La expansión de las conquistas islámicas en la 2ª y 3ª década de la Hégira, la tendencia en aumento de la gente hacia el Islam y el amor indescriptible que sentían por su Libro Sagrado, el Corán, llevó a aquéllos que sabían leer y escribir, a escribir el Corán de acuerdo a sus posibilidades, transcribiéndolo de los Mus·haf famosos o existentes en cada región. A pesar de que la gente de ciudades como Kûfah, Damasco y Basora, seguían los Mus·haf de ‘Abd-ul·lah ibn Mas‘ûd, Ubai ibn Ka‘b y Abû Mûsâ Al-Ash‘arî, respectivamente, en esas mismas ciudades también, con el paso del tiempo y la necesidad de memorizar y leer del Corán, se transcribieron muchos Mus·haf.
Además, la letra y escritura se encontraba en sus primeros períodos y era muy primaria y deficiente, de forma que leer el Corán desde el Mus·haf sin valerse de la memoria era imposible, puesto que las letras estaban desprovistas de todo tipo de puntos, I‘râb (uso de las desinencias y declinaciones gramaticales) y cualquier otra marca indicativa. Teniendo en cuenta todo esto, es natural que a pesar de que lo que se había hecho en la época de Abû Bakr, lo cual se considera como un gran paso que se dio en el camino del resguardo y protección del Corán, no se pudiera evitar el surgimiento de diferencias entre los musulmanes en lo relacionado a la lectura del mismo, y a medida que pasaba el tiempo y se alejaban de la época de la revelación, las diferencias se incrementaban también.
En las fuentes históricas se registraron varios casos de diferencias acaecidas entre los musulmanes en la lectura del Corán, y se dijo que estas disparidades ocasionaron que algunos se ocuparan en pensar cómo resolver el problema. Bujârî en su “Sahîh” transmitió una narración de Anas ibn Mâlik que atrajo la atención de los expertos en la historia del Corán, quienes se basaron en ella:
Anas dijo: “Hudhaifah[1], quien participó en la guerra de Armenia y Azerbaiján junto al ejército de Siria y de Irak, en el calor de la batalla observó las disparidades que existían entre el ejército del Islam en lo referente a la lectura del Corán, por lo que se horrorizó sobremanera. Cuando regresó ante ‘Uzmân, le dijo: “¡Oh Amîr-ul Mu’minîn! Salva a la comunidad islámica antes de que, al igual que los judíos y cristianos, discrepen en relación a su Libro divino…”[2].
Según otra transmisión, Hudhaifah al regreso de la guerra vio a Sa‘îd ibn ‘Âs en Azerbaiján y le dijo: “En esta guerra observé algo en la gente, que, si se los deja tal como están, terminarán introduciendo discrepancias en el Corán y en consecuencia no actuarán jamás de acuerdo al mismo”. Sa‘îd preguntó: “¿Por qué?”. Él respondió: “Vi a la gente de Hums que alegaba que, debido a que ellos obtuvieron la lectura (del Corán) de Miqdâd, entonces su lectura era mejor que las demás. La gente de Damasco también consideraba mejor su lectura que la del resto. Y los kufíes también pretendían lo mismo y decían: “Nosotros aprendimos el Corán de Ibn Mas‘ûd”. Los de Basora decían: “Nosotros lo aprendimos de Abû Mûsâ”. Cuando Hudhaifah y Sa‘îd ibn ‘Âs llegaron a Kûfah, Hudhaifah alertó a la gente. Los Compañeros del Profeta (BP) y muchos de los Tabi‘în en Kûfah coincidieron con él, pero los seguidores de Ibn Mas‘ûd que en Kûfah leían el Corán según su lectura, se opusieron. Hudhaifah, irritado, se dirigió a Medina y se presentó ante ‘Uzmân y le narró lo que había visto, y con palabras impetuosas y enérgicas le dijo: “¡Rescata a la comunidad islámica!”[3].