Lo que dijimos acerca de las cualidades del Imam demuestra la sucesión de los Imames con respecto al noble profeta del Islam en todas sus funciones, incluyendo al liderazgo político y la conducción social.
El liderazgo político es una de las funciones del profeta bajo el marco de la referencia religiosa, junto a la infalibilidad y el elevado rango espiritual. Frente a esta concepción se alza la postura sunnita que con respecto al califato o gobierno islámico, cree que con la muerte del profeta Muhammad (La bendición y la paz de Dios sean con él y con su Purificada Descendencia), se cerró la puerta de la enseñanza de la revelación y su explicación (de parte de un representante de la divinidad), y por ese motivo no aceptaron al Imamato como una continuidad de la profecía. Por ello, los sunnitas creen que el califato es un mero gobierno político (de los asuntos relativos a la vida mundana y material de la comunidad o si se quiere, espiritual, pero a la medida de hombres que ya no guardaban relación especial con la divinidad). Lo que en esta visión se desatiende es la necesidad de los seres humanos de una guía divina, de un líder espiritual y ético, de un intérprete y modelo que encarne a la voluntad de Dios y que sea capaz de unir y guiar a los hombres a la verdad, a la justicia, a la armonía, a la paz, a la defensa contra la opresión y en resumen, a una vida feliz en este mundo y en el otro, tanto en forma individual como social.
Hoy en día la visión política más corriente en el mundo, sostiene que el gobierno tiene como función específica proveer del orden material de la sociedad, garantizando su vida confortable, equitativa (aunque sea como teoría), proveyendo de las necesidades elementales y naturales de la sociedad. Los asuntos espirituales están al margen y son un ingrediente más, ni siquiera el más importante. De ello se encargan las iglesias, no el Estado o el gobierno. Dios, en esta concepción Dios no es Absoluto ni Todopoderoso (por más que se lo diga en forma teórica), sino que a Él le concierne un coto muy limitado del espacio público. En lo demás no tiene injerencia. No importa que haya ordenado los cielos y la tierra, nos haya creado y nos sustente, y mantenga la existencia, no. En todo caso, gracias, pero ahora y acá gobernamos nosotros, los seres humanos modernizados y punto, no se discute. Así de impresionante.
De más está decir que en el monoteísmo islámico no se piensa así, no se puede pensar así, tampoco en el sistema profético en general (islámico también en un sentido amplio). Un guía de los seres humanos no puede cercenar a la realidad y pretender desconocer a Dios. Gobernar sobre el cuerpo y sus necesidades, pan, salud y trabajo como las grandes metas y descuidar al espíritu, a los fines últimos, a la adoración y obediencia a Dios, la sabiduría, la verdadera justicia, la realización plena del hombre, la verdadera sensibilidad por los pobres y los que más sufren, el cuidado de la naturaleza, el equilibrio en el consumo.
Dirán que en el Cristianismo es así, lo temporal y lo espiritual se dividen, dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, y que en todo caso cuando más tuvieron poder a lo largo de la historia cometieron muchos abusos como las Cruzadas, la inquisición contra los científicos y contra los otros, el colonialismo, la esclavitud brutal o las alianzas con emperadores y monarcas absolutistas desde Constantino a la revolución francesa e incluso después hasta hoy. Nosotros decimos que el Cristianismo no se reduce a eso y que además eso es absolutamente condenable, hasta el Papa pidió perdón hace pocos años.
La visión del hombre, del gobernante, del guía, del mundo, de la vida después de la muerte, de la responsabilidad humana ante los demás, pero también ante Dios en un Juicio Final inexorable, la visión de la sociedad, en el Islam es integral, multidimensional. La visión que se desprende necesariamente de un monoteísmo bien entendido, donde todo está unido y en armonía.
En el shiismo, el Imamato es el sostén del orden político, social, religioso. El orden político es a su vez una parte de las funciones físicas y metafísicas de los Imames en su rol en el cosmos físico y metafísico. Para el mártir Mutahari, el Imam trasciende el concepto de califa o el de gobernante entre los sunnitas. Dice: “el Imam es el guía social, el referente religioso (en el sentido amplio de la palabra que posee en el contexto islámico. Un conocedor de la religión y sus fuentes, el Sagrado Corán y la tradición profética, de parte de Dios cuya ciencia esté garantizada por Dios), mucho más elevado que un muytahid, un sabio jurista capaz de deducir las leyes islámicas de las fuentes mediante su intelecto”.