El más destacado historiador de nuestro tiempo, el británico Arnold Joseph Toynbee (1889-1975), estima que Al-Muqaddimah (Introducción a la historia universal, Fondo de Cultura Económica, México, 1977) de Ibn Jaldún es «sin duda la obra más grande de su clase que haya sido creada por una mente humana en cualquier tiempo o lugar» (A.J. Toynbee: A Study of History, 10 vols., Londres, 1935-1954, III, pág. 125). Igualmente, el distinguido historiador de la ciencia, el belga naturalizado estadounidense George Sarton (1884-1956) opina que «la más importante obra histórica medieval» fue la Muqaddimah del historiador musulmán tunecino Ibn Jaldún (1332-1406).
Precisamente, Ibn Jaldún fue el precursor de los estudios sociológicos de la historia. «El verdadero objeto de la historia es la civilización: cómo surge, cómo se mantiene, cómo desarrolla las letras, ciencias y artes y por qué entra en la decadencia. Los imperios, como los individuos, tienen una vida y una trayectoria propias. Crecen, maduran, declinan».
Todo imperio pasa por fases sucesivas. Según Ibn Jaldún, la última fase es: «El ataque exterior, la intriga interna o las dos cosas juntas derriban al Estado. Tal fue el ciclo de Roma, de los almorávides
y almohades en España, del Islam en Egipto, Siria, Irak y Persia… Y siempre es así».
Estas primeras citas son orientadoras para comprender, en parte, el fenómeno que representó el imperio safávida, su naturaleza e idiosincracia, y el papel que representó en la conformación de la sociedad iraní moderna.
La Safaiyya y el movimiento qizilbash
La cofradía mística (taríqa) fundada por el Sheij Safiuddín (1253-1334) en Ardabil, en el actual Azerbaÿán iraní, la Safaiyya, de la que tomaría el nombre la dinastía de los safavíes, fue en sus comienzos un sufismo moderado que respetaba la Sharía’a dentro del marco de la escuela Sunna de pensamiento islámico. A mediados del siglo XV, un descendiente del fundador, el Sheij Ÿunaid, desterrado de Ardabil (1448) por orden del soberano timúrida Qaraqoyunlu, se puso al frente de la cofradía y empezó a preconizar una doctrina heterodoxa basada en ciertos principios shiíes pero con un fuerte contenido ajeno al Islam, extraído de tradiciones hindúes y cristianas orientales. Luego de atacar infructuosamente Trebisonda (1456), en el mar Negro, y ser impedido de volver a Ardabil (1459) por Ÿahan Shah, fue muerto al atacar a los circasianos (cherkeses) de Yaqub de las Ovejas Blancas hacia 1460.
Sin embargo, su hijo Haidar logró continuar al frente de la cofradía (1460-1490) y la colocó al servicio de las ambiciones políticas de la región, especialmente al militarizar y fanatizar a sectores turcomanos y lanzarlos al asesinato en masa de cristianos (griegos y armenios) en la Anatolia oriental.
Los partidarios de Haidar comenzaron a ser llamadosqizilbash(en azerí, “cabeza roja”), porque llevaban un gorro rojo con doce picos (símbolo de los doce Imames de los shiíes dudecimanos). La doctrina qizilbash era una desviación del Shiísmo que incluía la creencia asociadora e idólatra (en árabe,Shirk) de la manifestación de Dios en forma humana y en la metempsicosis, y se caracterizará por una hiperdevoción por el soberano safaví, considerado como la reencarnación de Alí Ibn Abi Talib (la paz sea con él), a su vez manifestación de Dios en forma humana ASTAGFIRUL—LAH RABBI UA ATUBU ILAIHI (“Ruego el perdón de ALLAH, mi Señor y a El me arrepiento). Más adelante el término qizilbash fue empleado por los otomanos de forma peyorativa para designar a todos los sectarios rebeldes, tachados de herejes (actualmente en Bulgaria se sigue llamando qizilbash a los alauíes que viven en la región de Deli Orman).
Esta mezcolanza politeísta de los qizilbash que combinaba además ciertos parámetros sufíes y shiíes (ghuluww) será declarada doctrina oficial del estado safaví a partir de Ismail I y presentada como «shiísmo duodecimano». En realidad esta grave desviación no tenía nada que ver ni con el Shiísmo ni con el Islam, y eso se tradujo en la práctica, donde sufrieron persecución y matanzas tanto los verdaderos shiíes duodecimanos, como los sunníes y el resto de las cofradías (turuq) sufíes.
Los primeros safavíes
El Irán a fines del siglo XV era un caos de reinos de Taifas (en árabe taif, pl.tawa’if, partidos, banderías). Irak, Yazd, Semnán, Firuzkuh, Diarbakir, Kashán, Jorasán, Kandahar, Balj, Kermán y Azerbaÿán eran estados independientes y rivales entre sí. En una serie de campañas implacables, Ismail Ibn Haidar (1487-1524), se apoderó de la mayor parte de estos principados, entró en Herat y Bagdad e hizo de Tabriz la capital de su nuevo imperio (1502). La dinastía safaví había nacido.
La ascensión de Ismail I al poder es una historia sin precedentes. Tenía tres años de edad cuando murió su padre Haidar (1490) y trece cuando se lanzó a la conquista del trono. Seguía teniendo trece cuando se coronó shah (en persa “rey”) de Persia. Según sus contemporáneos, se nos dice que era «dulce como una jovencita», pero mató a su madrastra, ordenó la ejecución de 300 funcionarios en Tabriz y pasó a cuchillo a miles de sus adversarios políticos (E.G. Browne: A literary history of Persia, 4 vols., Cambridge, 1951-1953, IV,pág. 62). Gozaba de tal popularidad que «el nombre de Dios ha sido olvidado en Persia y sólo se recuerda el de Ismail» (E.G. Browne: O.cit., IV, pág. 51).