El amor de Dios por Sí Mismo

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Puesto que la razón de amar algo no es otra cosa que la ansiedad del amante por la belleza y perfección o, en forma más general, lo agradable del amado, el mayor amor posible realmente es el amor de Dios por Sí Mismo. Dios es el ser más hermoso y más perfecto y Su percepción de Sí Mismo es también la mayor percepción, así, Su amor por Sí mismo y Su gozo son los más intensos. Avicena escribió lo siguiente:

“La Existencia Necesaria (Wayib-ul wuyud) que posee la perfección, la belleza y el brillo más elevado y se percibe a Sí mismo también con una percepción completa… es en Sí mismo el amante más grande y el amado más grande y tiene el gozo más grande…”[1]

En otra parte dice:

“El Ser que posee el mayor gozo con respecto a algo es el Primero (al-Awwal) con respecto a Sí Mismo, ya que posee la mayor comprensión y la mayor perfección.”[2]

Sadr-ud Din al-Shirazi, conocido como Mulla Sadra y el fundador de la escuela de al-hikmah al-muta´aliiah, hace la misma apreciación:

“El amor es causado por lo que es recibido o será recibido de parte del amado. Cuanto más sea la bondad y más intensa la existencia, tanto más será digno de ser amado y mayor el amor por la bondad. Ahora el ser, que está libre de la potencialidad y contingencia, debido a su bondad máxima, tiene el máximo nivel de ser amado y el máximo nivel de amar. Por lo tanto, Su amor por Sí Mismo es el amor más perfecto y el más leal.”[3]

Añade también que, puesto que Dios es simple (no-compuesto) y los Atributos Divinos no son adicionales (o accidentales) a Su esencia en la existencia (idea que es muy aceptada por los filósofos musulmanes y la mayoría de los teólogos y conocida como la unidad de Su Esencia y Sus Atributos), Su amor es idéntico a Su Esencia. De esta forma, uno puede justificadamente decir que Él es amor así como Él es conocimiento y vida.

[1] Avicena, 1956, p. 369.

[2] Avicena, 1375, A.H., Vol.3, p. 359.

[3] Al-Shirazi, 1378, A.H., Vol.2, p. 274.

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