Pero hay quienes dicen: todo lo mencionado es cierto, pero en relación a la sacralidad y respetabilidad de aquellos escritos que fueron preparados en presencia del Enviado de Dios (BP) y bajo su vigilancia, ¿qué debemos decir? Estos papeles y huesos son los primeros documentos del Corán, y los primeros escribas lo escucharon de boca del Profeta escribiéndolos en su presencia. Éstos contenían el texto exacto de las aleyas divinas, y para los musulmanes, hasta el fin de los tiempos, hubieran constituido la cosa más valiosa, preciosa y sagrada del mundo. Observarlos en cada lugar y época les hubiera recordado la persona del Profeta. De todos modos, se hizo lo que se hizo, considerando la conveniencia mayor de los musulmanes, y Allah es el más Sabio.
Después de la etapa de juntar todos los Coranes y quemarlos, y tras la etapa de escritura del Corán con una sola lectura, el paso siguiente fue comparar las copias recientes del Corán unas con otras, para estar seguros de la concordancia y unificación de la lectura en todas ellas. Por supuesto, es sabido que la escritura en aquellos tiempos se encontraba en sus primeras fases, y las letras que actualmente tienen puntos en ese entonces no se diferenciaban de las que no los tenían, por lo que una palabra podía ser leída de diferentes maneras. Así también, no era costumbre escribir la letra “alif” en medio de la palabra, y las palabras no tenían I‘râb (uso de las desinencias y declinaciones gramaticales), y es por ello que, a pesar de que este grupo se esforzó sobremanera en la precisión, no logró completamente su objetivo, ya que más tarde surgieron nuevamente diferencias menores en la recitación del Corán.
La etapa final consistía en enviar los Masâhif copiados a las regiones y capitales más importantes. Con el envío de estos Masâhif por parte del Califa, quien había remitido también, junto a cada uno de ellos un lector para que los leyera a la gente, de ahí en adelante los musulmanes comenzaron a leer el Corán de acuerdo al Mus·haf matriz [10] .
El numero de Masâhif de ‘Uzmân:
Existen diferencias al respecto. Abû ‘Amrû Ad-Dânî, en el libro Al-Muqni‘, dice: “La mayoría de los sabios coinciden en que ‘Uzmân escribió los Masâhif en cuatro copias, cada una de las cuales envió a una región: Kûfah, Basora y Damasco, quedándose él con una. Algunos dijeron que fueron siete las copias y que además de las ciudades mencionadas, se enviaron también a La Meca, al Yemen y a Bahrein. Pero lo más correcto es lo que mencionamos primero, y los expertos en Ciencias Coránicas están convencidos de ello” [11] .
Suiutî dice: “Lo conocido es que los Masâhif de ‘Uzmân eran cinco. Ibn Abî Dâwûd, transmitió de Abû Hâtim As-Sayistânî que escribió siete Mus·haf y los envió a La Meca, Damasco, Yemen, Bahrein, Basora y Kûfah, dejándo ‘Uzmân una copia en Medina para sí” [12] .
Ia‘qûbî, en su Ta’rîj mencionó que fueron nueve los Masâhif ‘Uzmânî, añadiendo a Egipto y a Al-Yazîrah a las regiones anteriores [13] .
El Doctor Râmiâr, en su investigación, tras transmitir diferentes versiones, llega a la conclusión que existían tres centros islámicos y militares importantes en épocas de ‘Uzmân: Damasco, Kûfah y Basora. Estas ciudades, con el agregado de las dos ciudades de La Meca y Medina, que gozaban de cierta posición especial, tenían Masâhif de ‘Uzmân, siendo estas mismas ciudades de las que surgirían posteriormente las recitaciones principales. La propagación de las diez lecturas o recitaciones en las ciudades también certifican este tema: en Medina: Nâfi‘ y Abû Ya‘far; en La Meca: Ibn Kazîr; en Basora: Abû ‘Amrû ibn ‘Alâ’ y Ia‘qûb; en Damasco: Ibn ‘Âmir; en Kûfah: ‘Âsim, Hamzah, Kisâ’i y Jalf. Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que los Masâhif enviados a los alrededores fueron cinco” [14] .