El Mensajero de Dios (s.a.w.) junto a sus Compañeros salieron a nuestro encuentro y nos consagramos peregrinos vistiendo el ihrâm, y cuando llegamos a La Meca dijo: “Convertid vuestro Haÿÿ en ‘Umrah”, y la gente dijo: “¡Oh Mensajero de Dios! ¿Cómo lo convertiremos en ‘Umrah siendo que nos consagramos en peregrinos (vistiendo el ihrâm) con intención de realizar el Haÿÿ?”. Dijo: “Observad lo que os ordené y hacedlo”. Pero vacilaron de lo que dijo y se enojó… Así, se fue y luego se dirigió donde se encontraba ‘Aishah enojado, y ella vio el enojo en su rostro y le dijo: “¿Quién te hizo enojar? ¡Que Dios le haga enojar a él!”. Dijo: “¡Y cómo no habría de enojarme siendo que yo doy una orden y no soy seguido…!”.
Dijo Adh-Dhahabî: “Éste es un hadîz sahîh (correcto) de entre los ‘awâlî (de gran número de narradores en cada etapa de la cadena de transmisión), y fue citado por Ibn Mâÿah” (Siar A‘lâm an-Nubalâ’, t. 8, p. 498).
[17] Sahîh Al-Bujârî, t. 8, p. 145, libro: “El hecho de aferrarse al Libro y a la Tradición”, h. 6757. [18] Al-Musannaf, de Ibn Abî Shaîbah, t. 7, p. 727; Musnad Al-Humairî, t. 2, p. 543; Musnad Ahmad, t. 3, p. 308, Bâqî Musnad al-Mukzirîn, h. 13784; Musnad Abî Ia‘lâ, t. 3, p. 373.
[19] At-Tabaqât al-Kubrâ, de Ibn Sa‘d, t. 2, p. 19; Ta‘rîj Al-Ia‘qûbî, t. 2, p. 74, impresión de Beirut; Al-Kâmil, de Ibn Al-Azîr, t. 2, p. 317; Sharh Nahÿ al-Balâgah, de Ibn Abî Al-Hadîd Al- Mu‘tazilî, t. 1, p. 53; As-Sîrah al-Halabîiah, t. 3, p. 207; As-Sîrah an-Nabawîiah, de Dahlân, impreso en los márgenes de As-Sîrah al-Halabîiah, t. 2, p. 339; Kanz al-‘Ummâl, t. 5, p. 312;Ansâb al-Ashrâf, t. 1, p. 474; Tarÿamah Usâmah min Tahdhîb Ta’rîj Dimashq.
[20] At-Tabaqât al-Kubrâ, de Ibn Sa‘d, t. 2, p. 19; Ta‘rîj Al-Ia‘qûbî, t. 2, p. 74, impresión de Beirut; Al-Kâmil, de Ibn Al-Azîr, t. 2, p. 317; Sharh Nahÿ al-Balâgah, de Ibn Abî Al-Hadîd Al- Mu‘tazilî, t. 1, p. 53; As-Sîrah al-Halabîiah, t. 3, p. 207; As-Sîrah an-Nabawîiah, de Dahlân, publicado en los márgenes de As-Sîrah al-Halabîiah, t. 2, p. 339; Kanz al-‘Ummâl, t. 5, p. 312; Ansâb al-Ashrâf, t. 1, p. 474; Tarÿamah Usâmah min Tahdhîb Ta’rîj Dimashq. Ver también: Al-Magâzî, de Al-Wâqidî, t. 3, p. 1119.
[21] Ta’rîj At-Tabarî, t. 3, p. 226; Al-Kâmil, t. 2, p. 335; As-Sîrah al-Halabîiah, t. 3, p. 209.
[22] Sahîh Al-Bujârî, t. 1, p. 22, h. 5237, capítulo: “El conocimiento”.
[23] Sahîh Al-Bujârî, t. 5, p. 137, capítulo: “La enfermedad y muerte del Profeta (s.a.w.)”, h. 4078; y fue transmitido con una expresión similar en el tomo 4, pág. 65 de Sahîh Al-Bujârî, libro: “La Ÿizîah”, capítulo: “La expulsión de los judíos de la península arábiga”, h. 2932, y el hecho de que Ibn ‘Abbâs haya hecho silencio respecto al tercer encargo, o el alegato de Sa‘îd sobre que la olvidó, nos hace inferir la importancia del asunto al que se refería y es lo que será explicado en los temas siguientes. Ver también: Sahîh Al-Bujârî, t. 8, p. 61, libro: “El hecho de aferrarse al Libro y a la Tradición”, capítulo: “Lo aborrecible de la discrepancia”, h.
6818; Sahîh Muslim, t. 5, p. 75, libro: “El testamento”, h. 3091; Musnad Ahmad, t. 4, p. 356, h. 2992 (1834 de la ordenación al-‘alâmîiah), con una cadena de transmisión sahîh(correcta); y otras fuentes.