El primer gran viajero andalusí fue Abu Hamid al Garnatí (1080-1169), autor de la rihla llamada Tuhfat al-ahbab ua mujbat al-aÿab (“El Regalo de los corazones y elección de maravillas”), quien visitó el norte de Africa, Siria, Irak, Persia, Jorasán, Transoxiana y centro y sur de Rusia, Hungría y pereciendo en el transcurso de uno de sus viajes, en Damasco. Véase Blanche Trapier: Les Voyageurs Arabes au Moyen Age, Gallimard, París, 1937; César Dubler: Abu Hamid el Granadino y su relación de viaje por tierras eurasiáticas, Edit. Maestre, Madrid, 1953; Dale F. Eickelman y James Piscatori:Muslim Travellers. Pilgrimage, Migration and the Religious Imagination, Routledge, Londres, 1990; Abu Hamid al-Garnati:Tuhfat al-Albab (El Regalo de los espíritus), AECI, Madrid, 1990; Abu Hamid al-Garnati: Al-Mu’rib ‘an ba’d aya’ib al-Magrib (Elogio de algunas maravillas del Magreb), AECI, Madrid, 1991.
Ibn Yaqub
Ibrahim Ibn Yaqub al-Israilí al-Turtushí, fue un comerciante judío andalusí, nacido en Tortosa (Cataluña), que viajó durante la primera mitad del siglo X por Francia, Holanda, el norte de Alemania, Bohemia, Polonia y el norte de Italia. Sus magníficos y sagaces comentarios de ciudades y regiones europeas que visitó, y de otras que logró precisar en su itinerario de viaje, como las Islas Británicas, Utrecht, Burdeos, Schleswig y Maguncia, entre 934 y 935, sirvieron como valiosas referencias incluso a geógrafos musulmanes muy posteriores, como el afamado enciclopedista iraní Zakariya Ibn Muhammad al- Qazviní (1203-1283).
Al referirse a los francos, Ibn Yaqub, como buen andalusí, se horroriza de su falta de higiene: «No encontraréis a nadie más sucio e inmundo que ellos. Son gente pérfida y traicionera. No se bañan más que una o dos veces por año, y en agua fría, y jamás lavan sus ropas hasta que éstas se caen a pedazos… Pregunté a uno de ellos la razón de por qué se afeitan la barba, y me contestó: “El pelo es una superfluidad. Si nos lo quitamos de nuestras partes íntimas, por que lo dejaríamos permanecer en nuestras caras”» (cfr. André Miquel: L’Europe occidentale dans la relation arabe de Ibrahim b. Yaqub, Annales ESC, París, 1966, pág. 1053). Véase también Tadeus Kowalski: Relatio Ibrahim Ibn Jakub de itinere slavico, en Monumenta Poloniae Historica 1, Cracovia, 1946, E. Ashtor; The Jews of Moslem Spain, Filadelfia, 1973, vol. 1, págs. 344-49.
Los Almagrurinos
Los adelantos en la ciencia náutica desarrollados en el seno del Islam permitieron que ocho hermanos de una familia musulmana de Lisboa, en al- Ándalus (hoy Portugal), llamados al-Mugarribún, latinizados como «los Almagrurinos», zarparan hacia el «Mar de las Tinieblas» (Bahr al-Dulumat) en el año 1013 -379 años antes de Colón-, hacia esa inmensidad también llamada en árabe al-Bahr al-Zafit «Mar de pez negra», al-Bahr al-Ajdar «Mar Verde», al- Bahr al-Garbí “Mar Occidental”, o al-Bahr al-Mudlim al-Muhît «Mar Tenebroso Circundante o Envolvente», al que los griegos denominaran con el adjetivo Atlantikós, que recoge en una ocasión al-Idrisí (ver aparte), al citar a Aristóteles y Arquímedes.
Tras más de dos meses de navegación llegaron a la isla de los «hombres rojos». Este hecho tan poco conocido en Occidente fue divulgado por el escritor español Vicente Blasco Ibañez (1867-1928) en su obra En busca del Gran Khan y hace pensar si los hermanos Almagrurinos habrían llegado a tocar en alguna isla oriental de América (cfr. Ibrahim H: Hallar, Descubrimiento de América por los árabes, Buenos Aires, 1959).
Desde el siglo VIII al XI, los musulmanes fueron los únicos dueños del Mar Mediterráneo y en el Océano Indico ejercieron una efectiva talasocracia hasta principios del siglo XVI. Del árabe provienen los nombres marinos, como almirante, aduana, tarifa, fragata, amarra, zozobrar, falúa, calafate, azimut, rambla, chalupa, canal, etc., términos que luego se integraron definitivamente a los idiomas europeos. Por ejemplo, las palabras arsenal, atarazana y dársena provienen del nombre árabe dar al-sinaa, «casa de fabricación».
Ibn Ÿubair
Abu al-Husain Muhammad Ibn Ahmad Ibn Ÿubair al-Kinaní al-Andalusí al- Balansí (“el Valenciano”), nació en Valencia en 1145 y murió durante su tercera travesía, en Alejandría, Egipto, en 1217. Su famosa Rihla se refiere a su primer viaje, el que realizó entre el 15 de febrero de 1183 y el 25 de abril de 1185, cruzando el Mediterráneo y visitando Egipto, La Meca, Siria, Irak, Palestina, Cerdeña, Sicilia y Creta. La Rihla de Ibn Ÿubair, uno de los textos narrativos más fiables y documentados de fines del siglo XII (ver Ibn Ÿubayr: A través del Oriente. El siglo XII ante los ojos, traducción y notas de Felipe Maíllo Salgado, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1988), es una de las fuentes más importantes con que cuenta el historiador para saber como se encontraba el Mundo Islámico, la Sicilia normanda y la navegación en el Mediterráneo en el siglo XII.