Al-Maarrí
Abu ‘Ala Ahmad Ibn Abdallah al-Maarrí (979-1058), nació en Maarrat an-Numán, a mitad de camino entre Alepo y Hama. La viruela lo dejó ciego a los cuatro años; sin embargo, emprendió la carrera de estudiante, se aprendió de memoria, en las bibliotecas, los manuscritos que le gustaban, hizo largos viajes para oír a famosos maestros y regresó a su aldea. En 1008 visitó Bagdad, fue honrado por poetas y eruditos y quizás adquirió entre los librepensadores de la capital algo del escepticismo que sazona sus versos. En 1010 regresó a Maarrat, se hizo rico con sus poesías, pero vivió hasta el fin con la simplicidad del sabio. Era vegetariano acérrimo y muy ascético. Murió a los ochenta y cuatro años; y un piadoso discípulo relata que 180 poetas lo siguieron en su entierro y 84 sabios recitaron elogios ante su tumba.
Lo conocemos ahora principalmente por sus 1592 poemas breves llamadosLuzumiyyat(“Imperativos”),Saqt az-Zand(“La chispa del pedernal”),Du as-saqt (“Comentarios al precedente”, al-Fusul al-gaiat (“Partes y fines”), y también por suRisalat al-gufrán(“Epístola del perdón”), traducida por Vincent Monteil (L’Epître du pardon, Gallimard, París, 1984). En 1944 se celebró su milenario lunar y se renovó su tumba. He aquí una de sus composiciones:
«Temed a Dios, únicamente y por él soporta las penas y haz el bien,
pues la abstinencia y la pureza de corazón son los únicos medios para salvarse».
Cuarenta años después, el 11 de diciembre de 1097, un contingente de cruzados francos liderados porRaimundo de Saint-Gilles(1042-1105), conde de Tolosa, luego de quince días de sitio, penetró en Maarrat an-Numán pasando a cuchillo a todos sus habitantes, saqueando e incendiando todo a su paso. Y lo más revelador: los francos demostraron ser expertos caníbales, ya que la antropofagia era una práctica común en la Europa cristiana del siglo XI, asolada por el hambre y la falta de alimentos, como lo certifica el cronista borgonónRadulfus Glaber «El Calvo» (985- 1050) en su Historiarum Sui Temporis (escrita en 1030-1035). Veamos los siguientes testimonios del historiador Radulfus de Caen (1080-1120):«Durante tres días pasaron a la gente a cuchillo, matando a más de diez mil personas y tomando muchos prisioneros» (Ibn al-Atir: Al-Kamil fil Tarij). «En Maarrat, los nuestros cocían a paganos adultos en las cazuelas, ensartaban a los niños en espetones y se los comían asados» (Radulfus de Caen: Gesta Tancredi Siciliae Regis in Expeditione Hierosolymitana). Véase Amín Maalouf:Las cruzadas vistas por los árabes, Alianza, Madrid, 1997, Cap.III: Los caníbales de Maarrat, págs. 57-60); Mijail Zaborov: Las cruzadas, Akal, Madrid, 1988, págs 15-16.
Al-Maarrí señala el cenit de la poesía islámica en árabe y el comienzo del liderazgo poético persa que se extenderá hasta mediados del siglo XIX a través de la India musulmana.