidad y representante de Dios para elevar a los hombres al verdadero objetivo trascendente de su creación. El Imam es un rango espiritual elevadísimo que es otorgado por Dios, así como también es Dios quien otorga el rango de profeta, y esta es la enseñanza del Sagrado Corán, no es algo que hayan creado los shias como algunos ignorantes pretenden hacer creer.

Veamos los versículos coránicos y tradiciones proféticas que hablan del tema del Imamato, o la guía espiritual y temporal para mostrar a las fuentes del Islam y cómo estas se expresan sobre el particular.

Versículos coránicos

Existen versículos coránicos que hablan de la uilaiat (autoridad) de los Imames:
“Ciertamente (y únicamente) son vuestras autoridades (Uali), Dios, su mensajero y quienes hacen la oración, dan la caridad estando inclinados”. (cap.5:55)

De acuerdo a las tradiciones narradas por shias y sunnitas este versículo se reveló en ocasión de que un mendigo entrara a la mezquita del profeta pidiendo ayuda y Ali ibn Abi Talib, la paz sea con él, estando inclinado en la oración le extendió su mano para que extraiga su anillo de ella a modo de caridad para él. Por lo tanto, la shia sostiene en base a este versículo y otros, y en base a las indicaciones del profeta en reiteradas ocasiones que Ali, el primo y yerno del profeta fue designado por parte de Dios como sucesor del profeta y como Imam de los musulmanes y el resto de la creación. (Para una mayor información sobre este versículo y su correcta interpretación a la luz del resto del Sagrado Corán y las tradiciones verdaderas del profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con él, se pueden consultar las obras islámicas de: „Abdul Husein Amini, Al Gadir, tomo 2 , pag. 52 y 53; Muhammad Husein Tabatabai, Al Mizan, tomo 6, pag. 8; Murteza Mutahari, Imamat ua Rahbari, Maymue‟eie Azar, tomo 4, pag. 852,853,916,917 y „Allamah Hilli, Kashfu al Murad fi sharhi al tayrid al „itiqad, pag. 394).

En el versículo de la difusión: “Oh Mensajero, difunde lo que tu Señor te ha hecho descender sobre ti y si no lo haces no habrás difundido su mensaje y Dios te protegerá de los hombres”. (5:67)

Este versículo, de acuerdo a las tradiciones shiitas y sunnitas se reveló en el Pozo de Gadir Jum con respecto a la declaración oficial de la sucesión de Ali Ibn Abi Talib, la paz sea con él („Allamah Amini lo narra de treinta fuentes sunnitas, Al Gadir, tomo 1, pag. 214-229).
De acuerdo a los narradores, el capítulo 5o del Sagrado Corán, Al Maida o La Mesa servida (se refiere a un milagro de Jesús para los apóstoles, con ellos sea la paz), fue el último en ser revelado. Por lo tanto, la orden que en este versículo es dada de una forma categórica y enfática fue de las últimas órdenes importantes dadas por Dios a través de Su Mensajero. Su importancia es tal que Dios advierte que si no es dada, es como que la misma misión no ha sido efectuada (cuando en realidad la mayor parte de ella ya estaba concluida porque este episodio corresponde a los últimos meses de la vida del profeta. Ese tema tan importante que equivalía a toda la misión profética y a todos los principios de la creencia o doctrina islámica y a todos los principios más importantes de las prácticas islámicas, no es otro que el Imamato o la guía y liderazgo islámico luego del profeta en la persona de Ali ibn Abi Talib, la paz sea con él. Este enunciado traía aparejado el enfrentamiento de algunos que aspiraban a ocupar ese cargo sin tener la autorización de parte de Dios y del Profeta para ello. Por eso Dios dice que El protegerá al Mensajero de los hombres y es por eso el énfasis y la fuerza con que Dios ordena este tema al profeta.

Luego a este versículo y después de que el Mensajero anunciase la sucesión de Ali con el famoso enunciado público de que: De quien yo soy su autoridad o líder (Maula), éste, Ali es también su autoridad o líder. Man kuntu maula fahada „Aliun maula, se reveló el versículo donde Dios expresa que ahora sí ha completado la religión para los hombres:
“Hoy os he completado vuestra religión, consumado Mis bendiciones sobre ustedes y Me satisface el Islam como vuestra religión”. (5:3) („Abdul Husein Amini: Al Gadir, tomo 1, pag. 230 y 238)

Por lo tanto, es con el Imamato, es decir al guía de parte de Dios para conducir a los creyentes a la perfección en el orden material y espiritual que se completa la religión de Dios para los seres humanos, se consuma su gracia y bendición y es el Islam que verdaderamente satisface a Dios y la religión que quiere de Su parte para los hombres.
Otro versículo importante en este sentido es el que afirma:
“¡Oh creyentes!, obedeced a Dios y obedeced al Mensajero y a quienes detentan la autoridad entre vosotros”. (4:59)

De este versículo se deducen muchas cosas: La primera es que con la repetición de la palabra obedeced, se alude a que la obediencia a Dios y la obediencia al profeta guardan alguna diferencia, pero la obediencia al profeta no se distingue del carácter de la obediencia que se tiene de aquellos que detentan la autoridad entre vosotros. En segundo lugar, la obediencia es absoluta y sin condicionamientos (Ver: „Allamah Muhammad Husein Tabatabai, al Mizan, tomo 4, pág. 389 y Fadl ibn Hasan Tabarsi, Mayma‟ul Baian, Tomo 3 y 4, pag. 100)
En tercer lugar la obediencia total e incondicionada no se puede suponer sin la condición de la infalibilidad puesto que una obediencia incondicionada no es apta con respecto a una persona que no sea infalible. (Idem.)

En cuarto lugar, la uniformidad entre la obediencia del profeta con respecto a quienes detentan la autoridad es otra razón para fundamentar la infalibilidad de estos últimos puesto que si no lo fuera, la obediencia no sería de una misma categoría (por más que la categoría de los Imames les proviene de parte de Dios a través el profeta).

Todos los exégetas shiitas coinciden en que quienes detentan la autoridad entre vosotros son los Imames infalibles, puesto que en ningún otro se concretó esta infalibilidad y en toda la historia del Islam nunca se ha pretendido la infalibilidad para algún otro que la hija del Profeta , Fátima az Zahrá, la paz sea con ellas y los doce sucesores o Imames, el primero de ellos, Ali ibn Talib, su esposo y los otros once Imames descendientes de ambos.
Otros versículos también se pueden mencionar, como el de Mubahila (3:60)): “Pues di (oh Profeta): venid (oh Cristianos), llamemos a nuestros hijos y a vuestros hijos, nuestras mujeres y vuestras mujeres y a nosotros mismos y a vosotros mismos y supliquemos el Castigo de Dios para los mentirosos”) Tathir (33:33): “Ciertamente (y únicamente) quiere Dios purificaros de toda impureza, oh Gente de la Casa (profética) y purificaron totalmente”.
La infalibilidad es un principio doctrinario sostenido por todos los musulmanes con respecto a los profetas y en el caso de lo shias extensivo a los Imames y mujeres tales como María la madre de Jesús y Fátima, la hija del profeta Muhammad, la paz sea con todos ellos, solo por mencionar algunas (Muchas otras grandes mujeres alcanzaron este grado de pureza y santidad). Ya vimos antes, que la infalibilidad es un don necesario de parte de aquellos que han sido escogidos por Dios para guiar a los hombres. En la historia vemos los profetas han transformado el mundo debido a esa extraordinaria cualidad que los hacía muy superiores al resto de los hombres y producía la adhesión tan fuerte que sus seguidores estaban dispuestos a los más grandes sacrificios para secundarlos y auxiliarlos. Si alguien es escogido por Dios para guiar a los hombres debe necesariamente contar con la condición de infalibilidad, de lo contario la gente tendría excusas ante Dios, ya que si el escogido cometiese faltas y pecados, no cabría esperar de quienes no lo son que no lo cometan. Cómo podrían estos ordenar la pureza a los hombres cuando ellos mismos la cometiesen y quién les haría caso entonces. Por otra parte, Dios se equivocaría porque su objetivo no ser vería realizado por la desconfianza que despertarían Sus escogidos con sus errores y pecados. Los ejemplos de Dios deben ser sin mácula, ello es la condición para que los seres humanos puedan ser guiados hacia la cima de la perfección que es el anhelo profundo del alma humana y por ello es que los hombres serán juzgados de acuerdo a ese modelo de perfección y no se podrán escudar en que semejante posibilidad estaba fuera del alcance humano.

Para alguien que declame infalibilidad queda el testimonio de sus obras. Muchos son los que han declamado semejante condición pero sus obras los han desmentido y muchas veces han tenido que disculparse o avergonzarse por sus faltas, pero ese no es el caso de los Imames infalibles tal como el estudio de las tradiciones históricas lo testimonian para todo aquel que quiera estudiarlas. Es importante destacar que el Corán rechaza tajantemente los pecados atribuidos a los profetas en la Biblia y los considera una tergiversación de las Escrituras.
El error humano es algo común al punto que el famoso refrán reza: “Errarum humanum est”. “Errar es humano”. Tal condición la podemos ver a diario en nosotros mismos y en los gobiernos que cada tanto dan cuenta de sus errores, sea durante del ejercicio del mismo o especialmente después de ello. Si Dios no dispusiera de modelos perfectos dentro de la dimensión humana (no fuera de ella), los hombres estarían como predeterminados a errar, lo que sería una falla del Creador que habría dotado a los seres humanos de una suerte de naturaleza imperfecta. Si fuera así el hombre estaría exceptuado de ser juzgado y de ser responsable de sus faltas y pecados. Podría argüir que escapar a ellos estaba más allá de sus propias posibilidades. Pero Dios, glorificado sea, está exento de tales imperfecciones. En el Islam, a diferencia del Cristianismo, el hombre nace en estado de pureza innata no en pecado original. Esto coincide con la percepción que todos tenemos de la pureza intrínseca en los niños y su inocencia.

En la próxima lección de los fundamentos de la política islámica veremos las tradiciones acerca de los Imames, Dios mediante.

Islam y Política XI

En estas entregas hacemos referencia a los principios doctrinarios de la política islámica, para conocer las bases en que se sustenta el pensamiento político en el Islam y para que nuestros lectores tengan mejores elementos e información para ubicarse de cara a los acontecimientos actuales que se viven en el mundo islámico, particularmente desde el triunfo de la revolución islámica de Irán y el advenimiento del Islam en la escena política nacional, regional e internacional. Creemos que estos conocimientos básicos son indispensables para un juicio más preciso y para poder dedicarnos en el futuro, Dios mediante, a los principios que rigen el Islam político hoy y que se pueda comprender que este movimiento contemporáneo no es producto del azar o una innovación total en el pensamiento sino una consecuencia de la puesta en práctica de las bases teóricas del pensamiento político islámico más auténtico y original, el basado en el Sagrado Corán , en la sunna o tradición profética y en el intelecto.

Continuando con las entregas anteriores que usted puede encontrar en el archivo de Tercer Camino, hoy nos referiremos a las pruebas acerca del Imamato o el liderazgo político espiritual de parte de Dios para los seres humanos.

Las tradiciones proféticas (Hadices)

Existen decenas de hadices del noble profeta del Islam, la bendición y la paz de Dios sean con él y con su purificada descendencia, que con toda claridad señalan su designación de „Ali bin Abi Talib, la paz sea con él, como Imam de los musulmanes para después de su muerte. Algunos de estos hadices, como el hadiz del Gadir, el de Zaqalain, o el de Manzilat, han sido narrados de modo abundante y mediante fuentes independientes que se remontan al propio profeta de un modo correcto que no deja dudas (mutawater) y por ambas escuelas, Shia y Sunna, en sus libros más acreditados.

El hadiz del Manzilat es un dicho del profeta a „Ali ibn Abi Talib, cuando se disponía a salir en expedición militar hacia el norte, en la batalla de Tabuk, donde le dijo: Tú eres para mí como Aron para Moisés, salvo que no habrá profeta después de mí. (Murteza Mutahari, Imamat ua Rahbari, maymu‟eie azar, tomo 4, pág. 822-823 y „Allamah Hilli, Kashful Murad fi sharhi tayridil „i‟tiqad, pág. 395). Es importante destacar todo lo que el Sagrado Corán dice sobre Aron con respecto al profeta Moisés, la paz sea con ambos. Entre otras cosas, lo llama hermano de Moisés y el profeta se hermanó con „Ali al llegar a Medina. Lo llama ayudante (Uazir) y lo llama sucesor (Califa) y el profeta lo designó a „Ali como su sucesor de parte de Dios.

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En el evento de Gadir, tres meses antes de que el profeta fallezca, Dios le ordena al profeta designar oficialmente como sucesor a „Ali, la paz sea con él. En dicha ocasión, al regresar de la última peregrinación que se la conoce como “la peregrinación de la despedida”, porque el profeta anunció profetizando que el año siguiente no estaría junto a ellos físicamente, luego de que el profeta preguntase a los musulmanes: “No tengo prioridad sobre ustedes más que la que vosotros tenéis sobre vosotros mismos”. Los musulmanes respondieron (sabiendo que Dios en Sagrado Corán dice que el profeta tiene prioridad sobre los creyentes por sobre ellos mismos) que “si, lo sabemos oh mensajero de Dios”. Luego el profeta dijo: De quien yo soy su autoridad, éste, „Ali, es su autoridad, y levantó su mano junto a la de „Ali para que todos lo viesen.

Este hadiz fue narrado por ciento veinte de los compañeros del profeta, siendo uno de los dichos más narrados por fuentes independientes y ochenta y cuatro de los tabein o la generación posterior a la de los compañeros contemporáneos del profeta. („Abdul Husein Amini, al Gadir, tomo 1, pág. 14-72). Con estas palabras en ese solemne acto estableció la sucesión, el califato o el Imamato después de su muerte para „Ali, la paz sea con él de una manera oficial.

Con respecto al hadiz de Zaqalain, fue narrado en más de ciento veinte libros autorizados de la escuela sunnita donde narran que el profeta dijo: “Ciertamente dejo entre ustedes dos cosas preciosas (zaqalain), el libro de Dios y mi Familia, si os aferráis a ambas jamás os desviaréis, ambas no se separarán jamás hasta el día en que se vuelvan a reunir conmigo en la fuente del Paraíso”.

Debido a que el profeta enunció este dicho en diferentes ocasiones y lugares, el mismo ha sido narrado muchas veces por fuentes diferentes (Murteza Mutahari, idem, pág. 860-861. Muhammad Baqir Maylesi, Biharul Anuar, tomo 23, pág. 10 4 en adelante).

En otra narración profética muy conocida como hadiz inthar, que acompaña la explicación del versículo coránicos que expresa: Y amonesta (inthar) a tu familia más cercana, el profeta reunió a su familia y luego de anunciar su mensaje divino les dijo: ¿Quién de vosotros me ayudará con este asunto para que sea mi hermano, el responsable de cumplir con mi testamento y mi sucesor entre vosotros? (Muhammad Bqir Maylesi, idem. Tomo 18, pág. 215, 216; tomo 38, pág 3, 145). Salvo „Ali nadie respondió afirmativamente.

Las particularidades del Imam

El Imam debe contar necesariamente con una serie de cualidades como ser la infalibilidad, el conocimiento de lo oculto y la designación de parte de Dios. Nos referiremos a continuación a cada una de ellas:

1.-La infalibildad
En el shiismo el Imam ocupa el rango de protector de la sharia, o la legislación divina y el referente para conocer correctamente el Islam, por lo tanto, así como cree en la infalibilidad del profeta, también acepta el hecho de la infalibilidad de los Imames y además la considera necesaria para el ejercicio de su sagrada función.

Aquél que fue designado por parte de Dios para guiar a la gente, siendo que la gente necesita de la guía divina, no puede estar sujeto a equivocaciones y pecados. (Murteza Mutahari, Idem. Pág. 874. El autor de „Aqaiudl Imamiat, dice a este resepcto: Creemos que el Imam es como el profeta, aunque el profeta es todavía superior a todos ellos en grados, pero es necesario que sea infalible con respecto a todos los vicios y corrupciones desde la niñez hasta la muerte, tanto de cometerlos intencionalmente como sin intención, como creemos que es obligación con respecto a la distracción, al error y al olvido, puesto que los Imames son los protectores de la sharia o legislación divina y su estado es en este sentido, es como el estado del profeta.)

La característica de la infalibilidad se afirma en el Noble Corán en el versículo 59 del capítulo cuatro, Las Mujeres: Obedeced a Dios y obedece a Su mensajero y a quienes de vosotros detenten la autoridad… La orden de obedecerlos es incondicional y está unida a la obediencia a Dios por lo tanto, no hay diferencias como vemos entre la obediencia a Dios, al mensajero y a los Imames, sino que por el contrario están unidas.

El conocimiento de lo oculto
La aceptación de la infalibilidad implica la aceptación del conocimiento de lo oculto. Los Imames infalibles como expertos en el Islam y como la referencia más segura para la gente para obtener los conocimientos correctos de la religión, no poseen un conocimiento adquirido y no está relacionado con estudios convencionales en escuelas o centros de enseñanza, puesto que este tipo de conocimiento religioso está unido a los errores y equívocos, pero como vimos, ellos son infalibles. Ellos adquieren el conocimiento por medio de una vía oculta, ignorada por nosotros, de las ciencias del Islam de parte del profeta. (Murteza Mutahari, Imam ua Rahbari, Maymue‟ei Azar, pág. 846).

Designación de parte de Dios

En la ciencia teológica, luego de demostrar la infalibilidad se trata otra cualidad del Imam que es la de la designación divina. La secuencia lógica es la siguiente: el Imamato es una benevolencia de parte de Dios, como tal debe existir, concretarse y como esta benevolencia no es posible sin la infalibilidad, entonces el Imam debe ser infalible y por esta misma razón debe ser establecido por Dios (mansus o mansub), puesto que este asunto, el de la infalibilidad, no es un asunto que sea discernido por la gente (la mayoría de la gente al menos, como de hecho se ha visto a lo largo de la historia. ¿Cuánta gente siguió a Jesús, o a Moisés a pesar de su perfección, sus milagros y su conocimiento de lo oculto y cuántos al profeta Muhammad, la bendición y la paz de Dios sea con todos ellos y la Descendencia profética? ) Así como discernir quién es el profeta tampoco es competencia de la gente, sino de Dios. Con la diferencia que el profeta se da a conocer por sus cualidades de perfección, los dichos de los profetas anteriores y fundamentalmente sus milagros, pero los Imames a través del profeta, aunque también, además, por sus cualidades de perfección y milagros que realizan. De hecho mucha gente para distinguir a falsos Imames de los verdaderos, los ponían a prueba para que realicen milagros y demuestren su conocimiento de lo oculto y entonces recién los aceptaban, quedando al descubierto los falsarios.

Cuando se demuestran la infabilidad y la designación por parte de Dios, no quedan dudas de quiénes ostentaron este rango luego del profeta, porque no existe entre la gente de la escuela sunnita, referencia alguna a alguien que haya pretendido semejante rango elevadísimo, con excepción de los Imames de la Casa Profética y su hija Fátima, la paz sea con todos ellos, que con el profeta conforman los denominados catorce infalibles. Dice el Sagrado Corán: capítulo 33, vers. 33: “Ciertamente Dios ha querido apartar de vosotros toda impureza, oh Gente de la Casa y purificaros completamente”.

Los mismos califas históricos que se hicieron con el poder antes de „Ali ibn Abi Talib, la paz sea con él, no reclamaron para sí la infalibilidad ni la designación de parte de Dios, solo „Ali y sus descendientes, los Imames lo hicieron y lo demostraron con su ejemplo de vida en todo momento.

Islam y Política XII

El rango del Imam

Conocer el rango del Imam supera a las capacidades humanas. Aunque no podemos acceder a la cima de las realidades relacionadas con el tema del Imamato, podemos captar algo mediante algunas de las narraciones, alguna visión aunque sea distante con respecto a toda esa grandeza y majestuosidad. (para conocer más de este tema se puede consultar la obra de Muhammad Iaqub Kulaini, Usul Kafi, tomo 1, libro de la prueba (Huyyat), pág. 190-280). La súplica que se lee cuando se visita a los Imames, llamada Ziaratu Yame’e para la aclaración de la jerarquía de los Imames es muy importante).

Otra de las mejores narraciones en la explicación y descripción del Imamato, es una narración del octavo Imam, la paz sea con él, el Imam Rida, que expondremos en forma resumida. (Hasan ibn „Ali Harani, Tuhaful „uqul, pág. 460-465).

„Abdul „Aziz ibn Muslim narró que un día estaba con el Imam Rida, la paz sea con él, en Murru en una mezquita central donde la gente hablaba sobre el Imamato y comentaban las abundantes diferencias que existen sobre ese tema. Yo fui a ver a mi maestro, el Imam Rida (P) y le comenté lo que decía la gente. El Imam sonrió y dijo: ¡„Abdul „Aziz!, la gente es ignorante y se han engañado en su creencia… Entonces el Imam dijo acerca de la completitud de la religión en donde el tema del Imamato es una parte de él: “El Imamato es un rango que otorga Dios luego del rango de la profecía y la amistad íntima (jullat), como un tercera jerarquía y distinción de la que gozó el profeta Abraham (P) y fue especial de él, y dijo: Y cuando su Señor probó a Abraham con unas pruebas que completó, entonces (Dios), dijo: Ciertamente te designo Imam para los hombres. Luego estableció esta jerarquía en la descendencia pura de Abraham (P): Y establecimos Imames que guían con nuestra orden y les inspiramos las buenas acciones…Luego el Imamato fue legado en herencia por el profeta del Islam (BPD) y Dios dijo: Ciertamente los hombres más cercanos a Abraham son aquellos que lo siguen y este profeta (Muhammad) y quienes creen. Esta jerarquía era exclusiva el profeta del Islam y la legó al Imam „Ali (P).

Entonces el Imam (P) describió de esta manera al Imamato: El Imam es la cabeza de la religión, es el sistema de los musulmanes, la corrección del mundo y la gloria de los creyentes. El Imam es la raíz y la base del Islam, es el tronco y la elevada rama de él. Es por la bendición del Imam que la oración, el zakat o impuesto caritativo, el ayuno, la peregrinación y la lucha en el camino de Dios (Yihad) se completan. Gastan mucho (para ayudar) y dan abundante caridad, ejecutan las leyes y las penas y cuidan las fronteras y los confines de las agresiones enemigas.

El Imam es como un sol radiante cuya luz abarca al mundo y está en un horizonte más allá del alcance.

El Imam es como una luna brillante, una lámpara resplandeciente, una luz incandescente, una estrella orientadora en una noche oscura, una guía salvadora de la perdición.
El Imam está libre de pecado y libre de todo defecto, especialista en las ciencias y famoso por su bondad.

El Imam es el mejor de su tiempo, nadie se le asemeja y ningún sabio lo iguala y absolutamente nadie se le compara.

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Al finalizar el Imam agrega estas dos condiciones con una bella expresión:
Cuando Dios elige a una persona para que gobierne los asuntos de sus siervos le amplia el pecho y le abre una fuente de sabiduría en su corazón; su lengua se vuelve elocuente y no se turba en la respuesta. No se ve sino la corrección en él. Es una persona exitosa, con experiencia, avalado por Dios y a salvo de todo error y equivocación. La exclusividad de estas cualidades se debe a que es la prueba para la creación y testigo de los siervos de Dios ante Él. ¿Acaso la gente tiene el poder de elegir a una persona así de modo que aquél a quien ellos elijan pueda poseer estas cualidades?

Nosotros decimos, queridos lectores, que la igualdad entre los hombres la aceptamos. Dijo el profeta: “Todos los hombres son iguales como los dientes del peine del tejedor” y agregó: “No hay diferencia del blanco con el negro y del árabe sobre el no árabe”. Queridos lectores, no lo dijo en la era de la democracia, lo dijo mil cuatrocientos años antes, mientras fundaba un estado en una época en que los reyes y emperadores se refugiaban en sus torres y palacios lejos de los pueblos. El profeta, siendo jefe venerado, comía con los esclavos, montaba en lomo de burro y ayunaba en demasía. No era de la tierra de donde se inspiraba, sino del cielo.

La igualdad tan anhelada por los pueblos es aceptada en el Islam. Pero, ¿acaso puede el voto del hombre equipararse al de su Creador? Pretenderlo es un pecado de soberbia, de ignorancia o ambas.

Islam y Política XIII

El Califato y el Imamato (liderazgo religioso – político de parte de Dios)

Lo que dijimos acerca de las cualidades del Imam demuestra la sucesión de los Imames con respecto al noble profeta del Islam en todas sus funciones, incluyendo al liderazgo político y la conducción social.

El liderazgo político es una de las funciones del profeta bajo el marco de la referencia religiosa, junto a la infalibilidad y el elevado rango espiritual. Frente a esta concepción se alza la postura sunnita que con respecto al califato o gobierno islámico, cree que con la muerte del profeta Muhammad (La bendición y la paz de Dios sean con él y con su Purificada Descendencia), se cerró la puerta de la enseñanza de la revelación y su explicación (de parte de un representante de la divinidad), y por ese motivo no aceptaron al Imamato como una continuidad de la profecía. Por ello, los sunnitas creen que el califato es un mero gobierno político (de los asuntos relativos a la vida mundana y material de la comunidad o si se quiere, espiritual, pero a la medida de hombres que ya no guardaban relación especial con la divinidad). Lo que en esta visión se desatiende es la necesidad de los seres humanos de una guía divina, de un líder espiritual y ético, de un intérprete y modelo que encarne a la voluntad de Dios y que sea capaz de unir y guiar a los hombres a la verdad, a la justicia, a la armonía, a la paz, a la defensa contra la opresión y en resumen, a una vida feliz en este mundo y en el otro, tanto en forma individual como social.

Hoy en día la visión política más corriente en el mundo, sostiene que el gobierno tiene como función específica proveer del orden material de la sociedad, garantizando su vida confortable, equitativa (aunque sea como teoría), proveyendo de las necesidades elementales y naturales de la sociedad. Los asuntos espirituales están al margen y son un ingrediente más, ni siquiera el más importante. De ello se encargan las iglesias, no el Estado o el gobierno. Dios, en esta concepción Dios no es Absoluto ni Todopoderoso (por más que se lo diga en forma teórica), sino que a Él le concierne un coto muy limitado del espacio público. En lo demás no tiene injerencia. No importa que haya ordenado los cielos y la tierra, nos haya creado y nos sustente, y mantenga la existencia, no. En todo caso, gracias, pero ahora y acá gobernamos nosotros, los seres humanos modernizados y punto, no se discute. Así de impresionante.

De más está decir que en el monoteísmo islámico no se piensa así, no se puede pensar así, tampoco en el sistema profético en general (islámico también en un sentido amplio). Un guía de los seres humanos no puede cercenar a la realidad y pretender desconocer a Dios. Gobernar sobre el cuerpo y sus necesidades, pan, salud y trabajo como las grandes metas y descuidar al espíritu, a los fines últimos, a la adoración y obediencia a Dios, la sabiduría, la verdadera justicia, la realización plena del hombre, la verdadera sensibilidad por los pobres y los que más sufren, el cuidado de la naturaleza, el equilibrio en el consumo.

Dirán que en el Cristianismo es así, lo temporal y lo espiritual se dividen, dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, y que en todo caso cuando más tuvieron poder a lo largo de la historia cometieron muchos abusos como las Cruzadas, la inquisición contra los científicos y contra los otros, el colonialismo, la esclavitud brutal o las alianzas con emperadores y monarcas absolutistas desde Constantino a la revolución francesa e incluso después hasta hoy. Nosotros decimos que el Cristianismo no se reduce a eso y que además eso es absolutamente condenable, hasta el Papa pidió perdón hace pocos años.

La visión del hombre, del gobernante, del guía, del mundo, de la vida después de la muerte, de la responsabilidad humana ante los demás, pero también ante Dios en un Juicio Final inexorable, la visión de la sociedad, en el Islam es integral, multidimensional. La visión que se desprende necesariamente de un monoteísmo bien entendido, donde todo está unido y en armonía.

En el shiismo, el Imamato es el sostén del orden político, social, religioso. El orden político es a su vez una parte de las funciones físicas y metafísicas de los Imames en su rol en el cosmos físico y metafísico. Para el mártir Mutahari, el Imam trasciende el concepto de califa o el de gobernante entre los sunnitas. Dice: “el Imam es el guía social, el referente religioso (en el sentido amplio de la palabra que posee en el contexto islámico. Un conocedor de la religión y sus fuentes, el Sagrado Corán y la tradición profética, de parte de Dios cuya ciencia esté garantizada por Dios), mucho más elevado que un muytahid, un sabio jurista capaz de deducir las leyes islámicas de las fuentes mediante su intelecto”.

Hay que entender que en el Islam no está permitido que un político ejerza sus funciones independientemente de lo que establecen las leyes islámicas contendidas en la revelación y en la sunna o tradición profética que son las que garantizan el orden sagrado y armónico, de modo que el lugar del referente religioso es fundamental. Concluye la cita del mártir Mutahari: “Por último, el Imam es el hombre perfecto, el modelo humano que satisface a Dios”. Es en otros términos, la prueba de Dios, su representante con todos los atributos divinos de perfección otorgados por Dios. De ahí que vemos que los profetas e Imames son capaces de hacer milagros como resucitar a los muertos, curar a los enfermos de nacimiento, conocer los secretos de la creación, hablar el lenguaje de los animales, etc. Los sunnitas limitaron el concepto de Imamato, luego de la muerte del profeta al primer sentido del término, el de un guía social, incluso uno más entre todos los posibles, basta que posea la fuerza y se instale en el poder para que tenga que ser obedecido, como ocurrió con Muawia, el hijo de Abu Sufian, el enemigo del profeta que tomó el poder tras sublevarse contra „Ali ibn Abi Talib, la paz sea con él y su hijo al Hasan, la paz sea con él, los legítimos califas de la Comunidad islámica que gobernaron uno después del otro, luego de veinticinco años de fallecido el profeta, cuando los musulmanes acudieron a ellos para que la salven del desorden, la injusticia y el nepotismo en que había caído la sociedad islámica tras la muerte del profeta, especialmente en el gobierno del califa Uzman.

En rigor, en el shiismo para que el gobierno islámico goce de las garantías islámicas debe estar en manos del Imam designado por Dios o vinculado a él, como ocurre en la actualidad en donde el Imam está oculto para preservarlo de los enemigos después de que los primeros once Imames enviados por Dios fueran todos martirizados, y quien regresará para guiar a los creyentes a la victoria final contra los tiranos y opresores que ahogan a los pueblos. No como un salvador que realiza todo por nosotros reduciendo nuestro rol a un actitud pasiva, cómoda e ilusa, sino a una actitud activa para preparar el terreno para su aparición, pues la ayuda de Dios es indispensable para el triunfo en este terreno y el triunfo total requiere de la ayuda total.

Los tres poderes están encarnados en el profeta, el legislativo (transmite y explica las leyes de Dios), el judicial (juzga como los profeta Salomón, David y como todos los profetas con total excelencia y sabiduría), y el ejecutivo. Es el supremo comandante de las fuerzas, incapaz de comenzar una agresión contra nadie. Por sus excelencias morales y aptitudes nos solo no tiraniza a la gente, sino que las masas y los oprimidos (la mayoría de los esclavos en la historia y los oprimidos), lo siguen con devoción llegando a ejercer junto a él todos los sacrificios necesarios. Por ello, es más bien, la garantía contra los abusos y excesos de los tiranos. Esa es la causa por la que en la historia los profetas y sus sucesores han sufrido la persecución de parte de los grandes tiranos opresores como Goliat, Nimrod, Faraón, César y hoy el imperialismo encabezado por Estados Unidos, Inglaterra e Israel con otros cortesanos.

Así como hiciera Jesús con Pedro, los profetas siempre designan a sus sucesores, no los abandonan a sí mismos. El Profeta Muhammad (BPD), designó en varias ocasiones a „Ali ibn Abi Talib (P), como su sucesor y lo hizo oficialmente en la localidad de Gadir Jum, al regreso de la peregrinación de la despedida, el último año de su vida. Este acontecimiento está registrado en el Sagrado Corán (5:3,67) y en las tradiciones proféticas narradas por las fuentes sunnitas y shiitas como el hadiz o narración de Zaqalain como hemos visto en los artículos anteriores sobre Islam y Política.

Islam y Política XIV

Como hemos explicado en los artículos anteriores sobre el Islam y la Política, el Imamato o liderazgo religioso político que sucede al profeta así como el liderazgo de los profetas depende de Dios (intisab o designación divina), no de la elección de la gente.

El líder islámico o Imam en su dimensión de guía político y social de la gente se apoya en su guía espiritual y la importancia que le reconoce a los asuntos políticos y de gobierno es con el fin de concretar los ideales humanos, promover los conocimientos divinos y el cumplimiento de las leyes dadoras de vida de la religión de Dios, por lo tanto, el Imamato se opone con lo que se dio a conocer en la historia del Islam como Califato (que tiene que ver con la interpretación que el sunnismo hizo del liderazgo islámico entendiéndolo como una mera guía política y social).

Si la guía política se ve como una parte de la guía religiosa monoteísta auténtica (sin divisiones artificiales que tienen que ver más con la idolatría que con el monoteísmo auténtico de los profetas de Dios), entonces el Imamamto será necesariamente instituido por Dios. Pero si la guía política es solo un asunto de gobierno de los asuntos mundanos (sin una intervención directa de Dios en el asunto y sin un gobierno espiritual del gobernante que muchas veces es quien posee la fuerza y no la sabiduría, la piedad y la justicia de acuerdo a la doctrina política sunnita. Algo que queda plasmado en muchos de los gobiernos sunnitas de los países árabes de hoy, independientemente de que muchos sunnitas no acepten las condiciones imperantes hoy en día entre quienes gobiernan sus países), tal como es la visión del califato desde el punto de vista del sunnismo, entonces no hará falta una designación divina y los hombres podrán reunirse para escoger a quien quieran de guía entre ellos.

Luego de esclarecer estos dos conceptos, Imamato y Califato en el Islam, tanto doctrinariamente como históricamente, nos dedicaremos a analizar otro importante concepto que es el de bai‟at o pacto que se realizaba con el gobernante en el contexto histórico en que surgió el Islam y sus similitudes y diferencias con el sistema electoral democrático que impera hoy en muchos países del mundo.

La definición de bai‟at
La baiat o acuerdo entre gobernante y gobernados estaba vigente entre los árabes antes de la aparición del Islam y el Islam lo confirmó con algunas observaciones. Con este tipo de pacto, con el consentimiento de las partes, quienes lo suscribían se comprometían a obedecer en los asuntos de gobierno y la política y a defender al gobernante frente a sus enemigos.

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¿El pacto de la época apoyaba la visión del Imamato o la del califato según las hemos definido al principio?

El pacto posee partes y puede dividirse en legal islámico (shari) o ilegal, como lo ocurrido cuando se eligió quien pasaría a ser el primer califa. Puesto que como vimos el pacto o bai‟at en el contexto de la sharia o ley islámica supone aceptar las condiciones que Dios a través de la revelación y la enseñanza del profeta dispone para los musulmanes y éste las había hecho de público conocimiento cuando designó de modo oficial en el regreso de la peregrinación de la despedida a „Ali como sucesor de parte de Dios, tal como reconocen los sunnitas en sus obras clásicas tanto de exégesis coránica, como de recopilación de narraciones proféticas o libros de historia, y como hemos expuesto en nuestros artículos anteriores sobre el Islam y la Política.

Los efectos políticos y sociales de la bai‟at o pacto de gobernabilidad

La bai‟at o pacto, sea éste legal desde el punto de vista islámico o no, otorga las condiciones de gobernabilidad y la posibilidad de poner en práctica la guía para el gobernante o Imam. Es claro que el gobierno, aunque sea el divino encabezado por el profeta o el Imam sucesor, solo puede con el apoyo del pueblo ejercitarse, ponerse en práctica las leyes islámicas y tener éxito. Muchos de los éxitos dependerán de la confianza, el apoyo, la fidelidad del pueblo con respecto al régimen o sistema de gobierno. En los sistemas políticos actuales es patente este efecto político en las relaciones internacionales.

Los efectos teológicos y jurídicos de la bai‟at o pacto de gobierno

Los efectos de un pacto legítimo desde el punto de vista islámicos pueden verse desde dos perspectivas:

Primero, la obligación de la Umma o Comunidad de musulmanes con respecto al Imam (líder religioso político): Debido a que la guía de Dios para el profeta y el Imam infalible, las bendiciones y la paz de Dios sea con todos ellos, es una realidad categórica y evidente, para concretarse requiere de la aceptación del pueblo (ya que Dios no la impone para probar al hombre en su esencial libertad). Desde el punto de vista de la ley divina y religiosa (sharia) el pueblo tiene la obligación de aceptar la guía del profeta y del Imam infalible (BPD). Es más que un derecho, es más que un voto de confianza, es un compromiso con el alma y los bienes entre los musulmanes y sus líderes designados por Dios. Es una obligación que proviene de Dios para beneficio de los seres humanos, para que se perfeccionen las mercedes de Dios, la justicia, la unidad, la armonía, la felicidad del pueblo en ambos mundos, no solo en este mundo fugaz, pero también en este mundo que lejos está de ser un valle de lágrimas en su esencia. Quienes lo han convertido en un verdadero valle de lágrimas son los imperialismos de turno que chupan la sangre de los pueblos y nos llenan de calamidades a los pueblos y al planeta.

Segundo, las obligaciones del Imam frente a la bai‟at o pacto de los seguidores: Siempre que se den las condiciones para poder poner en práctica la guía por parte del profeta o el Imam infalible (BPD) la aceptación de la bai‟at o pacto de parte del profeta o Imam es obligatorio para ellos, puesto que si se negasen, se impediría la posibilidad de poner en práctica las leyes y el programa de Dios para los seres humanos.

Por eso dijo „Ali, la paz sea con él, cuando asumió el liderazgo o califato a pedido de la gente que acudieron a él en masa (como no había ocurrido con ninguno de los califas anteriores, Abu Bakr, Omar o Uzman, o los posteriores – Omeyas o Abbasidas- en que las masas fueron dejadas de lado y decidieron los jefes tribales o los monarcas (“califas”) de turno), dijo:

“Juro por Dios, si no fuera porque la gente se reunió ante mí y se levantaron para pedirme que los dirija completando la prueba contra mí (no me dejan excusa ante Dios y ante ellos en el día del Juicio). Y si no fuera por el acuerdo que Dios cerró con los sabios de cada sociedad frente a quienes llenan sus estómagos, a los opresores y a los desnudos oprimidos para que no guarden silencio (ni sean indiferentes), hubiese abandonado las riendas del califato…”.

Toda una lección para esa vasta gama de intelectuales que no gustan de compromisos ante el desamparo de los pueblos o sus luchas.

No era que el Imam „Ali estuviese ansioso y sediento de poder, por ello agregó: “Ustedes saben que lo mundanal de ustedes para mí tiene menos valor que el estornudo de una cabra.”
Por lo tanto, podemos concluir que el acuerdo, pacto o bai‟at no instaura la relación entre gobernante y gobernado, sino que determina la obligación de uno y otro, en otras palabras, no es que genere las condiciones de líder del Imam, puesto que esto es conferido por Dios.
Los acuerdos legales desde el punto de vista del Islam, tienen lugar después de la designación de Dios del líder. Dios se satisface con aquellos que cumplen su obligación y establecen el pacto de obediencia con el líder y los colma de recompensas en este mundo y en el otro. Un ejemplo de ello se puede ver en el llamado pacto de la Satisfacción, ocurrido en el año sexto de la Hégira entre el profeta y los musulmanes, en el llamado acuerdo de Hudaibiya entre el profeta y los idólatras de la Meca. A dicho pacto se alude en el capítulo 48, La Victoria, del Sagrado Corán. Pero este era un pacto para confirmar la determinación de los musulmanes para combatir con los idólatras si fuera necesario en esa difícil situación, aunque no fuera un pedido de Dios para los creyentes en ese momento, sino que fue una acción que ellos emprendieron.

Islam y Política XV

La bai‟at (pacto o acuerdo con el líder) y el punto de vista de la elección (al estilo Occidental)

Algunos de los partidarios del sistema electoral para la elección del líder islámico y la dependencia de la legitimidad de su gobierno del acuerdo y pacto de la gente, se apoyan en algunos hadices o tradiciones pertenecientes a „Ali ibn Abi Talib, la paz sea con él, el sucesor del profeta. Basados en una interpretación superficial de las mismas, argumentan a favor del carácter electivo del líder islámico en contra de quienes defienden la designación divina del mismo.

A continuación expondremos algunos de esos dichos que están presentes en la recopilación de sermones y cartas de Ali, denominada Nahyul Balagah (Cima de la Elocuencia).

Los mismos pueden llamar a confusión extraídos de su contexto por lo que a continuación de la cita de los mismos, los ubicaremos en su contexto para que quede claro su real significado.
“La misma gente que hizo el pacto con Abu Baqr (por el que lo reconocieron como primer Califa después del profeta), con Omar (segundo califa) y Uzman (tercer califa), también lo hizo conmigo, por lo tanto, quienes estuvieron presentes en el pacto no pueden oponerse (ahora que ya lo han consumado), y quienes estaban ausentes no pueden rechazar el pacto realizado, puesto que la consulta se limitó a los Emigrados (de Meca) y a los Auxiliares (los habitantes de Medina). Por lo tanto, si hubo acuerdo sobre una persona y lo nombraron su Imam (líder), la satisfacción de Dios se halla en ello”.

“Oh gente la persona más adecuada para el asunto del califato es el más poderoso para el gobierno y el más sabio sobre las leyes divinas. Ante esta persona si alguien se rebela se le exigirá que deponga su actitud y si no cesa en su rebelión, se luchará contra él. Juro por mi alma que si la elección del líder no se llevase a cabo si no ante la presencia de toda la gente, debería acatarse, pero aquellos que han estado presentes han sentenciado para los ausentes, por lo tanto, no hay posibilidad de oponerse por parte de quienes han estado presentes y para los ausentes no hay posibilidad de elegir a otra persona”.

(Luego de que „Abdu llah ibn Omar, el hijo del segundo califa, Sa‟ad ibn Abi Uaqas, Usama ibn Zaid y Hassan ibn Zabet, se negaron a pactar con Ali, éste se dirigió a la gente y dijo lo siguiente). “Oh gente, ustedes pactaron conmigo como lo hicieron antes con los califas anteriores y la posibilidad de oponerse permanece hasta que se consuma el pacto, no después. Entonces, es obligación para el líder mantenerse firme y para la gente es obligación obedecer. Este es un pacto o acuerdo público y quien se le ponga se opone al Islam.”

Estos dichos se explican en el contexto de las lecciones anteriores en donde vimos que el Imamato o Califato – la guía y liderazgo islámico- son cargos otorgados por Dios y luego del profeta, fueron concedidos a „Ali por orden de Dios y expresa designación de Su mensajero. Por lo tanto, lo que el Imam está diciendo acá es en el contexto de una situación especial reinante después de la muerte del tercer califa y la oposición de algunos pocos, especialmente la de Muawia, el hijo de Abu Sufián, el archienemigo del profeta, que se revelaba en forma amenazante. El Imam „Ali recurre a un respuesta dialéctica sobre la base de lo que era aceptado por la mayoría en torno al método de elección de un califa (no lo que el Islam y el intelecto dictan en realidad, sino los criterios que la gente había seguido). En otras palabras, lo que el Imam les está diciendo, especialmente dirigiéndose a Muawia y a sus partidarios (con quien tendrá que librar una dura batalla para detener su sedición), es que, aun de acuerdo a los parámetros que ustedes aceptan y en base a los cuales fueron elegidos los anteriores califas por ustedes mismos, yo tengo el derecho de ocupar el liderazgo islámico y ustedes no se pueden oponer. Por lo tanto, acá el Imam no saca a relucir el argumento de la designación divina como lo hiciera en otras partes porque no tenía efectividad para gente como Muawia del lado de los opositores, ni tampoco para muchos que ahora hacían el pacto con „Ali, pero no con la convicción de que le pertenecía ese cargo por designación divina, sino por diversos intereses mundanales. La manera de emplear toda la fuerza contra la sedición de Muawia era hablarle en un lenguaje que pudiera aceptar la mayoría, y al mismo tiempo dejase sin argumentos al propio Muawia porque respondía a los principios que él sostenía. Salvo que a diferencia de las ocasiones anteriores, donde el pacto se había hecho por medio del acuerdo de los jefes tribales y a las apuradas como vimos en el caso de Saqifa y las discusiones que tuvieron lugar para elegir al primer califa tras la muerte del profeta, esta vez el número de quienes pactaban con Ali era realmente masivo. Tampoco la elección del segundo y tercer califa contó con la masiva participación de la gente en un principio. (El primer califa designó él mismo al segundo y el segundo califa designó un consejo de seis personas que debían elegir al tercer califa). Esta vez, era la gente que se volcaba en masa para rogar a „Ali que se haga cargo del poder con la esperanza de que sólo él podía enderezar a la comunidad ante los peligros de sedición interna.

Luego, los dichos de Ali mencionados hacen referencia a las características que debe tener quien gobierna a la comunidad islámica, la capacidad , el poder para gobernar y el conocimiento de las leyes de Dios y su religión.

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El rol de las elecciones en el sistema político islámico

El sistema de acuerdos mediante los cuales se designaba a un gobernante entre los árabes de la época de la ignorancia (previa al Islam), y que fuera reimplantado luego de la muerte del profeta –cuando los musulmanes en su mayoría dejaron el método estipulado por el Sagrado Corán y el noble profeta-, si bien guarda diferencias con la votación actual, podemos decir que también guarda ciertas semejanzas como el supuesto de que es la gente la que legitima al gobernante mediante el pacto o el voto.

La legitimidad en el sistema filosófico político occidental significa derecho y se le contrapone el concepto de usurpación. En la filosofía política se plantea este interrogante y es : ¿cuál es el sistema político legítimo, de derecho? ¿Quién posee derecho a gobernar? ¿Cuál es el tipo de gobierno legítimo?

La legitimidad no se corresponde con la aceptación. Puede que un gobierno legal no sea aceptado y otro que no lo es, lo sea, sino embargo, no es el grado de aceptación que un régimen pueda poseer lo que le otorga legitimidad per se.

En el pensamiento político islámico atendiendo al hecho de que la exclusividad del derecho de gobierno y todo tipo de soberanía (Uliaiat) pertenece a Dios (Señor y Soberano Absoluto), la legitimidad solo adquiere sentido de parte del Santo Legislador. Por lo tanto, el gobierno que poseerá legitimidad será aquel que esté basado en la legislación divina. La legitimidad ha de basarse necesariamente y de modo claro en la divinidad. Por supuesto que para que este gobierno y sistema funcione y pueda ejecutarse con éxito necesita de la aceptación de la gente. Pero queda claro que los conceptos de legitimidad, derecho y aceptación poseen raíces diferentes e independientes. Pueden estar juntas o no. Un sistema así posee dos facetas: una divina y otra popular. Este sistema se basa en la legitimidad divina, Sus leyes y Soberanía y su aceptación se basa en los votos de confianza de la gente, su apoyo y su presencia en la escena política y social (En la República Islámica la profunda calidad de este apoyo popular ha sido puesta a prueba durante una guerra impuesta de ocho años – del año ochenta al ochenta y ocho- en la que todas las potencias del éste y del oeste ayudaban a Saddam, el dictador de Iraq, e Irán se defendía en soledad, solo mediante la ayuda de Dios y de su pueblo). Su aceptación también se basa en su (masiva) presencia en las elecciones y la determinación de su destino (Lo que hace a su carácter republicano), observando los límites fijados en la legislación divina islámica. Esto marca una diferencia con todo el resto de los sistemas políticos existentes y corrientes en el mundo.
¿Cómo pueden las elecciones conferir legitimidad?

La respuesta a esta pregunta para cualquier filósofo político posee mucha importancia. Primero es necesario definir los criterios de legitimidad Luego se plantean otros muchos interrogantes: ¿Qué condiciones deben tener los electores? ¿Cuál es el criterio para fijar una edad determinada para poder votar? ¿Cuánto es el mínimo de personas que reúnan las condiciones para votar que deben participar en la elección? ¿Cuánto es el mínimo de votos que debe obtener quien quiera gobernar para obtener legitimidad? ¿Cuál ha de ser el criterio que se elija, la mayoría absoluta de aquellos que reúnen las condiciones necesarias para poder votar o, solamente la mayoría de los votos obtenidos? ¿El 40% de los votos, el 30 %, el 25 o una mayoría relativa?

Si, por ejemplo, solamente el 35% de quienes están en condiciones de votar van a sufragar su voto y una persona es elegida con el 33% de los votos emitidos, es decir, con alrededor del 12% de los votos de todo el padrón electoral, ¿es acaso suficiente para obtener legitimidad?
En los sistemas que se autoproclaman democráticos y de gobierno popular, ¿cuántos países se pueden nombrar en los que, en realidad, no esté gobernando una minoría sobre una mayoría? ¿Realmente cuál es el criterio de legitimidad?

La crisis de legitimidad se manifiesta con toda su real expresión cuando en la filosofía política, con la ayuda de la sociología política, se analiza la manera en que se formalizan las elecciones en las distintas sociedades políticas, especialmente de aquellas que se dicen totalmente democráticas. Aquí puede apreciarse cómo se obtienen los votos y cómo las mayorías de los votos construyen las bases del sistema político y sus instituciones. (Es todo un tema de debate hoy en día, el rol de los medios de información, su grado de democratización, los fondos de las campañas y sus orígenes, el rol de las grandes empresas, el grado de democratización en ellas, el rol de las grandes superpotencias y el grado de intromisión en los procesos electorales de los países del tercer mundo, e incluso del primer mundo como la incidencia de servicios de inteligencia en candidaturas presidenciales en Europa, la democratización de los bancos y el sistema financiero, etc.)

Conclusión:

Con respecto a los dos elementos expuestos, el de la legitimidad y el de la aceptación podemos dividir a los sistemas políticos existentes en el mundo en cuatro grupos:

Los sistemas que carecen de ambos elementos, tanto la legitimidad como la aceptación (la mayoría de los sistemas existentes)
Los sistemas que poseen aceptación pero no poseen legitimidad (algunos de los sistemas existentes).

Los sistemas que tienen legitimidad pero no tienen aceptación (no existe ninguno en la actualidad) Los sistemas que poseen las dos cualidades, la legitimidad y la aceptación (en la actualidad, la República Islámica de Irán) Por último, existe una pregunta acerca de si la elección es un derecho o una obligación. En los sistemas occidentales se plantea como un derecho. La gente al no participar en la elección pueden dejar sin efecto su derecho, pero en el sistema político islámico debido a que el sistema legal divino solo es posible de ser ejecutado y sostenido mediante la aceptación, el compromiso, la participación de la gente y la elección, la elección es un derecho y una obligación (como el cuidado de los niños que es un derecho de los padres y a la vez una obligación). Es un derecho porque Dios Altísimo le otorgó el derecho a la gente de que determinen su destino y es una obligación porque la gente tiene el compromiso de establecer y fortalecer el sistema legítimo y no pertenecer indiferentes ante él. Participar o no en la escena política será pasible de recompensa si participa o castigo si no lo hace, como otros actos de adoración o de servicio.

Islam y Política XVI

El gobierno de los sabios (Faqis o sabios en el Islam)

Expusimos antes que la guía o liderazgo del Profeta, la bendición y la paz sean con él y su familia purificada, y los Imames (líderes religioso políticos designados por Dios al igual que los profetas), la paz sea con ellos, posee tres aspectos: la referencia religiosa, la capacidad de impartir justicia y la jefatura política.

Luego del martirio del Imam Hasan Askari en el año 260 lunar comenzó el período del ocultamiento del doceavo Imam, el Imam al Mahdi, la paz sea con él. Este período tuvo dos etapas, una, la llamada del ocultamiento menor por unos setenta años (260 a 329 de la hégira), y otra, del ocultamiento mayor que perdura hasta hoy en día.

Con respecto a la posibilidad de que un ser humano pueda vivir tanto tiempo podemos decir algo en este espacio, pero no es nuestro propósito agotar el tema acá o tratarlo en profundidad. Podemos decir que desde un punto de vista religioso, los musulmanes, así como los cristianos y judíos aceptamos por la información de nuestros libros sagrados que hubieron profetas que vivieron novecientos cincuenta años, como el caso del profeta Noé, u otros que han vivido cientos de años, o el caso de Jesús, la paz sea con él, que para cristianos y musulmanes está vivo y se aguarda su venida para conducir a los creyentes junto con el Imam Mahdi, que Dios apresure su llegada, a la victoria y a la justicia en la tierra (el reino de la justicia o reino de Dios, después del rotundo fracaso meramente humanista sin Dios).

Desde el punto de vista científico, no existe ninguna imposibilidad lógica que no permita que bajo ciertas condiciones especiales el ser humano pueda vivir mucho más que lo que normalmente está viviendo hoy en día.

Este tema ha de ser objeto de un tratamiento especial en otro espacio. Los interesados pueden consultar el libro “Esperando a el Salvador” en nuestro centro islámico en Santiago.
Allí también se trata in extenso el tema de las razones de la ocultación. Pero básicamente, una de las razones principales es que los anteriores líderes islámicos infalibles, los Imames fueron todos ellos martirizados, lo que demuestra que la humanidad no estaba preparada para obedecerlos en términos generales, ni siquiera para defenderlos, por lo que la humanidad debía experimentar la falta de esta bendición divina y su propia incapacidad sin la ayuda de Dios para prepararse para valorarla y ansiarla.

Durante el ocultamiento menor, el Imam eligió a cuatro representantes que se comunicaban como intermediarios con la gente: Uzman ibn Sa‟id „Amrui, Muhammad ibn „Uzman, Husein ibn Ruhu Naubajti y „Ali ibn Muhammad Samarri. Luego de la muerte de éste último, comenzó el período de la representación general durante el ocultamiento mayor. Esta representación general del Imam con respecto a los seres humanos está dada por los Faqis o sabios islámicos y justos.
Sobre esta representación general y su necesidad ninguno de los sabios shias está en desacuerdo. Tampoco nadie discute la necesaria condición de sabio en las ciencias islámicas que debe tener este representante general. Hay muchas tradiciones proféticas acerca de los sabios en las que se los describe como los herederos de los profetas, las fortalezas firmes del Islam, los confiables de los profetas, los conocedores de lo lícito y lo ilícito para Dios. Estas tradiciones son testimonio de esta condición de parte de los sabios que en su carácter de tal, han de reunir una serie de cualidades para obtener esa representación general. Tampoco nadie cuestiona la representación en el orden de la referencia religiosa y la de impartir justicia. En estos sabios, la referencia religiosa se completa con sus fatuas o dictámenes legales sobre lo lícito e ilícito de la jurisprudencia islámica de acuerdo a sus deducciones de las fuentes islámicas: El Sagrado Corán, la tradición profética o sunna, el Iyma‟ o el consenso de los sabios y el intelecto (categórico). En el caso del profeta y los Imames, debido a su infalibilidad y el conocimiento que Dios les inspira, se da directamente por medio de la enseñanza y la transmisión de las leyes y juicios islámicos contenidos en la revelación. Ellos poseen la soberanía o liderazgo existencial y legal, que es el mayor grado de soberanía y les pertenece con exclusividad.

Existe un principio según el cual nadie tiene soberanía sobre nadie entre los hombres, a no ser que posea un permiso especial del Soberano Absoluto que es Dios Altísimo. En el caso de los sabios justos, en la época del ocultamiento, poseen ese permiso pero solamente en los asuntos personales, no en los asuntos individuales. Estos asuntos generales son aquellos relacionados con los intereses generales de la sociedad, asuntos políticos, económicos, culturales, sociales, de educación, militares. Hoy, la planificación política y la ejecutividad la ejerce el gobierno. Solamente puede afectar intereses particulares cuando se contraponen con los intereses de la sociedad.

La pregunta fundamental es si existen pruebas racionales y en las fuentes religiosas, la Revelación y la tradición profética para fundamentar la soberanía y gobierno de los sabios islámicos.

En este parte responderemos a esta pregunta en dos partes, una respuesta racional y otra apoyada en las fuentes religiosas tradicionales.

Los fundamentos racionales

1) De acuerdo a la cosmovisión islámica monoteísta el gobierno racional y aceptado es el
gobierno absoluto de Dios (Señor del universo y Único Soberano).
2) El gobierno islámico es tan solo un instrumento ejecutivo del gobierno de Dios de acuerdo al principio de correspondencia entre Dios y Su gobierno.
3) El objetivo del gobierno islámico es la ejecución de las leyes islámicas que garantiza el progreso material, espiritual, mundanal y de la vida después de la muerte de los seres humanos.
4) Todo gobierno requiere de un gobernante correcto y adecuado.
5) La sabiduría divina eligió al noble profeta, la bendición y la paz sean con él y con su Familia, y a los Imames Purificados como líderes para explicar, asegurar y garantizar el cumplimiento de las leyes divinas.

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6) En largo período de la ocultación, ante la imposibilidad de acceder al infalible, es necesario elegir a las personas más cercanas al Infalible, en el campo del conocimiento y de la acción como representante y sucesor de acuerdo con la sabiduría divina.
7) Los sabios justos y piadosos son los más adecuados y más cercanos al Infalible.

Conclusión:

El liderazgo de los sabios que posean todas las condiciones en la época de la ocultación se corresponde con la sabiduría divina. Cuando nos referimos a la sabiduría divina, nos referimos a la necesidad de alcanzar los objetivos divinos del mejor modo posible. Si para el sistema de los asuntos religiosos y mundanales de la gente, o para poner en práctica la religión y las leyes divinas existiesen múltiples caminos (como el que el Infalible elija al líder sabio, o la elección del líder sabio por parte de la gente o la elección de un creyente justo y trabajador de parte de la gente con la supervisión de los sabios), la sabiduría divina implicaría que fuera elegido el camino más seguro y más efectivo. Sin dudas, la conjunción de las cualidades de designación e infalibilidad, en la guía de los profetas y los Imames, se debe al rol esencial que desempeñan estas dos cualidades en la consecución de los objetivos divinos para que se cumplan las leyes divinas entre la gente y de esa manera la gente alcance
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la verdadera felicidad en ambos mundos. Frente a otras dos alternativas como la de suponer el caso de que Dios no designase a los infalibles y depositase en los hombres la elección de estos infalibles, o bien, que a pesar de la existencia de los infalibles, los hombres pudiesen elegir a otro líder que no sea infalible que actúe bajo la supervisión de un profeta infalible o un Imam infalible, valdría preguntarse, ¿acaso, esta vía sería la más apta para garantizar los objetivos divinos para la felicidad de los seres humanos? Las cualidades de la designación de los líderes de parte de Dios y la infalibilidad de éstos, es una evidencia de la importancia en la garantía con respecto al cumplimiento de los objetivos divinos. Dios los eligió porque son superiores a otras vías o métodos. La razón también acepta que se elijan los caminos más seguros y efectivos para guiar a la gente adecuadamente.

Con respecto a la guía o gobierno de los sabios debido a que la condición de infalibilidad no es posible, la condición de justicia (que sí supone errores y pecados menores pero no reiterativos por parte del guía, ya no una infalibilidad), por parte del sabio, es un reemplazo necesario alternativo. Dicho de otro modo, la infalibilidad es una condición primaria y voluntaria de Dios, la condición de justo, en cambio, es una condición alternativa obligada. En la época de la ocultación, entonces, la condición de la infalibilidad desaparece necesariamente, pero la segunda condición que tiene que ver con la designación de parte de Dios queda en pie. La razón aprueba que la organización de las leyes y el establecimiento del líder o gobernante corresponda a quien le pertenece por Esencia el gobierno legal. Otro punto importante es que debe existir una correspondencia entre la representación del sabio con respecto al líder Infalible en la conducción política.

Mediante pruebas racionales pueden establecerse algunos principios:

A.-La necesidad de un gobierno islámico.

B.-La guía o gobierno de un profeta, un Imam y un sabio que reúna todas las condiciones. C.-La designación del liderazgo de parte de Dios.

D.-La igualdad de los alcances y amplitud del gobierno del representante (el sabio que posee todas las condiciones) con su representado (el profeta y el imam), salvo en algunos casos exceptuados.

El segundo de los argumentos racionales posee dos introducciones o premisas
A.-Cada sociedad para organizar sus asuntos requiere de un gobierno y un gobernante. B.-El gobernante debe conocer los beneficios y lo conveniente para la sociedad y actuar
para garantizarlos.

C.-La persona infalible en razón de lo elevado de su cualidad y capacidad en materia de conocimiento, piedad, pericia, poder, posee una perfecta capacidad para velar por el cumplimiento de los intereses y conveniencias de la sociedad.

D.-En la época de la ocultación como no se pueden garantizar los intereses de la sociedad en el nivel más alto deseado, de debe intentar alcanzar el nivel más cercano posible a dicho ideal.

E.-La mayor cercanía al Imam infalible se da en los siguientes puntos: el conocimiento del Islam (la sabiduría con respecto al Islam), las aptitudes morales (la piedad y la justicia), y la capacidad en materia de conducción política y social (una suficiencia en esta materia), que solo es posible para el sabio (muytahid o quien es independiente en materia de conocimiento de las ciencias islámicas, su jurisprudencia y el enfoque correcto islámico sobre los diversos asuntos).

Es racional que se elija al más apto y más correcto poseedor de estas cualidades. Ya que el ideal de perfección en el período de ocultamiento no está al alcance por razones diversas, debido al principio que sostiene que quien no lo pueda todo (lo ideal o perfecto) que no lo abandone todo (o que trate de acercarse lo más posible al ideal), por lo tanto, la vía necesaria alternativa es la de la persona más apta para el liderazgo que reúna todas las condiciones.

Esta prueba racional, demuestra la necesidad del gobierno del sabio, pero no muestra la designación de su gobierno por parte de Dios, porque es posible que sea el pueblo quien elija a este líder más sabio. Este punto requiere de otro argumento.

Masyid At-Tauhid para Centro de Cultura Islámica, Comunidad Musulmana Imamita de Chile www.islamchile.com

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