La evocación del Ashura no es una práctica exclusivamente shií, como generalmente se piensa. Todas las escuelas de pensamiento del Islam tienen como suya esta tradición. En al-Andalus, de mayoría maliki, era una de las conmemoraciones más importantes. «Además de estas dos fiestas canónicas (la de la Ruptura del Ayuno en el fin del Ramadán —Id al-Fitr al-Mubarak—, el 1 de Shauual, y la del Sacrificio — Id al-Adha al-Mubarak—el 10 de Dhul-Hiÿÿah), en España se celebraba una tercera fiesta religiosa, la de Ashura, que caía el 10 de Muharram, y venía marcada por un ayuno ritual» (Rachel Arié: El Reino Nasrí de Granada 1232-1492. O. cit., pág. 253).
El orientalista y grabador inglés Edward William Lane (1801-1876), que residió varias veces en Egipto entre 1830 y 1849 (y donde las escuelas hanbali y shafi’i son predominantes), narra al respecto lo siguiente: «El décimo día de Moharram es denominado Yom ‘Ashura. Es considerado sagrado por varias razones… Pero lo que, en la opinión de los musulmanes más modernos, y en especial los persas, confiere la mayor santidad al día de la ‘ashura, es el hecho de que era el día en el que El Hoseyn, el nieto del Profeta, fue asesinado, y se convirtió en mártir, en la batalla de Kerbalah. Muchos musulamnes ayunan en tal día, y algunos también durante el día anterior… Después de la llamada de la oración del mediodía, fui a la mezquita de El Hoseyn, que, siendo el lugar en que se cree que reposa la cabeza del mártir El Hoseyn, es escenario de las celebraciones más notables que en El Cairo se dan con motivo del día de la ‘Ashura (la cabeza de Husain Ibn Alí, la Paz sea con él, fue enviada primeramente a Kufa desde Karbalá, después llegó a Damasco y, finalmente, llegaría por Ascalón a El Cairo en el año 547/1153)… Deseaba visitar la capilla de El Huseyn en el aniversario de su muerte… Al entrar, uno de los criados de la mezquita me llevó hasta una esquina libre de la pantalla de bronce que rodea el monumento, levantado en el lugar en que se dice está enterrada la cabeza del mártir, a fin de que pudiese recitar la Fatihah (primer capítulo coránico)» (Edward William Lane:Maneras y costumbres de los modernos egipcios, Libertarias, Madrid, 1993, págs. 414-420).
Un tipo de música ceremonial diferente es el acompañamiento de ejercicios gimnásticos tradicionales denominados zorjané (en persa “casa de fuerza”) a cargo de un conductor espiritual (murshid) que, tocando tambores y campanas, realiza invocaciones a Alí Ibn Abi Talib (P) o canta fragmentos del Shah Nameh de Firdusí, la epopeya nacional iraní. Véase Jean During: La musique iranienne. Tradition et évolution, Recherches sur les civilizations, Institut Français d’Iranologie de Tehéran (Bibliothèque Iranienne 29, Memoires 38), París, 1984; Jean During: Musique et extase. L’audition mystique dans la tradition soufie, Albin Michel, París, 1988: Jean During: Musique et mystique dans les traditions de l’Iran, Institut Français de Recherche en Iran (Bibliothèque iranienne, 36), París/Teherán, 1989.
La música andalusí y Ziriab
Fue el emir cordobés Abderrahman II (788-852) el primero en fundar un conservatorio musical en al-Andalus, siendo considerados sus músicos como rivales de los de Medina, donde se hallaban los más excelentes (la tradición islámica atribuye a Suraiÿ, médico medinense, el primer empleo de la batuta en la historia de la música, en el siglo VIII).
En 822 llega a la corte cordobesa, procedente de Bagdad, el músico y poeta persa Abu al-Hasan Ibn Ali Ibn Nafi (789-857), más conocido por el sobrenombre de Ziriab: «el pájaro negro cantor», según algunos, por asemejarse al mirlo, y según otros por el oscuro color de su tez. Sería Ziriab quien introduciría en las escuelas de música andalusíes el sistema árabe-pérsico, sistema que en la corte cordobesa era utilizado al mismo tiempo que el sistema griego y pitagórico. Ziriab había sido en la lejana Bagdad el alumno aventajado de dos importantes músicos de la corte de Harún ar- Rashid, como fueron Ibrahim Ibn Mahán de Kufa (m. 803), llamado al-Mausilí (por haber residido un tiempo en Mosul), y su hijo Ishaq. Ishaq al-Mausilí (m. 849) al ver las cualidades con las que estaba dotado Ziriab y que podían opacar las suyas, presa de los celos, le obligó a abandonar la capital abbasí.
Ziriab era un auténtico polígrafo: poeta, literato, astrónomo,geógrafo y un refinado esteta y un célebre gourmet, tanto que hay un antiguo plato cordobés de habas saladas y asadas, al que se llama «ziriabí» en honor a Ziriab, pero ante todo fue un gran músico. Se dice que se sabía de memoria las letras y melodías de diez mil canciones. Fue el fundador de una gran academia musical y dio a conocer en al-Andalus el instrumento islámico por excelencia, el ud (laúd), para el cual inventó una quinta cuerda. Según Ziriab: «Las cuatro cuerdas tradicionales encuentran su equilibrio en el universo. Ellas representan los símbolos de los cuatro elementos: el aire, la tierra, el agua y el fuego. Sin embargo, sus timbres particulares ofrecen analogías con los humores y temperamentos que no existen en la naturaleza. He coloreado las cuerdas para indicar su correspondencia con la naturaleza humana: la primera, roja, representa la sangre; la segunda, blanca, representa la flema; la tercera, amarilla, es la bilis, la cuarta negra, la atrabilis (supuesto causante de la melancolía según los antiguos). La quinta cuerda es la que ocupa el lugar principal: es la del alma…» (H.G. Farmer: History of Arabian Music, Londres, 1929, pág. 154).
Ziriab fabricó sus propios instrumentos, mejorándolos con innovaciones. La laminilla de madera que se empleaba como plectro en el laúd la sustituyó por la pluma de águila, con lo que produjo un sonido más agradable en el instrumento.
Dice Ibn Jaldún: «El conocimiento de la música legado por Ziriab como una herencia a España, transmitióse allí de generación en generación, hasta la época de los régulos de Taifas» (Al-Muqaddimah, O. cit., pág. 756).
La influencia en la música española y latinoamericana
Los diversos ritmos y melodías surgidos de la escuela andalusí forjada por Ziriab, como las zambras, pasarían a América con los moriscos y se transformarían en danzas como la zamba, el gato, el escondido, el pericón, la milonga y la chacarera en la Argentina y el Uruguay, la cueca y la tonada de Chile, las llaneras de Colombia y Venezuela, el jarabe de México o la guajira y el danzón de Cuba (cfr. Tony Evora: Orígenes de la música cubana, Alianza, Madrid, 1997, pág. 38). El mismo tango tiene origen flamenco, voz que según el eminente andalucistaBlas Infante (1885-1936) proviene del árabe fellahmenghu: «campesino errante». La mayoría de los flamencólogos, incluso un intérprete y compositor de la talla de Paco de Lucía (nacido Francisco Sánchez Gómez, en 1947, en el puerto de Algeciras), y un cantaor de los quilates de Camarón de la Isla (nacido José Monge Cruz, 1950-1992), afirman el origen andalusí-morisco de su especialidad (cfr. Félix Grande Lara: Memoria del flamenco, 2 vols., Espasa Calpe, Madrid, 1987).